Recuerdo las gafas, de vidrio grueso y montura negra, que reducían sus ojos, ya de por sí pequeños, a dos chispas de agua en la madrugada. Parecía un tipo corriente. Era moreno, llevaba camisas blancas, fumaba Camel corto sin cesar y trabajaba como administrativo en una fábrica de las afueras. Un conocido de barra de bar, primero motejado el Acqua Velva por aparecer siempre flotando en una nube de loción para el afeitado, y después reconocido, ya desde la entrada, por su risa como un galope de felicidad. Contaba chistes como nadie, y era sorprendente el modo en que, riéndose el primero, conseguía anticipar la hilaridad de todos. Al principio era solo eso. No sabía si estaba casado, aunque a juzgar por su horario (yo salía del turno de noche, embotado y sin ganas de preguntas, y a poco llegaba él) le suponía soltero o separado. Una noche, al preguntarle la hora, vi la banderita española en la correa de su reloj. Ahora no recuerdo de quién oí por primera vez lo del show de madrugada. “Nunca sabes cuando será”, me dijeron. “Siempre es cuando a él le apetece, cuando está inspirado. Y suele inspirarse tarde”.
El club estaba en la playa y las olas parecían llegar hasta el pequeño escenario. Había dos billares americanos en una sala estrecha, que él cruzó como si fuera el dueño. El dueño era un tipo gordo, que solo bebía tónicas. Se abrazaron. Había una larga barra de madera de barco, velones en las mesas y una escasa parroquia que hacía innecesario al trío tocando al fondo, en la penumbra del escenario; apenas un rumor, como las olas. Tocaron un buen rato, temas entrelazados de los que justo atrapabas retazos de melodía. Durante ese tiempo, él mantuvo una aburridísima conversación acerca de seguros o algo por el estilo. Yo estaba por irme, convencido de que todo aquello era un disparate de borrachos. De golpe se levantó sin palabras y se perdió tras una cortina. Alguien dijo “ahora” en voz baja, y los clientes tomaron sus sillas, se arracimaron frente al haz de luz y nosotros les seguimos.
Apareció alzando los brazos, despechugado y con un repentino colgante dorado alrededor del cuello. Empezaba yo un bufido cuando comenzó a cantar. Nunca he sido muy bueno para describir la música, pero uno de los presentes dijo luego que cantaba como si detrás tuviera una orquesta y delante a mil personas, así que le robaré la definición, aun sabiendo que solo es un primer peldaño. Más tarde me contaron también que en su casa tenía más de mil discos y todos de música negra, como negro era siempre su repertorio, Marvin Gaye, Lou Rawls, Sam Cooke, Marley: nunca lo hubiera dicho. Pero lo importante no era el repertorio sino la combinación de las piezas, hasta tal punto unidas y contrapesadas que el recital se convertía en una sola canción, una cinta dorada y serpenteante. Los cubos de hielo no se movían un milímetro en sus vasos, los cigarrillos se convertían en columnas de ceniza. Muchas camisas se quemaron aquellas noches.
Al final de la primera hizo un gesto con la mano baja y el trío paró. Se frotó la cara enrojecida, bebió agua y, sin acompañamiento, arrancó a cantar Redemption song, de Bob Marley, con los ojos entrecerrados y el cuerpo repentinamente tenso, como el de un animal al acecho.Yo ya llevaba muchas copas y atrapé los flecos brumosos de una extrañeza nueva: ¿qué hacía en su boca aquel lamento que hablaba de esclavos, de vidas miserables, de dolor y esperanza?
Comencé a dejarme caer por el club todas las noches. Jugaba al mentiroso, hablaba mucho o callaba durante horas. Esperaba. Retrasaba mi vuelta porque no quería volver a ver los folios en blanco junto a la máquina, y si volvía tarde tenía una excusa para dormir hasta el mediodía. No me salía nada y estaba harto de repetir, corregir una y otra vez, contar siempre las mismas historias.
Cuando le escuché cantar de nuevo Redemption song empecé a intuir algo. Y cuando la escuché por tercera vez comprendí algo más. El repertorio era lo de menos. Variaban las canciones, la cinta seguía ondulando, pero Redemption song nunca faltaba, siempre al final, como si todo lo anterior hubiera sido una preparación para llegar a la única canción que realmente le importaba. Porque hasta un oído lerdo como el mío podía darse cuenta de que nunca la cantaba del mismo modo, que cada vez era mejor. A partir de entonces comencé a imaginarme a un hermano igualmente obsesionado, repitiendo la canción frente al espejo quizás en el mismo instante en que yo repetía y recolocaba frases en el papel.
