Un dia perfecto para el pez Coll

Por: | 15 de enero de 2014

Dibujo-Coll

Tendríamos once o doce años. Le pregunté: “¿Tú no serás hijo de Coll, el dibujante?”.
Dijo que sí con la cabeza y le pedí que su padre me firmara un autógrafo. Me contó que ya no dibujaba: se ganaba la vida como albañil. Creí que me tomaba el pelo. ¿Un genio como Coll, de albañil? Pasó una semana y cuando parecía haberse olvidado de la firma, apareció el hijo con un dibujo, en papel de barba, a tinta y acuarela. Era uno de sus extraordinarios chistes mudos: un pescador trataba de escapar de un pez enorme, vivísimo. Aquel hombre, uno de mis héroes, que debía llegar a su casa reventado por el trabajo en la obra, había encontrado tiempo y ganas de dibujar una viñeta a todo color (¡un original de Coll!) para un compañero de clase de su hijo.
Luego entendí la tardanza. Era minucioso, perfeccionista hasta la extenuación. Imaginar y llevar a cabo una historieta, contaba, solía llevarle varios días: “Descubrí que en ese tiempo", decía, "no ganaba ni la mitad de lo que mis amigos poniendo ladrillos, y tenía una familia que mantener”.
Había empezado como albañil. A los trece años ya trabajaba en una cantera, en Montjuïc, pero le encantaba dibujar. Sus maestros, “los cuatro ases”, eran Opisso, Castanys, Urda y Benejam. A los veinte se presentó con una carpeta en la redacción del TBO y le contrataron.
Se convirtió en el dibujante más moderno, original y poético de todo el equipo. Practicaba un humor blanco, sin palabras ni personajes fijos. Sus protagonistas eran hombres solitarios, vagabundos, náufragos reales o metafóricos, siempre desconcertados por los mecanismos del mundo, de inconfundible trazo estilizado: altos, delgados, elásticos. También deslumbraba su tratamiento de la perspectiva, a base de sombras, y su magistral planificación del gag.
Muchas veces pensé que Coll era el equivalente, en historieta, del cine de Jacques Tati. Y el dibujante ideal para trasladar al papel las aventuras de monsieur Hulot. En Francia le habrían idolatrado, como a Sempé. Aquí se hartó de que en el TBO traicionaran su humor, añadiéndole diálogos, y de cobrar tan poco, y así fue como volvió a su primer oficio.
Esto sucedía a finales de los sesenta. Quince años más tarde, cuando Coll pensaba que ya nadie se acordaba de él, Joan Navarro, director y padre espiritual de Cairo, comenzó en su revista una especie de operación rescate y le pidió nuevos dibujos. Quería colocarle en el lugar que el correspondía: el de uno de los padres indiscutibles de la “línea clara” española. Albert Mestres, de la librería Continuará, le publicó el álbum antológico De Coll a Coll, que se presentó en el IV Salón del Cómic, donde obtendría, en mayo de 1984, el Premio Nacional de la Historieta.
Dos meses más tarde, cuando el gran retorno parecía cosa hecha, sucedió lo inimaginable. El 14 de julio, Coll apareció muerto en su casa, a los 61 años: se había suicidado.
“Diría que lo último que hizo en su vida”, me contó Navarro, “fueron las doce páginas que aparecieron en nuestra revista”. Siempre es arriesgado aventurar las causas de un suicidio. Victoria Bermejo (alma mater de Cairo), apunta que Coll comenzó a obsesionarse con la idea “de que aquel reconocimiento era un enorme malentendido, que no podía tener tanta suerte de golpe, tras todos aquellos años en el dique seco. Parecía una manía pasajera, aunque no hubo forma de quitársela de la cabeza. Fue un final atroz para una historia muy triste: la historia de una injusticia histórica con un gran artista”.
El dibujo que Coll me regaló lleva años en casa, pero cada vez que lo miro me parece verlo de nuevo. Tiene un color muy vivo, como si acabaran de pintarlo ayer.  

Hay 27 Comentarios

Marisa Macias ‏@MarisaMacias22
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Sí señor. Grande Coll. Nunca te imaginas que una persona tam importante pueda vivir casi en el anonimato. Sin duda, un gran artista.
Yo os ofrezco mi blog de cuentos que con tanto cariño escribo.
El último capítulo editado es “El sastre del Vaticano”. http://loscuentostontos.blogspot.com.es/2014/01/38-el-sastre-del-vaticano.html
Cada quincena publico un capítulo. Comienza con una introducción, al hilo del taller de relato breve al que asisto, continúo con una canción, y termino con el cuento.
Si os apetece, podéis leerlo.
http://loscuentostontos.blogspot.com.es/

Basta leer cualquier entrevista con Coll para ver en qué términos habla de su relación con TBO.

Puntualizar unas cosas. Coll fue muy querido en TBO. Los editores, Buigas y posteriormente Viña, dieron en su momento orden de que se aceptaran todos los originales que llevara, cosa que no sucedía con otros dibujantes. A todos se les pagaba poco, a tanto por viñeta. Por eso la inmensa mayoría nunca dejaron sus respectivos trabajos. No tengo constancia que se modificaran sus trabajos.

