No soy fumador. Nunca lo he sido. Pero sí me gusta echarme un pitillito de vez en cuando, sobre todo después de comer o si estoy de charlita con un gin tonic al que no le hayan echado pepino, pétalos de rosas, ositos de gominola, eneldo o cualquiera de esos añadidos tan modernos. No digo que siempre, pero sí con cierta frecuencia, hay gente que al verme encender un cigarrillo, me suelta con cierto tono de sorpresa e incluso un toque de reproche: “Hombre Juanma, un deportista como tú y fumando”. Por un lado me incomoda, pues a ver si a estas alturas del partido no voy a poder hacer lo que me de la gana (siempre que no moleste o infrinja la ley) pero por otro lado me halaga, pues estas personas de alguna forma me siguen viendo, 25 años después de mi retirada, como un deportista. Lo que me lleva a preguntarme, dejando a un lado la mirada externa, si una vez dedicada una buena parte de tu vida a ello, alguna vez dejas de serlo.
¿Y a qué viene todo esto? Me explico. Acabo de ver el España-Suecia de balonmano. Para los que no estén al tanto, que dada la cantidad de acontecimientos deportivos que estamos viviendo en los universos más mediáticos como el futbolístico o baloncestístico, supongo que serán muchos, la selección de balonmano masculina ha disputado el preolímpico en busca de una plaza para Rio. Comenzó perdiendo por tres goles ante Eslovenia, lo que le obligaba a ganar en su propia cancha a los suecos por otros tres para sacar el billete. El partido ha sido de esos que ponen a prueba tu sistema nervioso. España ha competido de maravilla, y a falta de poco más de un minuto ganaba por esos preciosos tres goles y atacaba ante una Suecia en inferioridad numérica. Podíamos haber dado la puntilla pero hemos perdido tontamente el balón, lo que les ha dejado a los suecos la preciada última posesión. A cinco segundos del final, un lanzamiento de no se quién ha sido detenido por el portero español pero los colegiados han pitado penalti (no ha habido muchas protestas, por lo que supongo que habrá sido) que al ser transformado, nos ha dejado fuera. Y me he quedado hundido. ¿Hundido, por un partido de balonmano? Pues sí. Y sé el motivo. La puñetera empatía. Cualquier deportista, hasta los más grandes, han saboreado en algún momento el amargor de una derrota importante. Conoces perfectamente lo cruel que puede ser quedarte a las puertas de algo, perder un partido en el último segundo, luchar y entrenar como un poseso para finalmente no alcanzar el objetivo previsto por un detalle, un tiro fallado, un poste, un error inesperado, una pelota que tenía que haber entrado y salió escupida por el aro. Y es duro, muy duro. Viendo el abatimiento de los jugadores españoles ante un momento tan frustrante, he recordado y sentido, aunque sea por unos instantes, mis propias frustraciones, aquellos pudieron ser y no fueron, esos viajes de vuelta en autobuses y aviones sin que se escuchase una mosca, aquellas noches sin dormir rebobinando mentalmente todas las jugadas intentado descubrir por donde se habían escapado los sueños, los días que tardabas no en olvidar, pues eso no se logra nunca, sino en al menos aprender a vivir con ello.
Ya no entreno unas cuantas horas al día, ni compito cada fin de semana. No me juego títulos, ni billetes a Juegos Olímpicos. Mis ensoñaciones tienen que ver con cosas bien diferentes al deporte, del que disfruto de todo lo que me puede ofrecer y evito su parte más sufriente. Pero viendo mi reacción ante el partido de hoy, me doy cuenta que hay cosas que no se olvidan, que las llevas contigo mucho después de la retirada. Por lo que concluyo que a pesar de poder abandonarte a algún placer entonces prohibido, de llevar una vida menos ordenada y algo menos sana, de haber visto como poco a poco la tableta de abdominales se va derritiendo y el pelo encaneciendo, todavía quedan cosas que te recuerdan que del deporte nunca se sale.
Hay 7 Comentarios
Hola Itu y palomeros:
Buen comentario el tuyo de hoy, Itu, extraña profundidad que comparto especialmente en la parte central del texto.
Siento empatía con lo que dices...
El deporte, como la vida misma, nos depara injusticias aparentes que debemos sobreponer. En el caso de la Selección Nacional de Balonmano no puede ser más cierto: los mismos que fueron Campeones del Mundo, de Europa, etc. ahora se quedan sin JJOO. Es la vida.
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Pero con lo de tu "fumique" dices: "...pues a ver si a estas alturas del partido no voy a poder hacer lo que me de la gana siempre que no moleste o infrinja la ley"
Y me recuerdas a aquel otro de:
"¿Y quién es nadie para decirme a mí si puedo o no puedo beber una copa de vino mientras no ponga en peligro a nadie?
¡Váyase Sr. Iturriaga! Yo lo recuerdo ¿Y tú, Itu?
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Saludos a todos.
P.D: Yo siempre preferí quedar plata a bronce. Siempre. ¿Cambiarías tu plata de Los Ángeles ´84 por una de bronce habiendo ganado? Yo tampoco.
Publicado por: Zurriaga | 14/04/2016 13:06:36
Si no tuviese de aquella menos de 13 años, con los partidos Real Madrid -Cibona de Zagreb me hubiese ganado un cancer de pulmón.
Publicado por: Bender Rodríguez | 12/04/2016 14:16:36
Mi entrenador de Voleybol me comentó hace años; el deporte es lo más injusto que hay. Y en parte es cierto. Tu te entrenas durante años, pero es que el contrario se entrena y prepara tanto o más que tú. Te esfuerzas y sacrificas durante horas y el contrario es simplemente mejor, o más alto, mil detalles. Puede que sea por este mismo motivo que cuando alcanzas el objetivo, un título, una clasificación, un ascenso, el que sea, en ese momento todo cobra sentido y el sentimiento es indescriptible.
Publicado por: Guillem | 12/04/2016 10:34:01
Yo soy de los que prefiere perder en semifinales que una final, estoy de acuerdo con los que dicen que prefieren el bronce a la plata porque al menos te vas a casa ganando el último partido. Hay gente que no lo entiende, pero es que duele tanto verlo tan cerca y palmar... Y no te digo ya quedarte tan tan cerca como este penalti a 5 segundos, aquel penalti de Djukic, la canasta de Llull o el triple de Solozábal en finales de Copa del Rey...
Publicado por: Wiggum | 11/04/2016 23:42:52
En estos casos es preferible perder de 10. Por lo menos te vas a casa sabiendo que los otros se lo han merecido del todo, pero ¿así? ¿perderse una olimpiada? Jodo. Claro que imaginaos lo que pensarían los suecos si Pérez de Vargas hubiera parado el penalty. Exactamente lo mismo y encima con su deporte nacional. El deporte a veces es cruel
Publicado por: yayu | 11/04/2016 18:26:01
Magnifico artículo!!! El que haya competido alguna vez, lo entenderá
Publicado por: Dufresne | 11/04/2016 16:16:44
El deporte al más alto nivel perfectamente resumido: un penalty para jugarse 4 años de trabajo. Así de cruel, así de duro
Publicado por: Fede Fdez | 11/04/2016 15:26:39