En los momentos bajos, las canciones de su repertorio requerirían una clasificación semejante a la de los regímenes alimentarios. Alimentos netamente prohibidos: Nantes, Le mal de vivre, Ma maison, Drouot. Alimentos de consumo restringido: La solitude, Le soleil noir, A mourir pour mourir, Mon enfance. Vienen después todas aquellas en las que la garza (perfil de garza, ojos de garza) extendía las alas y se convertía en un albatros o en un águila negra para sobrevolar, lenta y majestuosamente, los jardines perdidos de Marienbad y la calle de su infancia en el París de los años treinta, antes de que llegaran los nazis, antes de que su padre se acercase a su cama.
O cuando jugaba a desmentir su leyenda sombría con irónicos vuelos laterales y giros imprevistos (Les insomnies), o cuando, al fin, se embriagaba de amor y giraba en altos círculos, feliz y loca, loca de amor como un personaje de la Duras, como un perro que ve el mar por primera vez: las grandes canciones de plenitud amorosa y vital, Toi, Ma plus belle histoire d’amour, Pierre, L’enfant laboureur, Vienne, Gare de Lyon, L’automne. En todas ellas, siempre, la sensación de estar clavando los dientes en un alimento netamente terrestre, como pedía Gide: canciones como una fruta irrepetible o una carne en la que todavía late la sangre, con una intensidad como no ha vuelto a alcanzar la canción francesa.
Pese a la negritud de su perfil, pese al aura existencialista que exhalaba su personaje y sus canciones más extremas, nunca se manchó con el existencialismo de postal, nunca se quedó en fleur de cave. Hasta en sus recitales más multitudinarios, sus canciones y, sobre todo, su manera de interpretarlas, creaban un instantáneo perfume de intimidad atemporal: la voz de una mujer sola cantando para todo aquel público pero tomándolos de uno en uno. Como si cantara – en la tradición de Lys Gauty, de Cora Vaucaire, de Lucienne Delyle – desde una calle solitaria, desde una habitación súbitamente deshabitada. Y en trance, en trance hipnótico.
“Cuando canto”, decía, “podrían cortarme un brazo o clavarme un cuchillo en la espalda y no me daría cuenta”. Así sucedió una vez, en uno de sus legendarios recitales de Pantin. Lo contaba su eterno cómplice, el teclista Roland Romanelli. “Antes de entrar en escena, Barbara se cortó en la mano con un vidrio roto, un corte bastante hondo. Pero no quiso suspender el concierto. Se sentó al piano, comenzó a tocar y la sangre dejó de manar. Dos horas más tarde, al terminar el concierto, la mano volvió a sangrar, a chorros, y tuvimos que correr a llevarla al hospital”.
Así cantaba Barbara, así se suspendían la vida y el tiempo en su voz.
Para Ana María Moix
Hay 7 Comentarios
Hola, miss Werring. Me alegra que te guste. En el apartado "Gramola Galáctica" (columna de la derecha) verás más entradas que te pueden interesar. ¿Has hablado con tu sobrino, el gran Alfonso? Seguro que está más enterado que yo de posibilidades canoras. Nos vemos en agosto. abrazo grande. (Escríbeme al mail)
Publicado por: Marcos Ordóñez | 22/07/2012 11:23:59
Hey, you! Olé artículo y canciones. Gracias por el regalo Marcos. Ando volando bajo musicalmente hablando. Qué triste! ¿Conoces a alguien que quiera cantar conmigo????
¿Nos vemos pronto verdad? besos, acw
Publicado por: Ana Cristina Werring | 22/07/2012 11:13:16
Gracuas, Hernán. ¡Por supuesto que conozco "La dame brune"! Se agradece el vídeo. abrazo!
Publicado por: Marcos Ordóñez | 20/07/2012 10:25:39
Marcos es una verdadera deliciar leer sus articulos sobre la chanson française. Es un verdadero "connaisseur" !
De Barbara no se si conoce "la dame brune", es una joya que le escribio Georges Moustaki (espero le haga un homenaje tambien).
Le dejo el video en que salen los dos: http://www.youtube.com/watch?v=pkuPAa8fcQ4
Disculpe la ausencia de tildes pero escribo desde un teclado frances.
Publicado por: Hernan | 20/07/2012 10:18:17
Gracias, Marcos. Barbara se merece muchisimo mas, pero por algo se empieza, y todo lo que haces tiene una enorme dignidad. Gracias por todo, y avisanos si publicas algo tuyo.
Publicado por: Silvestre | 18/07/2012 9:51:58
Por supuesto que me gustan, Luis, y algún día aparecerán por aquí. Gracias por el interés.
Publicado por: Marcos Ordóñez | 18/07/2012 8:06:42
Marcos, ojalá te gusten Leo Ferré o Scott Walker para que caigan algún día por tu gramola!
Publicado por: Luis | 18/07/2012 1:57:53