El próximo martes, 3 de diciembre, se celebra el Día Mundial de las Personas con Discapacidad.
AUTORA INVITADA: CARMEN SAAVEDRA, gestora cultural, responsable del blog Cappaces, especializado en aplicaciones para discapacitados, y madre de Antón.
Hace nueve años llegó a mi vida un ser maravilloso al que la lotería genética le puso las cosas mucho más difíciles que al resto de los niños que nacieron ese día en aquel hospital. Pero mi hijo Antón se define por muchísimas más características que las modeladas por su discapacidad.
Es tenaz y luchador, cariñoso y alegre, testarudo y cabezota. Le entusiasma la música (desde Mozart hasta Queen, pasando por Manolo Escobar), devorar gominolas, subirse al tractor del abuelo y comerse la masa cruda del bizcocho con la interesada excusa de ayudar a prepararlo. Lee cuentos de Teo y Os Bolechas, además de los clásicos de Perrault, Andersen o los Hermanos Grimm. Le encanta las cosquillas y odia cepillarse los dientes. Arrasa jugando al “ahorcado” y, si nos descuidamos, es capaz de ver de una sentada la última temporada de Peppa Pig, siete capítulos seguidos de La que se avecina o la gala completa de Tu cara me suena.
La única forma de que el resto del mundo pueda ver también más allá de sus dificultades motrices y de comunicación, es a través de la convivencia diaria, continua y normalizada. La vía para iniciar esa normalización es la inclusión escolar. En esas estamos desde que nació.