El Palomero

Una final con la lengua fuera

Por: Juanma Iturriaga

19 jun 2014

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No hay dos sin tres, por lo que Real Madrid y Barcelona se aprestan a desempatar el contencioso que mantienen sobre el liderazgo liguero y que se ha traducido en tres finales consecutivas con los mismos protagonistas. Eso sí, en esta temporada la contestación ha sido mayor que en las anteriores, con el Unicaja y sobre todo el Valencia, llevando al límite a sus adversarios en semifinales. En ambos casos se ha visto a blancos y azulgranas con muchas dificultades para desarrollar su juego, con grandes altibajos de rendimiento y concentración y ciertamente alejados de otros momentos más lustrosos de la temporada.

No deja de resultar una contradicción que cuando llega la hora decisiva, cuando en los próximos diez días se resuelve un título tan importante como el liguero, los equipos lleguen dando muestras indisimuladas de que tanto sus piernas como sobre todo su sistema nervioso están en la zona de reserva. El motivo resulta evidente, por la enorme carga de partidos y la necesidad de estar a pleno rendimiento en demasiados momentos de la temporada, lo que impide una preparación adecuada para llegar fresco hasta el final. Con estos condicionantes, el pronóstico se complica. El Madrid parte con una ventaja evidente, la de poder disputar un hipotético quinto partido al amparo de su afición, lo que ha resultado definitivo en los dos antecedentes más recientes. Pero visto lo visto últimamente, sobre todo por parte del Barcelona, capaz de ganar tres veces en una cancha tan complicada como la valenciana, tampoco parece definitorio.

Se enfrenta el mejor ataque de la competición con la mejor defensa, lo que vuelve a poner en primer plano la forma en la que se desarrollen lo partidos. No cabe duda que la intención del Real Madrid será llevarlos hacia las altas revoluciones, y tampoco es una apuesta arriesgada el pensar que una de las obsesiones de Xavi Pascual será tener el ritmo siempre bajo control. Ahora bien, si nos atenemos a los casos recientes, ni siquiera el haberlo conseguido en ocasiones ha asegurado un éxito azulgrana. En la final copera de Málaga, por ejemplo. En esta decisión que deberá tomar el Barcelona puede entrar en juego el efecto Milán, donde se llevaron un tremendo varapalo en cuanto el partido se desmadejó. Eso sí, parece necesario que el Barcelona se reencuentre con su juego ofensivo para resultar competitivo. Rendimientos como ante el Valencia, donde sus guarismos atacantes fueron de 77, 60, 70, 63 y 77 no parecen suficientes para doblegar a un Real Madrid que hasta en los días no muy lucidos no tiene grandes problemas en plantarse en los 80 puntos.

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Como muestra una de las fotos elegidas por la ACB para publicitar la final, el duelo Marcelinho-Sergio Rodriguez es uno de los grandes atractivos que nos ofrece esta serie. Dos enormes talentos que no sólo juegan, sino que son los mejores termómetros de sus equipos. El brasileño, imperial en el quinto partido de semifinales, resulta imprescindible para que el Barcelona tenga vida, chispa, y no acabe mostrando su lado más frío e industrial. De Sergio Rodríguez queda poco por decir, aunque últimamente haya perdido un poco de ángel. Como les ocurre a los grandes, el peor enemigo de Sergio es el Sergio mágico y casi infalible de otros momentos de la temporada y a veces la búsqueda de la genialidad constante termina por resultar contraproducente. 

No serán los únicos nombres propios de relevancia, y este apartado individual ambos equipos presentan luces y sombras individuales. Llull y Felipe fueron los mejores en las semifinales, donde no brillaron como acostumbran el propio Sergio Rodríguez, Rudy o Mirotic, cuyo futuro sigue sin desvelarse. En el Barcelona el gran triunfador fue Marcelinho, con Navarro irregular pero siempre decisivo, lo mismo que Tomic, que a pesar de su calvario en la línea de tiros libres tuvo una resurrección a ultima hora que resultó vital para que el Barcelona siga en competición. Pero ni Oleson, Papanikolau, Nachbar y Lorbek, este a excepción del quinto partido, anduvieron medianamente acertados, lo que sin duda influye en el rendimiento azulgrana pues son gente importante en la rotación.

Con tantos interrogantes, sólo queda esperar que la final de comienzo para que se confirmen o no las sospechas previas. Llegados a este punto, el músculo pierde importancia frente a la cabeza, y en la medida que ambos equipos sean capaces de sobreponerse al cansancio mental, incrementado por la tensión inherente a una final, estarán más cerca de lograr su objetivo. Es un todo o nada para los dos, pues el derrotado terminará el curso sin un buen título del que poder agarrarse. Y esto, tratándose de estos dos equipos, es pecado mortal.  

 

 

 

 

 

 

 

Hay 11 Comentarios

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Mientras continúo absorto con los comentarios de María, Kilgore plantea una cuestión largamente discutida por los filósofos: ¿el camino es la verdadera meta? O dicho en términos más técnicos, ¿para qué leches sirve una liga regular impecable o una fase clasificación en la euroliga brillante si en las finales no das la talla?
Me parece muy simple echarle la culpa a lo que pasó en Milán. Hoy Laso se ha despachado rajando contra los árbitros (especialmente contra Conde). Sergio Rodríguez le apoya. En algo tienen razón, pero no me parece el momento. Algo se ha roto en el vestuario y no es el dedo de Rudy.

