Recuerdo de "Co & Co"

Por: | 17 de septiembre de 2012


Portada CO & COEste verano, ordenando armarios desbordados de papeles, encontré varios números de Co & Co que creía perdidos. Ahora que tanto se habla, felizmente, del boom de la No Ficción y de las revistas (la mayoría en la red) que albergan reportajes extensos, me apetece recordar y reivindicar aquel experimento formidable, en una época, los primeros noventa, en la que plantearse algo así era tarea de locos. Y nadie tan loco como Héctor Orlando Chimirri, un porteño desmesurado, sorprendentemente parecido a Ford Coppola (le habían confundido más de una vez, y explotaba coqueta y vanidosamente la semejanza), que aterrizó por Barcelona, como tantos otros compatriotas suyos, a mediados de los setenta.
Había sido subdirector del diario El Pueblo, de Tucumán. Amenazado de muerte, fue secuestrado y torturado, pero pudo escapar milagrosamente. De su fuga yo escuché diversas versiones a cual más aventurera, pero ninguna de su boca. No hablaba de ello. De aquellos días terribles le quedó la punta de la lengua trunca por las sacudidas de la picana (lo que no le impedía hablar como una locomotora a toda máquina: ahí era más Scorsese que Coppola) y unas cuantas logiquísimas obsesiones, como la de no dar nunca la espalda a la puerta en lugares públicos. En cuanto a la voracidad, la velocidad, la megalomanía y el insomnio, diría que ya le venían de fábrica. Murió de un infarto fulminante en 2002, una mañana de domingo, como si la guadañera solo pudiera haberle atrapado en un momento de descanso.

Cuando le conocí, Chimirri gozaba del beneplácito de Antonio Asensio, el dueño del Grupo Zeta, porque había sido uno de los fundadores de Interviú y consiguió buenas ventas con un semanario infame, a caballo entre el humor y el chismorreo puro y duro, que se llamó Sal y pimienta, y a partir de cuyo éxito, si no recuerdo mal, entró a formar parte del equipo editor de Zeta. Se sentía muy satisfecho, y con razón, de haber creado y dirigido “Cosecha Roja”, una estupenda colección de novela negra, pero tenía una espina clavada: quería hacer una revista de la que se sintiera orgulloso. Asensio le dio absoluta carta blanca y así, en marzo de 1993, nació Co & Co, una auténtica revista “de editor”, pues no tenía otro planteamiento que el de albergar todo lo que a Chimirri le gustaba: cine, música, literatura, comics, fotografía, y grandes reportajes. La editora era Blanca Rosa Roca, para Ediciones B. El redactor jefe era Laureano Domínguez. Y Chimirri, naturalmente, era el capitán del alegre navío.
En Co & Co coincidimos, y cito tan solo a los primeros que me vienen a la cabeza, Jordi Costa, Quim Casas, Juan Madrid, Arturo San Agustín, Moncho Alpuente, Juan Sasturain, Joan Riambau, Pablo Di Masso, Manu Leguineche y Francisco Casavella, que hizo una maravillosa y loquísima serie de retratos de cantantes caribeños, rescatada tras su muerte en la antología "Elevación, Elegancia, Entusiasmo", de Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Las reuniones de redacción propiamente dichas eran muy rápidas. Nos veíamos con Chimirri y Laureano Domínguez una vez al mes, se proponían y repartían los temas, y ventilada la cuestión en cosa de una hora, nos íbamos a comer y a hablar de lo que habíamos escuchado, visto y leído, con lo cual, naturalmente, surgían nuevas propuestas y había que remodelar el sumario.

La verdad es que Co & Co sorprendió a lectores y colegas, y en la actualidad sus doce números publicados son carne de coleccionista.
Era un magazine de lujo, de gran tamaño, con impresión de calidad fotográfica, diseño cuidadísimo y apenas publicidad: un par de páginas por número. Todo el mundo decía que era un pésimo momento para aquella aventura: El Europeo y Sur Exprés, para citar tan solo dos de las diversas y formidables revistas que le precedieron en el mercado, habían tenido que echar el cierre.
Sorprendió también la longitud de los textos y, desde luego, lo espléndidamente pagados que estaban. Ambas cosas me pasman retroactivamente. Por una agenda de aquel año, veo que la media de las crónicas y perfiles que escribí oscilaba entre veinte y veinticinco páginas, al bonito precio de seis mil pesetas el folio, que entonces era una buena cantidad y podía dedicar el mes entero a su escritura. ¡Tiempos aquellos!
Así, durante aquellos doce felices meses escribí algunas piezas más o menos vinculadas a la actualidad (sobre Dennis Hopper, Juan Marsé y Paul Auster) pero también otras en torno a Truman Capote, Norman Mailer, Dorothy Parker, la Escuela de Nueva York, John Cassavetes y la etapa de guionista de Coppola. Hay rarezas que había olvidado, como la crónica de una falsa novela de Boris Vian que titulé It’s So Hard To Be Bop, y un par de trabajos que escribí y cobré pero no llegaron a ver la luz porque la revista echó antes el cierre: un reportaje sobre el Saturday Night Live y un perfil de Peckinpah con motivo de la publicación en Estados Unidos de la biografía Bloody Sam. No es mal balance.
De todo este material perdido en la distancia quiero recuperar para el blog (bajo la rúbrica “De mis archivos”) Un paseo con Juan Marsé y Capotiana, que reescribiré y colgaré tan pronto como pueda. ¡Permanezcan atentos a esta ventana!

