El pasado verano, en la verbena de San Juan, volvió a sonar la voz del Beny cantando Mata Siguaraya mientras se abrían palmeras verdes en el cielo. Volvió aquella voz de tenor, aquella frescura, aquella increíble flexibilidad. Un cantante completísimo, que dominó cualquier género: son, mambo, bolero, chacha, feeling. Y con un compás y una sonoridad únicas.
No creo exagerado decir que Beny Moré es a Cuba (y quizás a todo el Caribe) lo que Gardel fue a Argentina (y a toda América del Sur).
Alto, delgado, vestido como los pachucos mexicanos: chaqueta de largos faldones hasta las rodillas, pantalones anchísimos, sombrero de ala ancha, corbatas de colores vivos, y un bastón que movía como si fuera una batuta y con el que dirigía a sus músicos, completando sus indicaciones con movimientos de hombros y patadas en el suelo.
El Conde Negro, el Bárbaro del Ritmo. Capaz de cantar lo que nadie cantaba y de beber lo que nadie bebía, hasta que se rompió.
Sobre el Beny, como sucede con todos los grandes mitos, proliferan las leyendas. Y las innumerables historias. Su vida fue tan corta (cuarenta y cuatro años) como pródiga en ambas. No pretendo, pues, que estas notas sean exhaustivas ni fidedignas: hay demasiadas versiones contrapuestas.
Parece confirmado que Bartolomé Maximiliano Moré nació el 24 de abril de 1919 en Santa Isabel de las Lajas, municipio de la actual provincia de Cienfuegos, 300 kilómetros al sureste de La Habana. Se cuenta que descendía del rey de una tribu del Congo, al que unos traficantes de esclavos le capturaron un hijo llamado Gundo, que fue vendido al propietario de una plantación cubana. Gundo, que luego se llamó Ta Ramón Gundo Paredes, era, al parecer, tatarabuelo del Beny: logró emanciparse y murió liberto a los 94 años. Su hija, Julia Moré, tuvo seis hijos con un coronel del ejército mambí. Virginia, nieta de Julia Moré, tuvo dieciocho hijos. Beny fue el mayor. Eran guajiros, campesinos.
Según Virginia Moré, Beny construyó a los seis años su primer instrumento, un simulacro de guitarra, con una tabla y un carrete de hilo.
A los 16 años, en 1935, Beny dejó Santa Isabel para viajar hasta La Habana en un camión cargado de coles: quería ganarse la vida como músico y cantante. Allí formó parte de algunos conjuntos de corta vida y se ganó la vida vendiendo “averías”: frutas y verduras estropeadas. Volvió luego a su pueblo, donde cortó caña, y con aquel dinero compró su primera guitarra. En 1940 regresa de nuevo a la capital.
Toca, pasando el sombrero, en bares y cafés de la zona del puerto, y actúa luego con muchos grupos. En 1944, Siro Rodríguez, del entonces celebérrimo Trío Matamoros, toda una institución, le escucha cantar (según unos, en una fiesta; según otros, en el bar El Templete), le presenta a Miguel Matamoros y Rafael Cueto, y Beny pasa a formar parte del grupo, que no daba abasto para cumplir sus compromisos dentro y fuera de Cuba. Con ellos lleva a cabo sus primeras grabaciones y al año siguiente les acompaña a México, sustituyendo a Miguel, que pasa a dirigir la formación.
Como todavía utiliza su nombre de pila, Rafael Cueto le dice que "Bartolo, en México, es nombre de asno" y le rebautiza como Beny. Miguel Matamoros no tarda en hartarse de México. Soporta mal el frío y la altura, de modo que pasados unos meses, el Trío regresa a Cuba. Beny decide quedarse en el Distrito Federal, y graba varios números para el sello RCA Victor, con la ayuda de la actriz y bailarina Ninón Sevilla, que le presenta a Mario Rivera Conde, el director de la discográfica.
En 1946 se casa con Juana Margarita Bocanegra, una enfermera mexicana. El padrino de boda es Miguel Aceves Mejía. Actúa en el Montparnasse y el Río Rosa, los cabarets más famosos de la época; toca y graba más de cincuenta canciones con las orquestas de Lalo Montané, Rafael de la Paz, Chucho Rodríguez y, sobre todo, “un chaparrito con cara de foca” llamado Dámaso Pérez Prado, el rey del mambo, del que aprenderá como se ha de moverse, respirar y conjuntarse una big band. Son los años de Anabacoa, de Locas por el mambo, de Pachito Eché, grandes éxitos en México, y de grandes giras por Panamá, Colombia, Brasil y Puerto Rico.
En 1950 regresa a Cuba y triunfa con Bonito y sabroso, posiblemente su tema más popular. Graba con las orquestas de Bebo Valdés, de Mariano Mercerón y de Ernesto Duarte, el autor de la inmortal Cómo fue, con el que acaba seriamente enfrentado (por motivos racistas, según unos; por asuntos económicos, según otros) hasta el punto de que Beny informa a RCA de que no volverá a grabar más con él.
