Hablando de Dylan con Vila-Matas

Por: | 13 de marzo de 2012

índiceLa conversación con Vila-Matas acerca de Aire de Dylan, de la que hoy aparece el fragmento central en la sección de Cultura, dio muchísimo de sí. Hoy, como primer complemento, publico un extracto de lo que hablamos acerca de Dylan. Seguirán otros, sobre literatura, sobre la juventud del escritor barcelonés, y sobre mil cosas más, que tampoco tienen desperdicio.

Al comienzo del libro se define a Vilnius, el hijo adolescente de Lancastre, como “un moderno a la antigua, una mezcla entre Dylan y Rimbaud”. Leyéndolo me doy cuenta de que Dylan es tan clásico como Rimbaud, un poco como si hubieran nacido el mismo año.
Hay algo que emparenta a Dylan y Rimbaud, que es la genialidad juvenil absoluta. La de Rimbaud solo puedo imaginarla, pero la de Dylan está documentada, incluso filmada. Verle moverse y oírle hablar en Don’t look back, de Pennebaker, o No direction home, de Scorsese, es absolutamente fascinante: cómo logra descolocar y cambiar siempre el discurso de quienes le entrevistan, por ejemplo. El otro día leí que en uno de sus conciertos en París preguntó al público, que le rechazaba: “¿Alguien tiene un periódico del día?”. Es genial, porque a primera vista parece decir con eso que lleva días sin saber nada del mundo, pero en realidad les está diciendo que están atrasados. Porque él sí está al día, vive siempre el momento presente. O cuando un guitarrista de la banda le pregunta: “¿Por qué cambiamos las canciones cada noche?” y Dylan contesta: “¿A ti te gusta que cada día sea igual?”. Ese es el paradigma de su modernidad: no anclarse en ninguna situación, cambiar siempre. Alan Pauls decía que él escribía porque buscaba una vida diferente. En ese sentido, Dylan es un modelo capital, un santo patrón. Yo también he intentado vivir vidas diferentes por la escritura.
En otro pasaje, Lancastre dice que su momento culminante en la admiración que siente por Dylan es la actuación en el festival de Newport, en el 65, cuando todos esperan una actuación folk y él se presenta con banda eléctrica por primera vez y casi le apedrean. “El arte –dice Lancastre– es también huir de lo que creen que eres o de lo que esperan de ti”.
Impresionante momento, que descubrí en la película de Scorsese. Y cuando protestan, él manda subir el volumen al máximo.
¡Y la imagen de Pete Seeger enloquecido, intentando cortar los cables con un hacha! Yo tenía un gran respeto por Seeger, como se lo tenía a Alan Lomax, pero en ese momento se me cayó a los pies. Aunque reconozco que hay una especie de grandeza casi bíblica en esa locura. Es un poco Abraham intentando matar a Isaac, como el propio Dylan cantó en Highway 61.
Hay que verlo para creerlo. Ese es el primer gran momento de afirmación de Dylan. Bueno, el primero quizás sería cuando decide marcharse de Duluth y llega al Village y se convierte en una esponja. Cuando incluso roba los discos de sus amigos porque necesita escucharlos una y otra vez. Es una vocación absoluta, una pasión enorme. Pero en Newport, cuando se arriesga a perder a todos sus seguidores… pocos artistas han sido capaces de hacer algo así.

Subt 3¿Recuerda cuando escuchó a Dylan por primera vez?
Perfectamente. Fue en 1966, en la casa de Enrique Ruiz, un amigo del colegio, de los maristas. Nos llevó a mí y a otros cuatro compañeros, entre ellos el director de cine Jordi Cadena, a su casa, a casa de sus padres, para ponernos un single de Dylan que acababa de llegarle. Digo que “acababa de llegarle” porque en aquella casa sucedía algo extraordinario: era una atalaya, una especie de observatorio privilegiado, porque tenían discos de Estados Unidos, que todavía no habían aparecido en España. No recuerdo ahora si los conseguía Enrique Ruiz o algún hermano o algún amigo, no lo sé muy bien. El caso es que nos dijo “Tenéis que escuchar esto”. Era Subterranean Homesick Blues, precisamente la canción con la que abrió la espita de la electricidad. No nos gustó nada, pero nos impresionó muchísimo.
¿Qué era lo que no le gustaba?
La música, que ahora veo casi como una anticipación del rap. La estructura repetitiva y aquel recitado me parecieron horribles. “Esto no es música”, decíamos. No era rock, no era folk…
No sería rock, pero su patrón rítmico estaba muy cerca de Too Much Monkey Business, de Chuck Berry.
Era una reinvención del rock. En todo caso, no era lo que conocíamos. No estábamos preparados para eso, igual que la gente de Newport. Y de la letra, por supuesto, no pillamos nada. Aún así, pasaron dos semanas y nos dimos cuenta de que seguíamos hablando de aquel disco.
¿Y qué pasó luego? ¿Cuándo fue la caída del caballo?
Ah, hubo varias. Momentos de gran felicidad unidos a su música. Hubo un viaje a Ajaccio con unos amigos, en el 69. La primera vez que salía de España. Llevaban el casete de Nashville Skyline. Antes había escuchado otros discos suyos, por supuesto, todo el gran periodo eléctrico, que ya no me pareció tan raro como aquella primera vez, pero Nashville Skyline era un nuevo cambio, su salto al country, que por cierto también fue muy criticado.
Lay Lady LayTambién para mí fue muy importante Nashville Skyline y también un amigo me lo descubrió. Fue el primer disco que escuché de Dylan: hasta entonces solo conocía canciones sueltas de su época folk, las que conocía todo el mundo, con Blowing in the wind a la cabeza. Pienso ahora que Dylan ya había estado en Nashville para grabar John Wesley Harding, un par de años antes, pero Nashville Skyline era más “genérico”, o eso dijeron entonces. Y además invitó a Johnny Cash, que en aquella época era considerado un señor muy de derechas, pero que le había ayudado en sus primeros tiempos.
Yo creo que es su primer disco realmente relajado, feliz. Porque en John Wesley Harding hay calma pero también amenaza…
La amenaza de All along the watchtower, por ejemplo.
Claro. No hay ninguna canción así en Nashville Skyline. Luego hablaremos de John Wesley Harding, porque está unido a un episodio realmente singular de mi vida. De Nashville Skyline recuerdo la sensación de libertad, de placidez, de alegría, unida a la alegría misma del viaje. Para mí, el centro de ese disco es Lay Lady Lay. No paraba de escucharlo. Y de buscarlo en las gramolas de los bares, en Ajaccio.
Es curioso. Joan de Sagarra me contaba que otra canción de ese disco, To be alone with you, era la que ponían en el Pub de Tuset en esa época, como despedida, a la hora de cerrar. Un lugar que usted frecuentó muchísimo.
¿Sí? Eso sí que no lo recuerdo en absoluto, y la debí escuchar allí mil veces. Eso quizás sea indicativo que cómo íbamos entonces a aquellas horas. Ya hablaremos de todo ese tiempo más tarde.