Muy buen artículo, aquí dejo un enlace para los interesados en Coll. No lo conocía hasta ahora.

http://www.grafopata.com/dibujantes_fitxa.asp?IDbook=39

Los niños que leyeros tebeos siempre serán libres.

Fantástico el gran Coll. Coleccioné el TBO muchos años hasta que ya no tenía sitio donde guardarlos. Cometí el error de tirarlos y hora me arrepiento. Ahora conservo ejemplares de Cairo, Complot, Madriz y Cimoc y me pasa lo mismo: no me caben en casa, pero no quiero tirarlos. Si alguien está interesado, puede ponerse en contacto conmigo: [email protected].
Qué final tan triste para un gran artista.

Marcos, que fue de su hijo tu amigo del cole?. Un abrazo muy fuerte

¡Gran artista y gran relato! ¡Muchas gracias!

Muy buena la comparación con Jaques Tati. Junto con F. Ibáñez era mi dibujante preferido de mi adolescencia (tengo 52). No lo digo falseando mi memoria, lo tengo escrito en un cuestionario de un curso de dibujo del CEAC de aquellos tiempos. Hace pocos años me enteré de su triste y silenciosa historia con la editorial, y de su final trágico. Es imposible no identificarlo con sus poèticos personajes y no imaginarse sus últimos preparativos ¿por que no le salió mal su última historieta? Una parte de él sigue con nosotros, discreto, amable y extrañado de todo.

Que preciosa historia tan triste

Por desgracia ya no sorprende leer historias sobre genios maltratados en este país.

Gracias!!

Con 50 años, me sigo acordando de las viñetas de Coll. Elegancia, expresividad con sencillez. Inolvidables.

Era genial. No he podido evitar las lagrimas. !Que pena¡

España es un país triste. y luego encumbran su alegría. que pena da leer el relato, es absolutamente desgarrador. yo soy ilustrador y me toca vivir momentos aciagos, duros, y cada vez estoy más asqueado.

Es la tragedia de este país, de albañil se gana mas que en casi cualquier otro oficio mas estudiado. Me recuerda a una novia que tuve, licenciada en derecho, ahora trabaja fregando escaleras.

Maravilloso regalo para un niño de 11 años. Dice mucho de cómo era Coll. Una historia muy digna y muy triste

Yo también voy a cumplir 45 años el mes que viene y recuerdo los últimos coletazos de aquel TBO de Coll, Blanco, Sabatés, Bernet Toledano... Me llegó esta historia hace unos meses y no daba crédito: me parecía imposible que el, para mí, dibujante más elegante de la historia del cómic español se viera obligado a trabajar de "paleta" (como dicen en Cataluña) y que tuviera tan triste final. Grandísimo Coll. Por cierto: me gustaría destacar desde aquí los magníficos rótulos con los que titulaba sus historietas. Sin duda, hubiera sido un diseñador tipográfico excepcional de habérselo propuesto.

Gracias por este reencuentro con uno de mis dibujantes favoritos de aquellos (ya viejos) tiempos del TBO. Qué de recuerdos, de repente sueltos...

Yo voy a cumplir 45 años el mes que viene. En casa de mis padres había un montón de ejemplares del TBO, y sus historietas siempre me fascinaron. Tipos altísimos y muy delgados metidos en coches descapotables minúsculos a los que les pasaban cosas muy raras en carreteras desoladas. Tengo que rebuscar en los cajones por si todavía están allí.
Gracias por refrescar el recuerdo.

Gracias por el artículo. De la historia negra de este país...

Un pedazo descomunal y revelador de la historia del tebeo y de la cultura española el que acabas de regalarnos. Benditos sean Coll y todos los hombres buenos que alegraron nuestra infancia y los años más oscuros nuestra historia con su ingenio. Por más años que viva, nunca olvidaré el olor de los kioskos los domingos por la mañana. Gracias, Marcos.

Gracias, Nomeko7, Palimp y Benismael. Ha sido un placer compartirlo con vosotros. Aunque es una historia tristísima, su arte sobrevive.

" ...altos, delgados, elásticos" Es la mejor definición de los personajes de Coll. Aún tengo ejemplares originales del TBO con sus historietas y aunque han pasado tantos años, sus dibujos mantienen la frescura.

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Sobre el blog

Teatro, Literatura, Cine, Música, Series: arte en general. Lo que alimenta, lo que vuelve. Crónicas, investigaciones, deslumbramientos. Y entrevistas (más conversaciones que entrevistas). Y chispazos, memoria, dietario, frases escuchadas al azar (o no). Y lo que vaya saliendo.

Sobre el autor

Marcos Ordóñez

Marcos Ordóñez. Escritor, periodista, profesor. Cada sábado escribe en Babelia la sección PURO TEATRO y, cada jueves, en Cultura, EL HOMBRE QUE FUE JUEVES. Intento escribir sobre lo que me da vida. Ultimos libros publicados: Turismo interior (Lumen, 2010), Telón de fondo (El Aleph, 2011), Un jardín abandonado por los pájaros (El Aleph,2013).

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