El penalista Reinhard Merkel dijo en un debate sobre la legalidad de circuncidar a niños: “si [la circuncisión de chicos por razones religiosas] sólo fuera un rito musulmán, el Bundestag no habría reaccionado con una proposición no de ley” que recomienda al Gobierno que garantice la libertad de practicarla. Sucede que los judíos también circuncidan. Como los alemanes asesinaron a seis millones de ellos, “la política tiene el deber singular de mostrar sensibilidad especial a los asuntos que conciernen a los judíos”. El profesor Merkel (nada que ver con la Canciller) tiene toda la razón en ambos extremos.