Un estúpido viaje me sacó de la ciudad la noche de su victoria. No encontraban palabras para describirme lo que fue aquello. El público y los músicos aplaudieron, en pie, durante un tiempo incalculable, el tiempo al que abrió la puerta con su canción. Alguno lloró, y después lo atribuyó a las muchas copas. Él no volvió a aparecer por el club. No le vimos más. Quizás el arte sea justamente eso.
Hay 14 Comentarios
¡Hola, Nieves!
Me alegro
fuerte abrazo
Publicado por: Marcos Ordóñez | 20/06/2012 11:47:34
Pues sí alcanza a cualquier generación, mi hija de 14 años y la mayoría de sus amigos, con y sin rastas, lo aprecian y lo respetan. Pero Marcos, Gracias por meter las versiones, ¡que no me puedo creer llevar tanto tiempo sin escuchar a Cassandra Wilson!
Publicado por: Nieves | 18/06/2012 20:18:47
Muy buenas versiones. De Cassandra Wilson hay otra versión excelente de 'Harvest Moon' de Neil Young que aparecía en My Blueberry Nights:
´
http://www.youtube.com/watch?v=m0FrRv2bEJI&feature=related
Publicado por: Nomeko | 13/06/2012 14:16:36
Chris Salewicz, escribió hace unos años una magnifica biografia de Joe Strummer y la tituló Redemption Song, muy recomendable.y también su Bob Marley ,the untold story del año pasado
bless
Publicado por: Jorge | 12/06/2012 18:22:44
algo tiene desde luego esta canción de Marley que cuanto te atrapa ya no te suelta.... Conoceis esta versión??
http://www.youtube.com/watch?v=55s3T7VRQSc
Publicado por: Juan | 12/06/2012 18:16:06
A veces es conveniente informarse bien antes de... esta cancion la escribio BM para congraciarse con el movimiento rasta que ya lo questionaba por su excesivo comercialismo en que cayo, pero fue duramente criticado pues el no era hijo de esclavos, su padre era blanco, claramente visible en su cara, lo cual a el le agobiaba bastante,pues no era 'puro'.. en sus entrvistas trataba,a veces mas de la cuenta, con identificarse con el movimiento rasta.Lo vi en concierto la universidad de Leeds en 1976, aun recuerdo esa noche.gran artista bob.
Publicado por: Roland | 12/06/2012 16:50:32
lo siento pero este articulo no me dice practicamente nada. Mas de lo mismo, mañana toca jimi hendrix.
Publicado por: jose | 12/06/2012 15:46:10
mi "amén" va por tinejo y todos los demás, no por vicente, desde luego.
Publicado por: Marcos Ordóñez | 12/06/2012 15:33:06
A ver Vicente... Respecto a tu comentario chorra:
Emancipate yourselves from mental slavery;
None but ourselves can free our minds.
Have no fear for atomic energy,
'Cause none of them can stop the time.
How long shall they kill our prophets,
While we stand aside and look? Ooh!
Some say it's just a part of it:
We've got to fulfil de book.
... pero tú sabes inglés piltrafiya?
Publicado por: chewaka | 12/06/2012 15:16:22
"esta canción no tiene ni sentido"...dice el Sr. Vicente... nunca oi comentario tan vacio y ajeno a cancion tan bella y llena de significado.. quiza no para usted, pero a veces hay que salir de la propia subjetividad y entender a los artistas en su epoca.. y ni eso, por que la validez de esas palabras siguen bien vigentes. No se si es cuestion de sensibilidad o capacidad de comprension del ingles, pero su comentario no hay por donde cogerlo
Publicado por: Ian | 12/06/2012 14:47:26
Totalmente de acuerdo con Tinejo. Pero solamente ocurre en España. En en resto del mundo, se le reconoce como lo que es, uno de los más grandes, no solo por sus letras y su música (gracias a los hermanos Barret, su mano izquierda y su mano derecha), sino por su compromiso y por no venderse NUNCA. JAH bless BOB
Publicado por: Nacho | 12/06/2012 14:41:43
Anda que quien quiera aprender inglés con BM lo lleva claro, esta canción no tiene ni sentido, cada vez tengo más claro que lo que más me gusta de BM es su música.
Publicado por: vicente | 12/06/2012 13:55:49
Amén a eso.
Publicado por: Marcos Ordóñez | 12/06/2012 10:53:29
Es una canción dura, corrosiva, pero cualquier amante de la obra de Marley no puede dejar de volver a ella una y otra vez. No se le da el valor global que tiene como artista este genio musical del siglo XX, demasiada enraizada su figura en una débil y simplista mescolanza con porros y buenrrollismo, cuando su poesía alcanza a cualquier generación.
http://casaquerida.com/2012/06/11/racimos-de-inmundicia/
Publicado por: Tinejo | 12/06/2012 10:33:52