Hay que reconocerle una cosa a la condición humana. Su capacidad para superarse. Cuando crees que ya lo has visto todo, cuando estas convencido de estar curado de espanto, llega una nueva situación que bate lo que pensabas record infranqueable. Como decía Buzz Lightyear, hasta el infinito y más allá.
Bien, pues ese infinito y más allá de la tontería ha sido de nuevo alcanzado con el asunto Piqué. Todo el desarrollo de los acontecimientos es un puro dislate, una oda al sinsentido. Desde el primer cerebro bienpensante que dijo, ostras, este antiespañol ha cortado la camiseta con intenciones aviesas, vamos a ponerle a parir, hasta la Federación explicando cómo es la dichosa prenda, pasando por algunos periodistas que vieron un filón en el debate y lo calentaron sin hacerse ni una sola pregunta previa o el propio Piqué enseñándola en zona mixta.
En una primera lectura, a uno le entran ganas de mandar a la luna a los salvapatrias, los guardianes de ese patriotismo rancio y trasnochado, esos que dictan lo que debe ser y cómo debe actuar un español, un catalán o un vasco, que zoquetes hay en todos los lados. Son un montón, probablemente cada día más, teniendo en cuenta el crispado ambiente político que vivimos desde hace tiempo, que estimula los radicalismos. Estos iluminados se sienten legitimados para dictar derechos y deberes y repartir carnets de buen patriota o pedir la retirada del pasaporte de aquellos que no cumplen con una constante e inequívoca filiación a una determinada bandera. Además poseen poderes dignos de un programa de Iker Jiménez, pues son capaces de meterse en la cabeza de un determinado personaje y descifrar sus sentimientos sin albergar ni un ápice de duda.
Pero realmente da igual el tema. Hombre, este asunto de Piqué es como una tormenta perfecta. Un pisacharcos que no deja indiferente, además de jugador del Barcelona (ser culé o merengue asegura hordas de defensores y detractores) y un asunto relacionado con filiaciones nacionales. ¡Qué más se puede pedir! Aunque para montar el lío basta con que sirva, aunque sea sólo durante unas horas, para discutir, enfadarse, insultar o cubrir el mayor número de minutos de programa posible en ese universo periodístico donde hacen honor a aquella frase de “Que la verdad no estropee un buen titular”. Y así vamos, de bronca en bronca, discutiendo de las estupideces más irrelevantes, elevando a la categoría de voz autorizada a los descerebrados trolls que abundan en las redes sociales, siendo engañados por opiniones que se venden como datos, observando que el pseudoperiodismo o periodismo forofo sigue conquistando terreno.
Encima la cosa pinta cada vez peor. Las conversaciones, los intercambios de opiniones, están poco a poco siendo sustituidas por otra cosa que tiene más que ver con las entrañas que con el intelecto, con el desprecio que con el respeto, con absurdas incondicionalidades a unos colores que con una mínima capacidad crítica, con la sublimación de lo superfluo ante lo sustancial. Y es una forma de relación, de acción reacción sin pensamiento alguno que no sólo domina el panorama futbolístico, sino que ha sido trasladado a otras esferas sociales. Da mucha pena.
Hay 1 Comentarios
Como decía el otro día Leo Harlem, entre lo que le gusta a Piqué meterse en charcos y que hay otros que encima le riegan por debajo... Con esto de Piqué y con las barbaridades sobre el niño enfermo que quiere ser torero pensé más o menos lo mismo que dice el Palomero; ya sabemos que Twitter es un altavoz que hace que las burradas que dice cualquier ceporro en la barra del bar las puedan oir millones de personas, ¿tanta importancia tienen las chorradas que digan cuatro merluzos como para dedicarle tanto tiempo y espacio en radio, televisión y prensa? Si fuera solo con el deporte sería triste, pero es que con la política muchos medios de comunicación parecen estar en algo muy parecido (macarrismo, nada de respeto, exageraciones, sectarismo) y eso me da miedo.
Por otra parte, que un tío al que le encanta montar pollos en Twitter se ofenda porque le monten un pollo estúpido en Twitter, y además anuncie que deja la selección, pero dentro de un par de años... Me parece un pelín sobreactuado. Con Piqué nunca sé dónde empiezan y acaban la persona y el personaje que se ha creado.
Publicado por: Wiggum | 14/10/2016 17:03:20