JohnwesleyhardingHablemos ahora de John Wesley Harding.
Le contaré en qué circunstancias escuché aquel disco. Yo estaba en Melilla en 1970, haciendo el servicio militar. Intentando librarme de él, mejor dicho. Simulé que estaba loco para poder salir de allí y me trasladaron al pabellón psiquiátrico para hacerme todo tipo de pruebas. Y tenía un pequeño reproductor, de los primeros que salieron, y un único casete, que era, justamente, John Wesley Harding. Había una canción en concreto que escuchaba también una y otra vez, la segunda de la primera cara.
As I went out this morning.
¡Qué memoria!
Es que también me sé ese disco de cabo a rabo…
Una mañana, en el psiquiátrico, me dejaron salir a pasear. Salí al jardín y llovía. Conseguí una bolsa de plástico y me la encasqueté en la cabeza para seguir escuchando la música, para proteger el aparato y el auricular. Poder salir y caminar bajo la lluvia escuchando aquella canción me dio una sensación de libertad absoluta, como nunca había sentido, ni en Ajaccio siquiera. Eché a andar por una pendiente que llevaba hacia el mar. Y entonces escuché un comentario de dos médicos. Al verme con aquella bolsa en la cabeza, uno le dijo al otro: “Pobrecito, está realmente loco”. Y a los pocos días me soltaron.
O sea que un poco gracias a Dylan pudo salir del psiquiátrico.
Sí, es muy posible, sí.

Bonus Tracks

Aquí va Subterranean Homesick Blues. Uno de los primeros videoclips de la historia, por cierto.

 

Y aquí va Lay Lady Lay.

 

Y una versión: As I went out this morning cantada por Mira Billotte, de la banda sonora de I'm not there, de Todd Haynes, ampliamente citada en Aire de Dylan, de Vila-Matas.

 

 

Hay 9 Comentarios

Muchas gracias a todos. El miércoles colgaré la tercera y muy sustanciosa parte de la conversación.

Muy buen trabajo. Maravilla.

Siempre genial, Bob, y ya que se menciona al gran Johnny Cash, matizaré que acabo de gozar su antología de artistas invitados a su "The Best of Johnny Cash TV Show, 1969-71" (editada en dvd por Sony Music), y el "I threw it all away" de Dylan es sencillamente inolvidable.
Saludos cordiales.

Felicitaciones por la interesante charla y a Enrique Vila Matas por deleitarnos con una obra más. http://www.estamosjodidos.com

Estoy deseando leer el libro aunque tengo cierto miedo porque mis expectativas están por las nubes.

Dylan y Matas son dos de los temas de los que más me gusta escribir y, sobre todo, leer.

Si no te importa, pego lo que he escrito sobre ambos en mi blog.
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http://planetamancha.blogspot.com/search/label/Vila-Matas
http://planetamancha.blogspot.com/search/label/Bob%20Dylan
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Pongo también una versión que hizo Jeff Tweedy, Wilco, de Simple twist of fate.
http://www.youtube.com/watch?v=_ZJ2ICr-e-o

Es cierto lo de Gato. Un poco al revés de "Nashville Skyline", porque G empezó en el country, con el grupo Slo-Blo. Gracias por el estupendo concierto. Un abrazo.

Muy buena conversación !!! odio las entrevistas de promoción, por cierto te escuchaste el concierto de Gato Pérez? otro que pego un cambio importante.

¡Gracias!

Genial artículo. Chapeau country.

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Bulevares Periféricos

Sobre el blog

Teatro, Literatura, Cine, Música, Series: arte en general. Lo que alimenta, lo que vuelve. Crónicas, investigaciones, deslumbramientos. Y entrevistas (más conversaciones que entrevistas). Y chispazos, memoria, dietario, frases escuchadas al azar (o no). Y lo que vaya saliendo.

Sobre el autor

Marcos Ordóñez

Marcos Ordóñez. Escritor, periodista, profesor. Cada sábado escribe en Babelia la sección PURO TEATRO y, cada jueves, en Cultura, EL HOMBRE QUE FUE JUEVES. Intento escribir sobre lo que me da vida. Ultimos libros publicados: Turismo interior (Lumen, 2010), Telón de fondo (El Aleph, 2011), Un jardín abandonado por los pájaros (El Aleph,2013).

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