Hay 15 Comentarios

¡Un fuerte abrazo, Di Masso!

Caí por sorpresa sobre tu texto y fue como una entrañable tormenta que llegaba con toda la furia de aquellos doce números de Co&Co. No hay nada que pueda agregar a tu generoso safari por aquella época de pandilla dispersa.
En fin, mercibocú por el salto nostalgioso,
un abrazo,
Pablo.

Hola, Abel. Gracias por el interés. Calculo que CAPOTIANA lo daré a primeros o mediados de octubre, en dos entregas. De momento, mañana miércoles y el otro colgaré UN PASEO CON MARSÉ, otra crónica de la "cosecha 93"
Abrazo

Capote por Mr. Ordóñez?! Cuándo cuándo? Eso hay que verlo. Esta revista tiene pinta tremebunda. Leí no hace mucho uno reciente de Auster que me areció más que correcto: Travels in the Scriptorium. De hecho me parece uno de sus mejores. Un poco ignoto-porque-sí, pero potente.

Un abrazo, Bertini!
Un abrazo, Luis y Jaume!
Y... no, Auster no me gusta tanto como en la gran época de EL PALACIO DE LA LUNA y LA MÚSICA DEL AZAR. Pero seguro que me he perdido algún buen libro suyo reciente.

Tuve la suerte de colaborar en dos números y la desgracia de que mi tercera colaboración (un largo poema que "ilustraba" unas exquisitas fotos eróticas y tuvo amplia difusión en libros y blogs) no llegara a publicarse nunca: iba en el aciago número trece. Dos cubiertas de estas doce llevan mi nombre, y me enorgullezco de ello. Al "gordo" Chimirri, querido amigo, lo recuerdo siempre como a un irrepetible.

Tuve la suerte de colaborar en dos números y la desgracia de que mi tercera colaboración (un largo poema que "ilustraba" unas exquisitas fotos eróticas y tuvo amplia difusión en libros y blogs) no llegara a publicarse nunca: iba en el aciago número trece. Dos cubiertas de estas doce llevan mi nombre, y me enorgullezco de ello. Al "gordo" Chimirri, querido amigo, lo recuerdo siempre como a un irrepetible.

Tuve la suerte de colaborar en dos números y la desgracia de que mi tercera colaboración (un largo poema que "ilustraba" unas exquisitas fotos eróticas y tuvo amplia difusión en libros y blogs) no llegara a publicarse nunca: iba en el aciago número trece. Dos cubiertas de estas doce llevan mi nombre, y me enorgullezco de ello. Al "gordo" Chimirri, querido amigo, lo recuerdo siempre como a un irrepetible.

Tuve la suerte de colaborar en dos números y la desgracia de que mi tercera colaboración (un largo poema que "ilustraba" unas exquisitas fotos eróticas y tuvo amplia difusión en libros y blogs) no llegara a publicarse nunca: iba en el aciago número trece. Dos cubiertas de estas doce llevan mi nombre, y me enorgullezco de ello. Al "gordo" Chimirri, querido amigo, lo recuerdo siempre como a un irrepetible.

Que alegría comprobar que tengo los doce! Que portadas tan increíbles! Yo recuerdo también los artículos de jazz de Sampayo y de Federico González, que por entonces también firmaba en El Pais. Ahora veo que el de Capote lo firmaba Marcos. Incluye esa foto maravillosa de Truman bailando con Marilyn. Saludos

Te sigue gustando Paul Auster?, curiosidad.

¡Gracias, Raúl! Thank you for remember, como dice la canción.

Me encantaba. Y recuerdo perfectamente leer por primera vez un extenso reportaje sobre un autor aún bastante desconocido por estas tierras, Paul Auster, al que un brillante Marcos Ordoñez denominaba "escritor para escritores".
Sería un fracaso comercial, pero Co & Co fue un éxito de talento.

Ah, caramba. Ya me contará usted. De primera mano si es el recuerdo, porque es mío. Otra cosa, muy probable, es que no sea exacto. Como, por otra parte, sucede con casi todos los recuerdos, sobre todo si tienen casi veinte años. También es más que probable que lo contempláramos desde ángulos distintos.

El recuerdo no es de primera mano, ni exacto.
Yo estuve ahi.

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Bulevares Periféricos

Sobre el blog

Teatro, Literatura, Cine, Música, Series: arte en general. Lo que alimenta, lo que vuelve. Crónicas, investigaciones, deslumbramientos. Y entrevistas (más conversaciones que entrevistas). Y chispazos, memoria, dietario, frases escuchadas al azar (o no). Y lo que vaya saliendo.

Sobre el autor

Marcos Ordóñez

Marcos Ordóñez. Escritor, periodista, profesor. Cada sábado escribe en Babelia la sección PURO TEATRO y, cada jueves, en Cultura, EL HOMBRE QUE FUE JUEVES. Intento escribir sobre lo que me da vida. Ultimos libros publicados: Turismo interior (Lumen, 2010), Telón de fondo (El Aleph, 2011), Un jardín abandonado por los pájaros (El Aleph,2013).

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