Tengo que confesarlo. He pasado un lunes muy preocupado. De verdad. Palabra de embajador del buen rollo (Francino dixit) ¿El motivo? Creía que me estaba desconectando. ¿Desconectando de qué?, os preguntaréis, pues sois gente de enorme criterio, afirmación que queda totalmente demostrada al haberos acercado a este rincón de la cibergalaxia. Pues de la gente en general. Bueno, más que de la gente en general, de los asuntos que causan interés a la gente en general. Mejor dicho, de los asuntos que se supone causan interés a tenor del espacio que ocupan en los medios de comunicación (tengo mis dudas de que siempre coincidan). Durante muchas horas he sentido que se había soltado el cable que me unía a la estación espacial de la normalidad y mi futuro no podía ser otro que vagar infinitamente por el espacio sin encontrar vínculo de unión con el resto de los mortales (bueno, al menos hasta que se me acabase el oxigeno del traje).
Pongamos dos ejemplos de este pasado fin de semana: los Oscars y el fin de semana de las estrellas de la NBA. Dos acontecimientos planetarios, llenos de figuras, pasarelas, bonitos vestidos, mates estratosféricos, cientos y cientos de periodistas... La fiesta del cine, la fiesta del baloncesto. Bien, sumemos el tiempo que he dedicado a leer, ver o escuchar cosas alrededor de estos dos megaeventos. Empecemos por el de la NBA: un resumen del partido de los novatos para ver a Ricky (dos minutos y medio), una entrevista a Marc Gasol en El País (cuatro minutos) las estadísticas del partido del domingo (minuto y medio) y seis segundos más en las noticias del Hoy por Hoy, suficientes para dar el resultado y los puntos conseguidos por Marc. Total, ocho minutos y seis segundos. Vayamos con los Oscars. ¿Cuánto se tarda en leer "The Artist gana por goleada"? Pues eso. Ah, ponle ocho segundos más examinando con terrible desgana los vestidos que llevaban Angelina, Pe y Gwyneth Paltrow. Sumemos algo por si se me ha pasado, y da la friolera de como mucho 10 minutos. ¿A que es para estar preocupado?
Podría tener excusa. Estamos hablando de un fin de semana donde a Urdangarin le han hecho el tercer, cuarto, quinto y creo que hasta sexto grado, no sé si sentado en una incómoda silla y con un foco apuntándole a la cara, pues fotos de dentro no ha habido. 23 horas de interrogatorio son muchas horas (caben hasta tres discursos de Fidel Castro), dan para muchas preguntas y por supuesto generan una cantidad ingente de información. Podría, en un alarde de responsabilidad, haberme pasado toooodo el fin de semana siguiendo en directo noticias, comentarios, elucubraciones, chivatazos desde dentro, tweets y demás, que ha habido de todo. Porque el asunto tiene su importancia. Por el hecho en sí del presunto choriceo, por la persona que supuestamente lo ha practicado, por la persona que está casada con el presunto delincuente, por la persona que es el padre de la que está casada con el presunto delincuente y que supuestamente recomendó al supuesto transgresor de la legalidad que casi mejor que se fuese a ver nevar a Washington que aguantar un chaparrón aquí. Que digo yo que espero que si alguna vez el padre de la hija del presunto chorizo se entera de que estoy cometiendo un delito, en vez de llamar a la policía, pues que me consiga un trabajo en Nueva Zelanda, que yo sí que le voy a hacer caso. Pero eso es otro tema. Decía que podría tener excusa por el seguimiento ininterrumpido del caso Urdangarin, pero no la tengo. Tres titulares en Internet, el artículo de Mabel Galaz y comprobar en la foto del sábado, antes de entrar en el juzgado, que al menos en la cara ya le han caído unos cuantos años. Espera, que podría tener otra excusa. La Liga de fútbol. Hago memoria: resúmenes del Athletic y Madrid, cinco minutos, más los 10 últimos del Atleti-Barça. Total, 15. Nada, tampoco sirve.
¿Veis como tenía motivos para mi desasosiego? Ni NBA, ni Oscars, ni Urdangarin ni fútbol. Cuatro pilares informativos del fin de semana que no me han provocado un mínimo de interés. Vosotros, que sois gente sumamente inteligente, seguro que pensáis que no hay motivos para alarmarse, que seguramente estuve pasando un fin de semana de lujo y fantasía con la mujer de mis sueños (la mía, por si lo lee) en un paraje idílico. Hubiese estado bien, pero para nada. Me fui el sábado a Bilbao a hacer una visita a mi madre, tomé unos potes por la tarde-noche, al día siguiente cogí otro avión al mediodía de vuelta a Madrid y por la tarde estuve tirado en el sofá como corresponde a un domingo por la tarde. Esto agravaba la situación, pues teniendo tiempo de sobra, ni se me ocurrió acercarme a los temas candentes.
(Como siempre que las cosas se ponen feas, apareció el Palomero optimista abriendo un diálogo interior):
-Bueno, bueno, bueno, que no cunda el pánico. Pensemos que es sólo un fin de semana.
-Ya, pero la semana pasada me pasó con los Goya.
-Hombre, algo de patriotismo de vez en cuando no viene mal.... ¿Has visto el monólogo de Santiago Segura en Youtube?
-No
-Vaya, vaya… Lo arreglamos ahora mismo
-Ya está, ya has visto lo mejor.
-¿Y lo de la NBA? Se supone que a mí me gusta el baloncesto.
-Precisamente. Por eso.
-¿Y el fútbol? Yo quería ser del Athletic.
-Jornada de transición. Poca chicha.
-Tambien me he desentendido de la renovación de Guardiola, clave para el futuro de Cataluña. Qué poco periférico, ¿no?
-Dejalo, que está cansina.
-Ni siquiera me mosqueo con Mou.
-No me extraña. Hizo un amago con algo sobre la afición, pero está más soso que otra cosa.
-¿Y lo de Urdangarin? Mira que igual está en juego el futuro de la Familia Real... Pero ni por esas.
-Lo de Urdangarin es como un culebrón de la tele. No pasa nada si te pierdes unos capítulos. En cuanto te pongas, en un pis pas estás al día.
-¿No es preocupante no haber twitteado ni facebookeado en todo el fin de semana?
-Sanísimo de vez en cuando.
-¿La prima de riesgo?
-Entre 200 y 500, como siempre. ¿De qué más te has desenganchado?
-El seguimiento del rescate a Grecia. ¿Soy un tipo insensible?
-Para nada. Grecia sigue viviendo desde hace más de un año su día más importante y crítico. No te preocupes, esta semana seguro que habrá otra jornada límite. La vives al máximo y ya está. ¿Algo más?
-Pues ahora mismo no me acuerdo.
-¿Más tranquilo?
-Pues sí, la verdad. Creía que me estaba volviendo un bicho raro, totalmente fuera de la realidad. Muchas gracias amigo.
-De nada, hombre, de nada. Aquí estamos, para lo que haga falta. Eso sí, que no se vuelva a repetir. A ver si a estas alturas te vas a poner a leer libros.
-Vale, vale, no te preocupes.
Ya veis con las tonterías que se levanta uno los lunes. ¡Desconectado yo de la realidad! A quién se le puede ocurrir esto. Pero si hasta me encanta el curling, nuestro gran deporte nacional.