No serán las de este verano unas vacaciones tranquilas para los jefes del Pentágono. Si los demócratas y los republicanos no llegan a un acuerdo sobre un recorte en el gasto público de EE UU, la cúpula militar deberá efectuar una serie de reducciones presupuestarias que se podrían traducir en miles de despidos, que afectarían, eminentemente, al personal civil subcontratado del Departamento de Defensa. En año electoral, es muy poco probable que en el Capitolio se llegue a ese tipo de acuerdo. Las primeras cartas de despido podrían comenzar a llegar sólo cuatro días antes de la cita electoral del 6 de noviembre.
El año pasado, para evitar que EE UU se declarara en suspensión de pagos, después de alcanzar el techo de endeudamiento gubernamental, demócratas y republicanos aceptaron unos recortes automáticos en materia de defensa de 500.000 millones de dólares. Entonces, el escenario de los recortes automáticos parecía muy lejano. Deberían entrar en vigor el 2 de enero de 2013. Esa fecha se acerca ahora. Y las subcontratas civiles deben notificar a sus empleados de los despidos 60 días antes de que se formalicen.
Todo tipo de líderes, incluidos los conservadores, han tratado de convencer a los republicanos de que den marcha atrás y lleguen a un acuerdo que evite que se implementen de forma automática esos recortes. El propio Dick Cheney, exvicepresidente de la nación, acudió al Capitolio para pedirles a los líderes de su partido que no permitan que los recortes entren en vigor. “El gasto en materia de defensa no es un grifo que se pueda abrir y cerrar, necesitamos mantener el flujo de fondos de una forma predecible, para poder planificar la próxima guerra”, dijo Cheney.
Mientras Cheney, principal arquitecto de la operación bélica de Irak, hablaba de futuras guerras, otros veían intereses aun más oscuros. Y no, no se trata de teóricos de la conspiración. El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, de Nevada, acusó a Cheney de buscar el beneficio propio, o de sus colaboradores, ya que una de las principales subcontratas del Pentágono es la empresa Halliburton. Cheney fue consejero delegado de Halliburton entre 1995 y 2000. “Sabemos que antes de ser vicepresidente trabajó para Halliburton. Y a Halliburton le fue muy bien en la época en la que él fue vicepresidente”, dijo Reid.
El caso es que no sólo a Cheney le importunarían esos recortes. A Barack Obama, especialmente, no le conviene que a cuatro días de las elecciones le lleguen cartas de despido a miles de electores empleados por el Pentágono. Esos empleados civiles residen, en su mayoría, en Virginia, en los alrededores de la sede del Departamento de Defensa. Virginia es un Estado que en 2008 ganó Barack Obama, pero donde las encuestas le auguran dificultades en los comicios de este año. Obama ganó el Estado precisamente por el apoyo del voto urbano, en las ciudades de la corona metropolitana de Washington. Y ese ese voto el que se juega con los inminentes despidos del Pentágono.
Foto: Petty Officer 1st Class Brandan W. Schulze, Departamento de Defensa de EE UU