Ayuda al Estudiante

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El ecosistema educativo tiene un triángulo esencial: estudiantes, padres y profesores. Lo demás es contexto. Si este se sitúa en el centro de gravedad, algo va mal. Los análisis sobre educación tienen un peligro casi invisible: la paralización fascinada por lo mal que estamos. Descalificar sin analizar es injusto y analizar sin proponer alternativas, estéril. Así que el propósito de este blog es claro: ayudar a estudiantes, padres y profesores a encontrar alternativas de mejora.

Todos ganamos con la inclusión escolar plena

Por: | 28 de noviembre de 2013

Inclusión Escolar
El próximo martes, 3 de diciembre, se celebra el Día Mundial de las Personas con Discapacidad.

 

AUTORA INVITADA: CARMEN SAAVEDRA, gestora cultural, responsable del blog Cappaces, especializado en aplicaciones para discapacitados, y madre de Antón.

 

Hace nueve años llegó a mi vida un ser maravilloso al que la lotería genética le puso las cosas mucho más difíciles que al resto de los niños que nacieron ese día en aquel hospital. Pero mi hijo Antón se define por muchísimas más características que las modeladas por su discapacidad.

Es tenaz y luchador, cariñoso y alegre, testarudo y cabezota. Le entusiasma la música (desde Mozart hasta Queen, pasando por Manolo Escobar), devorar gominolas, subirse al tractor del abuelo y comerse la masa cruda del bizcocho con la interesada excusa de ayudar a prepararlo. Lee cuentos de Teo y Os Bolechas, además de los clásicos de Perrault, Andersen o los Hermanos Grimm. Le encanta las cosquillas y odia cepillarse los dientes. Arrasa jugando al “ahorcado” y, si nos descuidamos, es capaz de ver de una sentada la última temporada de Peppa Pig, siete capítulos seguidos de La que se avecina o la gala completa de Tu cara me suena.

La única forma de que el resto del mundo pueda ver también más allá de sus dificultades motrices y de comunicación, es a través de la convivencia diaria, continua y normalizada. La vía para iniciar esa normalización es la inclusión escolar. En esas estamos desde que nació.

Tradicionalmente y a la hora de abordar la escolarización de los niños con discapacidad en la escuela ordinaria, la atención se ha centrado casi exclusivamente sobre las ventajas que esta opción tiene para el alumnado con necesidades educativas especiales.

Sin embargo, creo firmemente que esos beneficios circulan en ambos sentidos y que los niños ordinarios (si tal grupo existe realmente como un todo homogéneo, cosa que dudo) se benefician tanto o más de esa convivencia que el alumnado con diversidad funcional. Es necesario transmitir esta idea, si queremos que la sociedad en su conjunto admita y fomente la inclusión. Dado nuestro alto grado de egoísmo, es difícil luchar por una causa si no percibimos que nos vaya a beneficiar a nosotros o a los nuestros.

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Existen multitud de estudios, libros, artículos, documentales... que nos hablan de la necesidad de escolarizar a los niños con discapacidad en escuelas ordinarias. Todas se centran en las ventajas que ello reporta a este tipo de alumnado e insisten en que es la única vía para lograr la normalización de sus vidas. Todos esos argumentos parecen incidir tan solo en el beneficio que obtendrían los niños a quienes hasta hace algunos años no se les ofrecían otras alternativas de escolarización que los centros específicos o de educación especial. Desgraciadamente, estos autores olvidan mencionar el enorme valor que esta convivencia aporta al resto de sus compañeros, a los niños que no viven las circunstancias de haber nacido con una discapacidad, y a la generalidad de la sociedad.

Beneficios para sus compañeros…

Hasta la fecha, mi hijo ha tenido la suerte de contar con docentes que han sabido transmitir en las reuniones de padres la infinidad de oportunidades que la convivencia con Antón les ha reportado a sus hijos. Esto, que parece una obviedad y que debería ocurrir por norma, no siempre es así.

A mi hija mayor (sin discapacidad) le tocó en suerte una tutora que, cada vez que nos reuníamos con ella, no hacía más que lamentarse por lo condicionada que se veía por uno de los niños de aquella clase con discapacidad, lo mucho que entorpecía su trabajo y el lastre que suponía para el resto de sus compañeros. Mi marido y yo nos mirábamos sin dar crédito, preguntándonos si aquella señora conocería las circunstancias del hermano pequeño de su alumna y cruzando los dedos para que se jubilase antes de que Antón llegara a su curso.

Repito que, por suerte, las tutoras que ha tenido hasta ahora han incidido siempre en que los beneficios no han sido solo para su compañero con discapacidad sino, también y sobre todo, para el resto de niños de la clase.

Andador
Esta convivencia ha ofrecido a esos alumnos la oportunidad de conocer y poner en práctica valores de los que muchas veces solo conocemos la teoría: la aceptación de la diversidad y la diferencia; la toma de conciencia del esfuerzo que deben hacer cada día de su vida las personas con discapacidad para alcanzar los mismos objetivos que el resto; la posibilidad de utilizar instrumentos, estrategias o caminos para llegar a esos objetivos que, muchas veces, son distintos a los que emplea la mayoría pero igual de válidos; la constatación de que ninguno de nosotros somos realmente autosuficientes y de que todos necesitamos del resto; la puesta en práctica de la solidaridad, la cooperación y la ayuda mutua.

Es en esos primeros años de vida cuando más vital e importante resulta enseñarles a aceptar la diferencia y al diferente, desde el respeto. No se trata tan solo de evitar guetos, sino también de ayudar a todos los niños a aceptar y apreciar la riqueza de la diversidad. De ahí la importancia de que esté presente y coexista en el aula. No solo en cuanto a capacidades, sino también respecto a estratos socio-culturales diversos, procedencia geográfica, creencias y religiones, etc.

Si los segregamos desde niños, ¿cómo sería posible la convivencia, la tolerancia y la aceptación mutua de los adultos del futuro?

… y beneficios para la sociedad

La integración escolar es la única vía real para alcanzar una inclusión social real de las personas con diversidad funcional. Para potenciar valores como el respeto a la diversidad, la tolerancia, la solidaridad, la aceptación de la diferencia, la convivencia entre ciudadanos con diferentes capacidades y, en definitiva, para modelar una sociedad donde la norma sea la tolerancia y el respeto.

Una inclusión real

Sin embargo, todos estos beneficios solo serán posibles cuando la inclusión escolar sea real en la práctica y no tan solo una bonita teoría, como ocurre ahora mismo. Desgraciadamente, y en la mayoría de los casos que conozco, está muy lejos de ser una realidad. Se ha reducido a la mera matriculación de ese alumno en un centro ordinario donde, simplemente, se limita a compartir un espacio físico con otros niños, pero sin formar parte activa de su mundo. Cierto que se necesita de recursos materiales, pero lo que precisamos, sobre todo y por encima de todo (y hablo desde nuestra experiencia particular), es de recursos humanos apropiados.

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Necesitamos más profesores.
Es necesario que la Administración (que nunca se ha acordado de la diversidad en sus sucesivas y nefastas reformas educativas) aporte un número suficiente de profesores que evite la masificación de las aulas y permita al tutor de la clase prestar al alumno con discapacidad la atención que necesita, dentro del entorno natural que es su aula.

Necesitamos docentes vocacionales y valientes. Profesores que tengan la aspiración de suplir la carencia de recursos materiales con ganas, vocación, entrega, sensibilidad y creatividad. Muchas veces, la falta de medios se puede suplir con estrategias y recursos nacidos de la vocación y la imaginación (y vuelvo a hablar desde nuestra propia experiencia). Necesitamos de maestros y profesores que se involucren de verdad, no solo en el avance académico sino, y sobre todo, en la inclusión social de ese alumno. Necesitamos profesores valientes que se alejen de la rigidez de los temarios y los libros de texto y adopten nuevas metodologías que permitan respetar las características únicas y especiales de cada uno de los niños de su clase. Metodologías que ayuden a todos los niños de la clase a avanzar en función de sus características, intereses y capacidades, y no al ritmo impuesto por temarios y programaciones. Necesitamos docentes que miren al alumno con discapacidad como un reto y una oportunidad, y nunca como un problema. Si el maestro está realmente convencido de ello, su actitud será ejemplar y logrará transmitir esa idea también al resto de niños y a sus padres.

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Necesitamos otras actitudes en la sociedad.
Todos necesitamos que los padres no trasladen a sus hijos la idea de que su compañero de clase es una rémora y un obstáculo para el avance de su aprendizaje. Padres que se interesen más por los enormes valores que la convivencia en la escuela aporta de verdad a sus hijos, que por sus avances estrictamente académicos y el boletín de notas. ¿Por qué y para qué esa prisa desaforada que a veces se percibe y que deja maltrecha la riqueza de los valores? Nuestros hijos tienen toda la vida para aprender. No hay absolutamente ningún estudio que demuestre que la precocidad en lecto-escritura o cálculo conduzcan al éxito académico, social o laboral y mucho menos a la felicidad personal. Permitamos que nuestros hijos se vayan formando, primero y ante todo, como personas y llenémosles después la cabeza de letras, números y datos.

Entiendo que la presión fundamental proviene de la sociedad y de la esclavitud a la que nos somete esa búsqueda constante de logros, del espejismo del éxito. Sé que docentes y padres formamos parte de esa misma sociedad, pero deberíamos ser los primeros en hacer esta reflexión y convencernos de lo importante que es llegar al destino, pero con seguridad y firmeza, sin prisas, presión o sentido de la competencia.

Y no nos olvidemos nunca de que los beneficios de la inclusión escolar del alumnado con diversidad funcional circulan en ambas direcciones. De verdad.

Como puede comprobar cualquiera que haya tenido esa experiencia, bien gestionada por profesores admirables en el colegio.

 

NOTA SOBRE LA AUTORA INVITADA

Carmen Saavedra es licenciada en Historia (Deusto) y ha sido profesional de la gestión cultural durante 15 años.

La discapacidad del protagonista de este post, su hijo Antón, la llevó a tomar una decisión: abandonar su actividad profesional y reorientar su foco de interés y estudio hacia el mundo de la diversidad, la educación y la tecnología.

Su implicación y su perseverancia educativa como madre le permitieron comprobar cómo las diferentes metodologías, estrategias e instrumentos que fue encontrando por el camino, porque los buscaba, han ayudado a Antón a alcanzar muchos objetivos que, cuando nació, los expertos aseguraron que jamás lograría.

Lleva el blog www.cappaces.com desde hace casi dos años. Nació como un espacio donde reseñar aquellas apps que a su hijo le habían sido más útiles, con la idea de ahorrar tiempo y dinero a otras familias. Con el tiempo, con ella misma dice, se le fue escapando de las manos y se ha convertido en un lugar donde compartir experiencias y reflexiones. Mi consejo es que no os lo perdáis: es buenísimo (y pasaré lista a los lectores de este blog).

Llegué a su blog casi casualmente, me gustó mucho lo que vi y le pedí que escribiera para este. Debo decir que su post me ha emocionado y entusiasmado. Las madres luchadoras y positivas son admirables. Creo que todos necesitamos aprender de ellas: y no solo de lo que dicen, sino especialmente de lo que hacen. 

Carmen acaba de retomar su actividad laboral (remunerada), reorientada ahora a descubrir la historia de su ciudad de adopción para propios y extraños: http://historiaenlacalle.com/

Pero sigue sumergiéndose en el campo de la renovación pedagógica y las posibilidades que la tecnología ofrece, además de ejercer como activista en la lucha por el cumplimiento y respeto de los derechos de las personas con diversidad funcional, con el objetivo de alcanzar su inclusión real y plena en la sociedad. Pienso que por su admirable esfuerzo merece nuestro agradecimiento.

 

 

Hay 10 Comentarios

Esto es el colmo estas familias jentuzas que nada mas que tienen hijos minusvalidos un dia el colegio otro dia la e.s.o
Valiente mierdaad yo ya que soy viejo eso esta mal porque en los instutos se esperimentan muchas cosas que los maten que han nacido asin hay nada mas que puede haber denuncias de conjeturas ya esta bien

Es un artículo muy bonito. Algún día nadie discriminará a los que son diferentes y esto tienen que ir aprendiéndolo los niños en el colegio.
https://www.problemasyecuaciones.com/

Ojalá, todo fuera tan sencillo. Todo esto sería ideal. Sin embargo, según mi experiencia, es más complicado en la práctica: estos alumnos especiales sufren, desgraciadamente, burlas o acoso por parte de sus compañeros. Y esto suele resultar traumático para dichos alumnos, pudiéndoles ocasionar problemas de autoestima.

Pienso que los colegios especializados son una buena solución: el profesorado tiene conocimientos necesarios para trabajar con ellos y ellos no se sienten tan apartados del resto de compañeros.

El gran error de base es que el modelo inclusivo se ha intentado imponer por decreto, sin que la sociedad en su conjunto ni muchos de los que lo tenían que aplicar estuvieran convencidos o preparados para hacerlo, y se ha aplicado conservando muchos de los rasgos de la escuela tradicional, entre ellos la mayoría de las prácticas que conducen inevitablemente a la selección. Desde el momento en que los alumnos se agrupan por cursos, siguiendo el criterio de tener la misma edad, y el Estado fija unos conocimientos mínimos que todos deben alcanzar en cada nivel, ya se está desvirtuando la esencia de la inclusión.
http://www.otraspoliticas.com/educacion/%C2%BFinclusion-o-seleccion

gracias a todas_os por sus comentarios, me gusta revisar los blog, tengo un hijo de años, el era un niño, dificil, y en las escuelas y colegios, solo que vieran su dignotico me daban el no tomarlo en sus colegio, era mi llanto como madre el saber, que mi hijo era visto como extraño, pero gracias a Dios, hubo un colegio que no le importo, y tomo a mi hijo, y gracias a los docentes, y sus compañeritos mi hijo cambio. el mide su control. sigue indicaciones, participa en grupo. opina mucho. trae buenas calificaciones,ya no le cuesta compartir se, que es una tarea muy fuertes para nosotras de madres, pero con la ayuda de Dios, y la nuestra se logra controlar la parte conductual del niño.
gracias toodos sus comentarios me han ayudado tambiem

hola carmen, muchisimas gracias por tu mensaje, mi hijo , tiene 10 años y desde pequeñito le llevo a la escuela regualar, apenas tiene lenguaje, pero es verdad que gracias a los profesores y sus compañeritos, an sabido entenderle le an ayudado muchisimo y y el cambio que esta dando es muy positibo, un abrazo

Fenomena!!!!!!

Cuando desde la responsabilidad social, empecemos a sentirnos todo el mundo incluidos y formando parte de la tripulación, sumando esfuerzos.
Sin exclusiones por ser diferentes o distintos.
Todo el mundo juntos.
La sociedad será más humana y más digna, será más real y estaremos todo el mundo incluidos.
Formando parte.
Colaborando por avanzar, formándonos desde la igualdad de derechos y deberes.
Sin limosnas.
Por coherencia social.
Por madurez, por ser conscientes.
Por ser adultos como personas decentes y honestas.
De verdad.
Creyendo en la palabra dada, y respetándonos.

Gracias Mari Carmen. Desde la experiencia como madre y educadora viviendo un sistema educativo altamente selectivo como es el Ingles; estoy totalmente de acuerdo con la necesidad de reconocer la 'diversidad funcional' de nuestros hijos -lenguage que expresa mejor de lo que habla Mari Carmen que la expresion 'discapacitados', si queremos cambiar nuestras costumbres, practicas y valores, empecemos por cambiar el lenguage que usamos.
Pero tengo que decir que ese es un objetivo que no se coordina bien con el lenguage de 'integracion real y plena'. El reconocimiento y el buen uso de la diversidad -como bien saben las empresas cuanta mas diversidad funcional mas ventajas y posibilidades para la creatividad y la innovacion- y el aporte de cada individuo supone, como bien dice Mari Carmen un cambio tanto cultural como organizacional del sistema educativo. Cambio cultural a nivel de cambio de valores: en ninos, padres, educadores y politica social. Cambio organizacional/structural en terminos de poner mas medios y unas estructuras tanto de recursos humanos y/o de sistema de incentivos que no penalicen ni a los ninos ni a los educadores que se 'atrevan' a ir mas alla del curriculum establecido y que respondan a las necesidades individuales de cada nino sean cuales sean sus capacidades.

En ese aspecto, el objetivo final -ideal- tendria que ser que no haga falta 'integrar' a nadie -suprimiendo su individualidad- sino que las diferencias tengan su lugar en la clase y que los profesores creativos, comprometidos y con conocimiento no sean la excepcion, ni tengan que ser valientes' ni 'heroes' sino que sean la norma y lo que cada padre tenga como expectativa.

Y una de las formas de llegar a ese objetivo es a atraves de comentarios y blogs como estos.

En ese aspecto estoy en desacuerdo con como se expresa uno de los mensages de este blog: el 'contexto' -politico, social y cultural donde se imparte la educacion a nuestro hijos- importa mucho y nosotros tenemos el derecho y la responsabilidad de mejorarlo y cambiarlo.

Efectivamente. Las palabras apropiadas para Mari Carmen sólo pueden ser de agradecimiento.
Expresa con precisión una meta social que sólo puede mejorarnos y a la que debemos atender: la integración real y plena desde la educación temprana.
Lo dicho Mari Carmen: muchas gracias.

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Sobre el autor

Carlos Arroyo

ha navegado profesionalmente entre las cuatro paredes de un aula, la redacción de EL PAÍS y la dirección del Instituto Universitario de Posgrado. Esa travesía le ha convencido de que educar bien a los hijos es saldar buena parte de la deuda con la vida. Es autor de Libro de Estilo Universitario y diversos libros de ayuda al estudiante.

Web: www.ayudaalestudiante.com
Correo: [email protected]

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