En un día como hoy, había dos opciones. Una, escribir sobre el fin del mundo, y quien dice fin del mundo dice las semifinales de la Champions, y otra hacerlo sobre libros. La elección no es fácil, pues aunque apetece alejarse de la sobresaturación informativa que está provocando las dos eliminatorias hispano-germanas-futboleras, hay que reconocer que el asunto tiene su miga. Y no me refiero a la posible sed de venganza a través del deporte (nuestra mejor arma) contra el yugo económico alemán, que, aunque nos distraigamos con corruptelas, inoperancias, mentiras, reformas que no reforman, el irritante “y tú más” y otros vicios muy nuestros, es la causa directa de todas nuestras penas (corre el rumor que la letra de los papeles de Bárcenas es de Merkel). Eso lo dejo para los que gustan mezclar churras con merinas. Hablando simplemente de deporte y de futbol, hacía tiempo que no nos encontrábamos con una doble pelea tan atractiva. Pero doctores tiene la iglesia y sólo dejaré constancia de cierta cuestión que me tiene un poco perplejo. Normalmente se considera probado que los alemanes son serios, trabajadores, con humor limitado y cuyo sentido lúdico de la vida no tiene ni comparación con el nuestro, maestros en el arte de pasarlo bien. Supongo que como todos los estereotipos, habrá parte de razón y parte de tópico. Ahora bien, observando como se está tomando estas eliminatorias desde Madrid y Barcelona por un lado y Munich y Dortmund por otro, pondría en duda nuestras creencias. Escuchas, ves y lees a entrenadores, jugadores, aficionados y medios de comunicación y tengo la sensación que mientras unos van a una fiesta, otros van a la guerra, donde o sobrevives o mueres. Donde unos ríen y bromean, otros muestran una cara seria, como si la sonrisa fuese síntoma de falta de responsabilidad. Donde unos ven un juego, otros ven una cruzada. Y en esta ocasión, los serios no son los alemanes.
Pero dejemos el tema, que hoy es el Día del Libro, por lo que no puedo resistir la tentación de recomendar algunos que me han hecho pasar buenos ratos. Haré un 5+5. Cinco de temática deportiva y otros cinco alejados de ella. No están en orden de importancia o placer que me ha provocado su lectura.
-Héroes de nuestro tiempo. Santiago Segurola.
Me unen unas cuantas cosas con Santi. Es de Barakaldo, que es casi como ser de Bilbao, es más del Athletic que San Mamés, le encanta el baloncesto, coincidimos en bastantes gustos musicales y trabajó durante muchos años en el País. Ahora bien, en lo que no le alcanzo ni de lejos es en la extraordinaria capacidad que tiene para escribir sobre sus pasiones. Llevo leyéndole desde hace muchos años y me sigue pareciendo un referente ineludible para hacerme disfrutar con la lectura. Este libro es un compendio de grandes artículos, que los ha escrito a docenas y que espero seguirá haciendo durante mucho tiempo. Todo un maestro.
Rafa, mi historia. John Carlin
Hablando de gente que escribe muy bien, John Carlin es otro buen ejemplo. Si encima lo hace sobre un deportista al que admiro como es Rafa Nadal, su lectura es casi obligada. Es un libro de encargo, pues se lo ofrecieron, pero eso no impide que Carlin haya dejado su impronta de gran observador del universo deportivo y sus protagonistas. Rafa es uno de los principales, y aunque 25 años normalmente no dan para mucho, cuando se trata de un personaje como Nadal, su vida posee elementos suficientes como para que un escritor como Carlin logre dibujar el universo en el que se mueve uno de los grandes iconos de nuestra sociedad.
-¿Me puedo quedar con la camiseta?. Paul Shirley
Este no lo he leído todavía, pero me atrevo a recomendarlo con la seguridad de estar ante un libro que merece la pena. Paul Shirley, al que podemos leer todos los lunes en el País, es un tipo curioso. O al menos lo es la forma que tiene de contar las cosas. Heterodoxo al 100% su estilo resulta siempre sorprendente, pues no utiliza caminos habituales para explicar lo que quiere explicar. No es un estilista pero no deja nunca de sorprenderte. Tiene mucho sentido del humor, sabe reírse de él mismo y atesora suficiente experiencia como para saber de qué está hablando.
-El ritmo de la cancha. Jacobo Rivero
Entrenador de categorías inferiores del Estudiantes, periodista y viajero, Jacobo nos cuenta 13 historias independientes con un hilo común, el baloncesto. Su ubicación geográfica va desde Egipto a Argentina, de Filipinas a Vietnam, de Palestina o Somalia a Estados Unidos. Algunos son lugares de clara referencia baloncestística, otros parece mentira que puedan tener relación. Se lee bien porque por encima de tratarse de historias de baloncesto, son atractivas historias bien contadas.
Futbolistas de izquierdas. Quique Peinado
Termino con un amiguete. Quique Peinado es un tipo inquieto que se ha decidido a realizar todo un trabajo de campo buscando afiliaciones políticas, en este caso de izquierdas, en un mundo muy poco dado a proclamarlas como es el futbolístico. La portada es para Sócrates, un artista con pies de bailarina, uno de esos raros personajes que nunca tuvo ningún reparo en opinar sobre un tema que para otros es tabú. Según cuenta Quique, gente como Del Bosque o Valdano declinaron la invitación para formar parte de este elenco, lo que demuestra que todavía en España el poder decir libremente tus preferencias políticas es una asignatura pendiente. Esto hace más interesante el leer a gente que lo tiene superado y que no muestra ninguna reticencia a hacerlo.
Vayamos con los otros cinco. No son lo que se dicen novedades editoriales, pero con el problema general de liquidez que tenemos, hay que ir a lo seguro. Eso sí, son todos libros de gente con mucho sentido del humor y con los que me he reido un montón.
Ni pies ni cabeza. Juan Carlos Córdoba
El año pasado hicieron la película, que sospecho que pasó sin pena ni gloria. Pero el libro merece la pena. Una historia de guardias civiles, picoletos o como queráis llamarles. Juan Carlos Córdoba lo fue, por lo que intuyo que sabe de qué está hablando y también sospecho que alguno de sus excompañeros se sintió reflejado en el libro, lo que no le tuvo que hacer mucha gracia. Es un puro delirio, donde a partir del descubrimiento de un cadáver, se desarrolla una carrera de a ver quien es más inepto e incompetente.
El asombroso viaje de Pomponio Flato. Eduardo Mendoza.
Descubrir ahora a Eduardo Mendoza está totalmente fuera de lugar. Su lista de libros recomendables es ya enorme, desde el primero hasta el último. El año pasado leí El enredo de la bolsa y la vida y está claro que Mendoza sigue en forma. Este que recomiendo hoy me ganó simplemente con leer la sinopsis. Está ambientada en Palestina, en el siglo primero y cuenta las peripecias de Pomponio Flato, un filósofo romano que es contratado por el niño Jesús para que investigue y salve de la pena de muerte a su padre José, condenado por el asesinato de un rico ciudadano. Ante un punto de partida tan surrealistamente atractivo, ¿quién se resiste a su lectura?
Una familia feliz. David Safier
Este escritor alemán dio el pelotazo con Maldito Kharma y hace poco ha sacado esta nueva novela donde una familia clásica (padre, madre, hija problemática en plena adolescencia e hijo entrando en ella) que no atraviesa su mejor momento es víctima de un hechizo que les convierte en Frankenstein, mujer vampiro, momia y hombre lobo respectivamente. No es un libro que te cambiará la vida pero sí que pasas un buen rato con las demenciales situaciones que tienen que vivir mientras viajan a Rumanía buscando a la bruja que les hechizó.
El abuelo que salto por la ventana y se largo. Jonas Jonasson
Un tipo va a cumplir 100 años y decide que un asilo no es un buen lugar para celebrarlo. Se las pira y además de descubrir las peripecias de un viaje cada vez más rocambolesco, nos enteramos que el tal Allan Karlson es una especie de Forrest Gump, pues casualmente está presente en muchos de los grandes acontecimientos que han ocurrido en el siglo XX. Divertida, sorprendente y con un ritmo de lectura muy fluido, te la lees casi de un tirón y aunque a veces roza la irrealidad, no te impide disfrutar con los avatares del abuelo.
La cocina pop del Comidista. Mikel López Iturriaga
Alguno podrá pensar que en esta recomendación me puede la consanguineidad. Está en lo cierto. Pero tampoco os lo recomendaría si no estuviese bien, salvo que mi hermano me sobornase. No lo ha hecho (y bien que lo he lamentado) por lo que mi opinión es libre. Mikel ha conseguido la fusión casi perfecta entre la comida, el periodismo, la cultura pop, una lengua viperina y el sentido del humor clásico de la familia Iturriaga. Como no podía ser de otra forma, pues recibió una educación inmejorable por parte de sus hermanos mayores, Mikel ha conseguido la cuadratura del círculo. Parafraseando al gran Petete y su libro gordo,
El libro de Mikel te enseña
El libro de Mikel entretiene,
Y yo te digo contento,
Hasta el libro que viene.
Postdata.- Os habréis dado cuenta que no he caído en la tentación de hablar de mi libro. Eso no deja para anunciaros que en breve saldrá una nueva edicion, la cuarta, por lo que si alguno de vosotros no cuenta en su librería con este incunable, tiene una nueva oportunidad para comprarlo y poder ir de erudito ante sus amistades. Luego no digáis que no os he avisado.
Pues eso, suerte al Madrid y al Barça (sin olvidarme del Barça-Panathinaikos del jueves) y si todo va bien, tenemos una cita doble en Londres en el mes de Mayo. Otro fin del mundo.