Yo estoy de acuerdo con Jaime, este sistema lo han inventado los culés para poder pasarse la temporada sin dar palo al agua y llegar más frescos. Y si no les funciona, siempre tienen a los árbitros...

No falla, siempre pasa, ya estamos con los comentarios que quieren cambiar el sistema de competición cuando ven que no favorece a su equipo favorito.

El sistema de playoffs es mucho más interesante y espectacular que uno de sólo liga regular tipo fútbol, quitarlo sería un error. Este sistema combina lo mejor de ambos, el líder de la liga regular obtiene ventaja de campo, que históricamente ha demostrado ser muy importante (sólo hay que tirar de las estadísticas de la ACB) si bien no determinante, y si uno es el líder de la regularidad pero luego no es capaz de demostrar ser mejor a cara de perro ante los siguientes equipos más regulares, quizá es que realmente no es el mejor y por tanto no se merece la liga.

No soy aficionado a ninguno de los finalistas, en realidad mi equipo favorito ni se ha clasificado para los playoff, pero todas las series que he visto, especialmente ambas semifinales y el primer partido de la final, han sido un espectáculo que no me gustaría perderme porque algunos crean que se les escapa el título que veían tan cerca.

Para acabar, tampoco os desesperéis, el Madrid sigue siendo favorito, los veo mas constantes mientras que el Barcelona es tremendamente irregular, veo muy capaz al Madrid de ganar un partido a domicilio y dudo que vuelvan a perder en casa. Esperad a reclamar lo del cambio de sistema al acabar la liga que igual cuando acabe ya no os parece tan malo si veis que es vuestro equipo el que finalmente se lleva el gato al agua.

A ver. Esos debates están bien dentro de diez días. Pero no se puede discutir ahora si hay que mover los postes en mitad del partido. Eso no vale.
Y, aunque espero que acabemos llevándonos el trofeo, yo no cambio la temporada hecha por el trofeo. Nos iría a todos mejor si valoráramos el camino igual que la meta mientras hacemos un viaje.

Victoria sin reproches la de ayer. Ambos jugaron para ganar y se lo llevó el que menos falló al final.

Algun jugador del madrid está claramente con las pilas agotadas. Nico, Where are you Nico?

Llevais toda la razón con el tema Play-off.

hola

Yo lo que quiero ver son partidos de infarto y sí me gustaría que se llevara el premio el Barcelona, pero éste año, se lo merece el Madrid que nos ha dado una temporada que no creo que veamos de nuevo en mucho tiempo (ojalá me equivoque)

Estoy de acuerdo en a mi no me gusta el sistema de playoffs, si se quiere algo 'emocionante' aquí los equipos ya juegan copa y Euroleague. No es por ser ventajista pero el mejor ejemplo es el Valencia, que después de ese temporadón que ha hecho, tiene un par de lesionados y algún bajón físico y ya están en casa. Y el Barcelona puede ganar la liga depues de perder 5 partidos mas que el quedaría segundo. Realmente parece que se premia al que este más en forma en Junio.

Vaya decepción me he llevado con el Madrid...¿de que sirven los partidos de liga regular, si pierdes el factor cancha a la primera?, ¿para qué sirve batir tantos records en liga regular?, ¿por qué no volvemos a una liga "tradicional", a doble vuelta y que sea campeón el que más partidos gane, donde cada partido sirva de algo?. Yo me borro de los playoff, servirán en yankilandia, pero a mí personalmente no me gustan, lo veo engañoso. No gana el equipo que ha sido mejor durante tantos meses.

Siempre he pensado que la Copa del Rey es un buen título.

Para mi el Madrid es claro favorito, aunque me gustaría que ganara el Barça, pero lo veo inferior. El Madrid acertó con los fichajes NBA y además de españolizarse ha hecho un gran equipo y ahora estamos en su ciclo. Força Barça y aprovecho para dejarles un blog culé que sigo y me encanta (prohibido para merengues, jajaja): http://goo.gl/rq5rio

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Sobre el blog

El palomerismo es toda una filosofía de vida que se basa, como la termodinámica, en tres principios. El de la eficiencia: “Mínimo esfuerzo, máximo rendimiento”. El del aprovechamiento. “Si alguien quiere hacer tu trabajo, hacerte un regalo o invitarte a comer, dejale”. Y el de la duda: “Desconfía de los que no dudan. La certeza es el principio de la tiranía”. A partir de ahí, a divertirse, que la seriedad es algo que ahora mismo, no nos podemos permitir.

Sobre el autor

Juanma López Iturriaga

Básicamente me considero un impostor. Engañé durante 14 años haciendo creer que era un buen jugador de baloncesto y llevo más de 30 años logrando que este periódico piense que merece la pena que escriba sobre lo que me dé la gana. Canales de televisión, emisoras de radio y publicaciones varias se cuentan entre mis víctimas, he logrado convencer a muchos lectores para que comprasen mis libros y a un montón de empresas que me llaman para impartir conferencias. Sé que algún día me descubrirán, pero mientras tanto, ¡que siga la fiesta!

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