El que termina ha sido un año de éxitos sin precedentes para Los Verdes, estimulados por dos eventos que guardan relación. Primero el anuncio, a finales de 2010, de que el Gobierno de Merkel ampliaría la vida útil de las centrales nucleares. El rechazo masivo dio alas a Los Verdes. Después, el desastre de Fukushima a partir del 11 de marzo de 2011. El gráfico de intención de voto muestra cómo Fukushima disparó los apoyos de Los Verdes, precisamente cuando se disputaban las estratégicas elecciones de Baden-Württemberg. Los Verdes ganaron y formaron su primer Gobierno regional.
Pero después de Fukushima, Angela Merkel anuló la ampliación de la vida útil de las centrales y decretó de nuevo el apagón nuclear para 2022. Fue una victoria de los ecologistas y de la presión de la calle. También del partido que había sentado plaza política en los ochenta, al socaire de los masivos movimientos antiatómicos. Pero si hacemos caso al gráfico, esta decisión pinchó la burbuja que en abril llegó a poner a Los Verdes por delante de los socialdemócratas del SPD.