El Palomero

Ciclotimia extrema

Por: Juanma Iturriaga

04 abr 2016

Img_como_disfrutar_de_una_montana_rusa_19906_orig

Vaya por delante que soy de los que pienso que un partido entre el Barcelona y el Real Madrid, sea donde sea y estén como estén, suele tener efectos secundarios. Lo hemos visto en demasiadas ocasiones como para no permanecer alerta durante las semanas posteriores. Ahora bien, en otras se ha demostrado que los Madrid-Barça son un universo en sí mismo, y lo que ocurre en ellos no tiene por qué resultar absolutamente sintomático y revelador. Después de husmear un poco por los medios, tengo la sospecha de que en este mundo de extremos que vivimos, las conclusiones son cada vez más exageradas. En el Camp Nou, el día en que se homenajeó al gran Johan Cruyff, se presentó el Madrid con la liga perdida, más incógnitas que certezas en la táctica y en el espíritu y al parecer sin mayores objetivos que no irse peor de como vino. El Barça, en cambio, acaparaba puntos sin desmayo y encendidos elogios desde hace meses, la liga era cosa suya y el triplete volvía a estar en boca de muchos. 90 minutos después, y no mas allá de media hora final convincente, los blancos no dan por perdido nada, ganar la Champions parece más cerca y hay entrenador, sistema y jugadores. 90 minutos después y no más allá de un partido poco lucido, se rumorea que la crisis ha cogido el puente aéreo, que al Barça se le ha puesto una nube justo encima del Camp Nou, que deben tener cuidado con la liga y se alerta que en unas horas les llega el Atleti del Cholo, que es como ir al dentista y que no te pongan anestesia. Habrá muchos que hayan visto por fin la luz en Madrid, y estoy seguro que en Barcelona a unos cuantos les han empezado a temblar las piernas.

Pues como decía mi padre, ni tanto ni tan calvo. Para todos aquellos que simpatizamos con el color blanco, el ganar al Barcelona siempre nos pone de buen humor. Pero conociendo el percal, esperaría un poco para lanzar las campanas al vuelo. Un análisis un poco más frío que al que empuja la alegría de un buen triunfo recomienda revisar las circunstancias. Y estas hablan de que el Madrid tuvo mejor ánimo que juego, que para sus intenciones, el encontrarse con un rival que aunque jugó andando, le gusta acaparar balón, le vino bien para una apuesta que durante una hora fue de equipo más preocupado en que no le hiciesen daño que el de intentar mandar en el partido. Que se encontró con un Barcelona al que seguramente el ver a sus dos enemigos ligueros a una distancia sideral le quitó tensión competitiva. Que la táctica de echarse para atrás y esperar, puede resultar insuficiente cuando haya equipos que le obliguen a mostrar otras virtudes más allá del orden defensivo y las veloces transiciones. Que lo que propuso Zidane lo proponía Benitez, el que pasó de solución a problema

1459716310_971769_1459716477_noticia_normal_recorte1

En cuanto al Barcelona y de ser culé, tampoco me preocuparía mucho por ahora. La liga sigue a buen recaudo y a la espera de ver por donde van los tiros ante los rojiblancos, entrar en dudas no parece sostenible por unos hechos que lo único que muestran es cuando juegan al tran tran, se les suele complicar la vida. “Es que si Messi, Neymar y Suarez no están finos, el Barça sufre” he llegado a escuchar. Ya, y los Warriors cuando Curry no las enchufa, o los Bulls los pocos día que jugaban mal a la vez Jordan y Pippen .

El universo futbolístico siempre ha sido muy dado a los cambios de ánimo, pues mandan más las emociones que los análisis. Pero quizás estamos llegando a una ciclotimia extrema. O igual mi sensación proviene porque estos bandazos no sólo se dan en el mundo del deporte, y más concretamente en el fútbol, sino que vivimos en una montaña rusa emocional también como sociedad, cada vez somos más entusiastas del ruido antes que a la reflexión, de pasar casi instantáneamente de la alegría a la pena, del halago a la crítica feroz, del encumbramiento a la lapidación. Basta un posicionamiento, una frase, un tuit, un error, un mal partido (o uno bueno). Ni más ni menos.