Tras actuar en 1952 con la Orquesta Aragón, paisanos de Matanzas, a los que ayuda a introducirse en el mundo musical de La Habana, forma en noviembre de 1953 la Banda Gigante de Beny Moré, también conocida como La Tribu, integrada por veintiún músicos, y cuyas actuaciones podían durar cuatro o cinco cinco horas. Enormes músicos, entre los que destacaron Eduardo Cabrera “Cabrerita” al piano, Alfredo “Chocolate” Armenteros a a trompeta, Generoso Jiménez “Tojo” al trombón, y Rolando Laserie en la batería. De la dirección se ocupaba Beny, que no sabía música pero tenía un milimétrico sentido del ritmo: sus arregladores (“Cabrerita” y Jiménez, sobre todo, pero también Pedro Jústiz “Peruchín”) hacían el resto. A menudo, contaron sus músicos, Beny modificaba los arreglos en plena ejecución, acercándose a cualquiera de ellos y tarareándoles el cambio.
Guillermo Cabrera Infante recordaba que la Banda Gigante se fundó en el Alí Bar de La Habana, un cabaret un tanto marginal, situado en un barrio residencial venido a menos (“en Avenida Doloroes y carretera del Lucero”): era el club preferido por muchos músicos, donde recalaban tras sus actuaciones para montar jam sessions a puerta cerrada.
La Banda Gigante era una máquina de baile, y un modelo absoluto (e inigualado) para todas las que vinieron luego. Entre 1954 y 1955 se hace popularísima en salas de fiesta y emisoras cubanas. En las temporadas de 1956 y 1957 dan el salto: actúan en Venezuela, Jamaica, Haití, Colombia, Panamá, México y Estados Unidos. Beny canta con la orquesta de Tito Puente en el Hollywood Palladium de Los Ángeles y actúa con la orquesta del mexicano Luis Alcaraz en la gala de los Oscar.
Y bebe, bebe muchísimo para aguantar el tirón de aquellas giras agotadoras.
De vuelta a La Habana, la Banda Gigante se afinca en los clubes La Tropical y La Sierra. Triunfa la revolución y Beny se queda en Cuba. En 1960, mientras actúa en el cabaret Night and Day, le diagnostican una cirrosis hepática. “El último año de su vida – contaba Constante Diego, autor, con Sergio Véjar, el documental Hoy como ayer – le prohibieron tomar ni una copa más: era cuestión de vida o muerte. De modo que echaba el alcohol en sus manos, las frotaba y aspiraba. Pero no sirvió de nada: tenía el hígado destrozado”.
Beny Moré murió el 19 de febrero de 1963. Según unos, en el Hospital de Emergencias de La Habana; según otros, durante una actuación en Palmira (Matanzas) le sobrevino un vómito de sangre y se ahogó. Aquí las informaciones se subdividen: he leído que murió mientras cantaba Cómo fue y también que estaba interpretando Bonito y sabroso.
Según la periodista cubana Tania Quintero, fue despedido con un rito funeral mayombero, con banderas para abrir los caminos y espantar a los malos espíritus. Los festejos fúnebres duraron una semana.
Había muerto un héroe popular. Nacía el mito Beny Moré.
Hay 6 Comentarios
Diría yo que el artículo es algo más que ese fragmento, por otro lado sobradamente conocido. A este paso, cuando escribamos que Shakespeare nació en Stratford, que su padre era guantero y que se casó con Anne Hathaway siempre saldrá alguien diciendo: "Oh, lo ha copiado de Wikipedia".
Publicado por: Marcos Ordóñez | 30/09/2013 11:36:38
Alguien afirmaba que : "Ser original es copiar sin que se note", pero tu artículo es bastante burda la copia de Wikipedia. Así Nació en el barrio de Pueblo Nuevo de la ciudad de Santa Isabel de las Lajas, en la entonces provincia de Las Villas, hoy en la Provincia de Cienfuegos, en el centro de Cuba. Era el mayor de 18 hermanos de una familia afrocubana humilde y campesina. Se dice que su tatarabuelo materno, Gundo, era descendiente del rey de una tribu del Congo que fue capturado a los nueve años por traficantes de esclavos y vendido al propietario de una plantación cubana, llamado Ramón Paredes. Gundo pasó a llamarse entonces Ta Ramón Gundo Paredes. Al pasar a ser propiedad del conde Moré, dueño del central La Santísima Trinidad, se le cambió el nombre a Ta Ramón Gundo Moré. Posteriormente fue emancipado y murió como liberto a la edad de 94 años. El apellido del tatarabuelo materno se conservó por ser todos las ascendientes maternas de Moré —su bisabuela, Julia; su abuela, Patricia, y su madre, Virginia—, así como el propio músico, fruto de uniones ilegítimas, la mayoría de ellas con blancos, que no reconocieron a sus hijos. El padre de Beny Moré fue un tal Silvestre Gutiérrez. Lamentable
Publicado por: Freddy Russo | 30/09/2013 5:00:10
Sensacional Beny Moré!!!
Gracias por el fantástico artículo.
Publicado por: Eva PPC | 27/09/2013 18:09:20
¡Gracias, Arturo y Estrella!
Viva Beny!
Publicado por: Marcos Ordóñez | 26/09/2013 10:43:37
Un gustazo de artículo, como lo es la música de Beny Moré. Ya podrían tomar nota los que intentan vender al mundo que los grandes de la música latina son gente como Ricky Martin o Chayanne...Mamma Mía!!!!
Publicado por: Arturo | 25/09/2013 13:46:44
Los que hemos escuchado, y mucho al Beny, el más grande, le agradecemos el recuerdo, las palabras y su música. Los que no le conocen tienen la oportunidad de descubrirle.
Gracias!!
Publicado por: Estrella | 24/09/2013 8:20:09