Mucho se ha avanzado en los últimos tiempos en el Ejército en materia de derechos civiles. Mucho, pero no tanto como para que las mujeres que prestan servicio en el frente lleven chalecos antibalas diseñados específicamente para su cuerpo. A fecha de hoy, las soldados en Afganistán lucen dispositivos de protección creados para la anatomía masculina. Alguien, por fin, en el Pentágono ha pensado que no es de recibo. Y un grupo de soldados mujeres, de la base del cuerpo de infantería de Fort Campbell, llegará pronto a Afganistán, ataviadas con chalecos diseñados sólo para ellas.
No es un asunto baladí. En Afganistán hay que llevar el chaleco en todas las instancias fuera de la base. Y el reciente incremento de ataques fratricidas, por parte de infiltrados en las tropas afganas y contra soldados extranjeros, ha creado recelos dentro de las mismas bases. Algunos soldados de EE UU optan por el chaleco aún en lugares hasta ahora considerados seguros. Esa suerte de armadura es pesada: los últimos modelos son de unos 15 kilogramos. Y todos los modelos de las fuerzas armadas de EE UU han estado diseñados, hasta ahora, para el cuerpo masculino: grandes, largos y sin oquedades en el pecho.
El martes, unos soldados mostraron los nuevos chalecos en un evento celebrado en Fort Campbell, en la frontera entre Tennessee y Kentucky. Son prototipos, aun en pruebas, pero un paso importante hacia una mayor comodidad de las soldados en el frente. Las mujeres soldado se quejan de lo dificultoso que es agacharse con los chalecos que se emplean ahora, y lo complicado que es colocar la culata de los rifles contra sus hombros, normalmente más pequeños que los de los varones. Con el modelo de siempre también les es más dificultoso entrar y salir de los vehículos acorazados.
La modificación principal ha sido la de acortar las placas del chaleco en el pecho y la espalda. También se reduce el material lateral, para permitir un fácil ajustamiento en cinturas y torsos más pequeños que los de los varones. En principio, el nuevo modelo lo emplearán 19 soldados mujeres en Afganistán. El Pentágono entonces hará un estudio sobre su uso, con sus virtudes y sus defectos, y mejorará el prototipo, para comenzar a distribuirlo posteriormente a gran escala.
Un 14% de los soldados de EE UU son mujeres. En 1948 se les permitió ingresar en filas, pero aun no se les permite entrar en operaciones de combate. Pero sus vidas también están en riesgo, y necesitan la misma protección que sus compañeros varones. De los más de 6,500 soldados fallecidos en Irak y Afganistán sólo 142 eran mujeres. En mayo, el Ejército abrió nuevos puestos de apoyo a operaciones de combate a las mujeres, pero aun no se les permite estar en la primera línea de fuego. Es algo para lo que el Pentágono considera que las mujeres no están preparadas, al menos todavía.
FOTO: Megan Locke Simpson, Courier staff