El Palomero

Sobre ciclismo y potenciómetros

Por: Juanma Iturriaga

12 sep 2016

1473593281_532787_1473616232_portada_normal

Pedazo de Vuelta a España que hemos podido disfrutar durante más de quince días y que ayer echó el cerrojazo en Madrid encumbrando a Nairo Quintana. Nada revitaliza más a un deporte que una gran rivalidad, y parece que la que han establecido el colombiano y Chris Froome tiene todos los ingredientes para convertirse en algo digno de seguir. Esta vez el que sonríe es Quintana, que aprovechando la bendita locura de un Alberto Contador con más voluntad que piernas, pudo atacar al corazón del británico: su calculadora.

Froome está llevando los cálculos hasta lugares desconocidos hasta ahora. Ciclistas con un ordenador en la cabeza ha habido, Induráin sin ir más lejos, gente capaz de conjugar todas las variables posibles para saber siempre qué hay que hacer y en qué días, donde atacar y donde aguantar, como racionalizar a la perfección calendarios, esfuerzos y segundos. Pero es que en el caso de Froome, los cálculos no los hace su cerebro sino un potenciómetro que lleva en su bicicleta. Y entonces se produce la paradoja. En un principio, Froome no corre contra otros ciclistas, sus decisiones no vienen dictadas por lo que ocurre en carrera, sino por lo que le marca una máquina. Llega una montaña y poco importa lo que hagan los demás. Su molinete tan característico está gobernado por lo que le dice que puede o no puede hacer su inseparable acompañante digital. De esta forma, es muy difícil que se rompa, puede pasar malos momentos pero su ordenador a bordo le asegura que si sigue sus consejos, recobrará las piernas. Lo mismo pasa ante una contrarreloj o en casi cualquier circunstancia. Primero miro la pantalla, luego la carrera. Así, poco a poco, ha ido acumulando Tours de Francia, hasta tres, el último hace unos pocos meses y donde apoyado por su extraordinario equipo, no pasó ni un solo momento de apuro.

Para la Vuelta, la estrategia era la misma, aunque el superequipo que le ayudó a reinar en Paris por tercera vez ya no lo era tanto. Aguantar en la montaña tirando de potenciómetro para luego dar el golpe de gracia en la contrarreloj. Y todo marchaba bien hasta que a Contador le dio por hacer una de las suyas y pillaron al Sky en fuera de juego en la etapa de Formigal. El plan, en el momento más inesperado, había saltado por los aires y Quintana se convirtió en el controlador y Froome en el desesperado atacante. Había que dejar de mirar el potenciómetro y levantar la vista para saber donde estaba y qué hacía el colombiano. Tan retrasado había quedado que vatios aparte, no había otro remedio que dejarse el alma en la contrarreloj y atacar todo lo atacable el sábado, el día del Aitana. Demasiado para estas alturas de temporada y ante un rival que se había venido arriba.

Captura-de-pantalla-2016-09-10-a-la(s)-11

Logra Quintana su primera vuelta, se postula definitivamente (si es que ya no lo era antes) como enemigo número uno de Froome, pero osado de mí, le pongo un pero. Sin llegar a la paranoia de Froome, para ganar una gran prueba hace falta gestionarla correctamente. Pero cuando ves que un colombiano se convierte en británico o navarro, algo se muere en el alma. Siendo la montaña su gran baza, hasta el día D le volví a echar de menos algo más de riesgo, algún ataque de lejos, algo que fuese más allá de la hormiguita que acumula segundos de uno en uno. Es más, el ataque que decidió la Vuelta lo originó otro y el se sumó inteligentemente al carro, lo que no deja de tener mérito pero resta grandeza.

Puede que este pero sea asunto sólo mío, derivado de ser un aficionado al ciclismo más Periquista que Miguelista, y que añora los tiempos pre-pinganillo. Pura nostalgia que se podría desmontar de un plumazo diciendo que Perico ganó un Tour e Induráin cinco. Sea como fuera, enhorabuena a Quintana, a Froome por haberlo dado todo una vez que su gran botin, el Tour, ya lo tenía en el bolsillo, y también a Contador, Chaves y compañía. Les echaré de menos y mis siestas ya no serán lo mismo.

Hay 4 Comentarios

Muy buena vuelta. Lo de Contador es espectacular; muere matando. No puede estar quieto.
Se ha ido purito y en no mucho contador y valverde. Se les echara de menos

Quintana en el Tour quiso, pero no pudo. No tenía piernas. No sé si por mala preparación o por lo que sea, ningún ataque suyo hacía daño, yo creo que él mismo estaba sorprendido. Lo normal hubiera sido que estuviera como en la Vuelta y que hubiera hecho sudar a Froome por lo menos un poco más.

Sí.... Pero.... Froome es algo más que el potenciómetro. Ójala Quintana nos hubiera dado ataques como los de Froome de esta vuelta en el Tour,.

Completamente de acuerdo en todo, querido Palomero. Los "Periquistas" sabemos que en entretenimiento vale más una divertida que cinco sin chicha. Ver a Contador es mil veces más entretenido que ver a Froome y su tecnología. Ojalá a Nairo le diera más por ser Contador algunos días y menos reservón, porque así veríamos grandes carreras como la Vuelta también en el Tour, que es más dura y exigente (eso dicen) pero es también mucho más aburrida que las otras desde hace muchos años.

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

Sobre el blog

El palomerismo es toda una filosofía de vida que se basa, como la termodinámica, en tres principios. El de la eficiencia: “Mínimo esfuerzo, máximo rendimiento”. El del aprovechamiento. “Si alguien quiere hacer tu trabajo, hacerte un regalo o invitarte a comer, dejale”. Y el de la duda: “Desconfía de los que no dudan. La certeza es el principio de la tiranía”. A partir de ahí, a divertirse, que la seriedad es algo que ahora mismo, no nos podemos permitir.

Sobre el autor

Juanma López Iturriaga

Básicamente me considero un impostor. Engañé durante 14 años haciendo creer que era un buen jugador de baloncesto y llevo más de 30 años logrando que este periódico piense que merece la pena que escriba sobre lo que me dé la gana. Canales de televisión, emisoras de radio y publicaciones varias se cuentan entre mis víctimas, he logrado convencer a muchos lectores para que comprasen mis libros y a un montón de empresas que me llaman para impartir conferencias. Sé que algún día me descubrirán, pero mientras tanto, ¡que siga la fiesta!

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal