Aprieta el calor, salvo en Galicia, donde me encuentro, aunque no creo que nadie me haya puesto una pierna encima, y quien dice una pierna dice una nube. A pesar de todo, se está de lujo en Fisterra, anteriormente Finisterre, lugar paradisíaco para descansar, comer como un campeón y disfrutar de unas vistas en las que el tiempo deja de tener sentido. Mientras tanto, Rajoy decide dar la cara (aunque intente que sea de lado, como las fotos de Julio Iglesias) y el mundo del deporte sigue aportando temas de conversación.
El relato se enreda
El Barcelona ha acaparado la atención durante la última semana, principalmente por la mala noticia del retiro obligatorio de Tito Vilanova al que deseamos, como a todo aquel que sufra lo que Pierce Brosnam definió como “escupitajos de la vida”, la recuperación total. Un tsunami más para un equipo al que independientemente de lo ocurrido con Vilanova, se le está enredando un poco el relato. Me explico. Además de jugar a futbol como los ángeles, el Barcelona ha contado muy bien su historia durante estos últimos años. El buen juego, los chicos modélicos, el comportamiento en la victoria y también en la derrota, la cantera, el estilo, Unicef, la solidaridad, etc. han sido base de su discurso que acompañó a la perfección a lo que ocurría en la cancha y que le ha catapultado hasta convertirse en el club más admirado en los últimos años (sólo hace falta darse una vuelta por el mundo para darse cuenta). Incluso el relevo de Guardiola, un trago de difícil digestión, se llevó aparentemente de forma modélica, optando por la continuidad que le daba su hombre de confianza, Tito Vilanova. Acostumbrados a pensar, pues no había motivos para lo contrario, que el paraíso se había instalado en el Nou Camp y aledaños, no deja de chirriar un poco el observar que (incluso siendo de Bilbao) la perfección no existe, y menos cuando estamos hablando de relaciones humanas, siempre complejas. La andanada de Guardiola, el desmentido de Rosell, las diferentes versiones dadas por Guardiola y Tito a lo ocurrido en Nueva York, el asunto fiscal de Messi, la (supuesta) intervención de Leo y de su padre en el fichaje del nuevo entrenador por encima de los (supuestos) deseos de Zubizarreta y parte de la plantilla, ninguno supone asunto de mayor gravedad, pero sí que enturbia un poco la historia que hasta hace bien poco parecía perfecta. O casi. Como ocurre en cualquier relato, y más si es como este que se va escribiendo casi diariamente, habrá que esperar nuevos acontecimientos para ver si es simplemente un ziz zag para volver a la buena senda o algo más consistente que puede incluso llegar a reescribir un cuento que hasta hace poco era bien bonito.
El Tour
Terminó el Tour como sospechábamos que iba a terminar, con Chris Froome de amarillo, escoltado por Quintana y Purito Rodriguez y con Alberto Contador con el depósito tan vacío de energía que terminó expulsado del pódium. La tercera semana del Tour es siempre la prueba del algodón que retrata a la perfección el estado de cada ciclista. Llevados al límite, todos enseñan los suyos. Los tuvo el jefe del pelotón, al que en algún momento se le vieron unas costuras que parecía no tener y hasta perdió un poco el oremus en la etapa del sábado, donde se expuso más de lo necesario, buscó un triunfo contundente que no llevaba en las piernas y terminó claudicando ante Quintana y Purito, que han estado de diez. Nada importante a efectos de clasificación pero sí en cuanto a la mística que se le supone al jersey amarillo. No perdió el Tour, pero sí algo de grandeza. A Contador, como siempre, no se le puede negar su intención, pero su esfuerzo fue siempre agónico, por encima de su verdadero estado de forma, que sin ser malo no era lo suficientemente bueno. Esperándole día tras día, el Tour echó el cierre dejando la duda sobre si en el futuro volveremos a verlo en su máximo esplendor. Dudas que no existen sobre la revelación Quintana, un joven colombiano que sube como un demonio y no se deja una minutada en las contra-reloj, dos condiciones necesarias para poder ganar esta mítica vuelta ciclista. Hay momentos donde las carreras de unos comienzan a declinar a la vez que surgen nuevos elementos de referencia. Esta edición de 2013 puede haber sido uno de ellos. Pero no llamemos al enterrador antes de confirmar defunciones.
Tarda, pero (a veces) llega
Dicen que los ladrones siempre van por delante de la policía. En la lucha contra el doping también. Pero he aquí que con el paso del tiempo, lo que los tramposos lograron enmascarar con los métodos del año X, llega el año X+Y y ya se disponen de formas para detectar aquello que pasó desapercibido. Y como se guardan muestras, pues se les pilla. Esto es algo que quizás podría disuadir a muchos. "Puede que hoy cuele lo tuyo, pero cuidado, que esto no se acaba aquí". Y en esas estamos. Una vez desmontada la era Amstrong, ahora toca el ciclismo de los 90, esta vez con una lista de 29 positivos de EPO en el Tour del 98. 29. Como para no pensar en que aquellos eran tiempos de barra libre.
Postdata baloncestera. Dado que son los únicos que tienen pasta (bueno, más que tener, pueden disponer) el mundo del baloncesto ACB sólo se agita de manera llamativa cuando bien Barcelona, bien Real Madrid, echan la red y pescan una buena pieza. Obligado por las sensaciones que dejó su mala temporada (más allá de la ausencia de títulos de enjundia) los azulgranas llevan todo el verano abriendo y cerrando puertas para ver si corre un poco el aire. No suenan mal Papanikolau, Nachbar y Dorsey, jugadores contrastados, aunque sigo sin ver claro si el problema del Barcelona es de estilo o es de jugadores. El Madrid mientras tanto, ha apuntalado sus posiciones interiores con lo que sabíamos, Mejri, más lo que creo muy buen fichaje, el griego Bouroussis. Después de muchos años buscando este tipo de pivot, el Madrid parece haberlo encontrado. Luego se renueva a Carroll y venga, a jugar. En el mundo real no subvencionado, siempre resulta interesante seguir los movimientos del Laboral Kutxa, y más ahora con Sergio Scariolo. Los demás, pues haciendo encajes de bolillos para lograr, con economías en precario, terminar presentando en Octubre equipos consistentes. Entre los que se han ido, lamento lo de Faverani, un jugador que me gusta mucho. En fín, unos acertarán (esperemos que muchos) y otros se la pegarán (deseemos que pocos) pero bueno, así es la vida ¿no?
Hala, a seguir bien todos.