Hay 6 Comentarios

No vi el partido, pero es la historia que se repite de hace mucho tiempo. Sobre todo en lo que afecta a Madrid y/o Barça. El día que ganan, se van a comer el mundo, el que pierden, ya está todo perdido y hay que buscar soluciones a la megacrisis (preferiblemente poner en entredicho al entrenador). Lo de Zidane está siendo asombroso, en los dos meses que lleva ha pasado de ser la mejor solución posible a un desastre novato que no tiene ni idea casi una vez por semana. Eso sí, estoy segurísimo que se le van a perdonar más las derrotas que a Benítez, pero no por cómo juegue el equipo sino por ser ambos quienes son

Tal cual macho, ¿No será que hay demasiadas horas de tertulias de deportes-política-corazón en demasiados canales y hay que hacer ruido porque noticias no hay para tanto rollo?

Totalmente de acuerdo con Itu, extremismo social. Los medios de comunicación son los que más aportan al extremismo, sobre todo los deportivos amarillos y la prensa tendenciosa. Lo que importa es vender, alarmar, sin importar el análisis. Hay pocos reflexivos y que invitan a la calma, como Itu. Solo hay que leer y compararlo con el artículo de El País de hoy de Óscar Sanz, oportunista 100%

Lo has clavado, más entusiastas del ruido que de la reflexión. Yo creo que no es algo nuevo, me da más la sensación de que, al menos en España, siempre hemos sido unos extremistas. O blanco o negro, o una maravilla o una mierda. Y no, para mí todo está en una gama de grises.


Sobre el partido, la duda que me queda es si el Barça jugó a medio gas pensando en el partido de mañana de Champions o si físicamente está flojo, flojo. En la primera parte pensé que jugaban andando a propósito, pero viendo cómo se los comió crudos el Madrid en la segunda parte (incluso con uno menos al final) no lo tengo tan claro. Es espectacular cómo arranca Carvajal en el gol de Cristiano y va dejando atrás a todos los del Barça que tiene cerca.

Cierto. Pero ese mismo análisis se podía haber hecho, con bastante más motivo, tras el 0-4. Lo que pasa es que entonces, cuando al Barça se le ponía por las nubes y al Madrid como a una panda de pollos sin cabeza, a nadie le chirriaba esa música.

"Más entusiastas del ruido que a la reflexión". Efectivamente, así es y así nos va. Un poquito de calma no vendría mal. Buen análisis del partido y de la ciclotimia. Saludos.

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

Sobre el blog

El palomerismo es toda una filosofía de vida que se basa, como la termodinámica, en tres principios. El de la eficiencia: “Mínimo esfuerzo, máximo rendimiento”. El del aprovechamiento. “Si alguien quiere hacer tu trabajo, hacerte un regalo o invitarte a comer, dejale”. Y el de la duda: “Desconfía de los que no dudan. La certeza es el principio de la tiranía”. A partir de ahí, a divertirse, que la seriedad es algo que ahora mismo, no nos podemos permitir.

Sobre el autor

Juanma López Iturriaga

Básicamente me considero un impostor. Engañé durante 14 años haciendo creer que era un buen jugador de baloncesto y llevo más de 30 años logrando que este periódico piense que merece la pena que escriba sobre lo que me dé la gana. Canales de televisión, emisoras de radio y publicaciones varias se cuentan entre mis víctimas, he logrado convencer a muchos lectores para que comprasen mis libros y a un montón de empresas que me llaman para impartir conferencias. Sé que algún día me descubrirán, pero mientras tanto, ¡que siga la fiesta!

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal