Philip Larkin, el solitario de Hull

Por: | 28 de mayo de 2014


Philip Larkin - Poesia reunida - Lumen

Tenía el aspecto de un oficinista a punto de jubilarse o de un huraño clérigo anglicano, pero hay algo en sus ojos, en la foto de portada de la reciente y fundamental edición de Poesía reunida (Lumen), que recuerda a la melancolía de Onetti cruzada con la alegre viveza de Costello. Se decía de él que era un conservador furibundo que adoraba a la señora Thatcher, rechazaba cualquier forma de modernidad (“¡empezando por el horrible bebop!”) y se comía a los niños crudos (“esos animalitos egoístas, ruidosos, crueles y vulgares”), aunque Martin Amis recuerda que le regaló Get yer ya-ya’s out, el directo de los Stones, y su “impecable y atenta cortesía”, y también, entristecido, sus “escasas dotes para la felicidad”.

Por comodidad o provocación, Philip Larkin exageró su perfil misantrópico, pero no mentía al proclamar su deseo de soledad, su anhelo de olvido. Buscando paz y silencio se autoexilió al lejano Yorkshire y trabajó como bibliotecario en la Universidad de Hull: “Los que quieren venir hasta aquí”, decía, “se hacen un lío con los transbordos y acaban yendo a Newcastle a darle la tabarra a Basil Bunting”. Según Amis, nunca leyó sus poemas en público, jamás dio conferencias sobre poesía ni pretendió enseñar a escribir a nadie, y en su madurez rechazó por igual la orden de Caballero del Imperio Británico y el nombramiento como poeta laureado. Sin embargo, maravillosa ironía, con solo tres libros – Un engaño menor (1955), Las bodas de Pentecostés (1964) y Ventanas altas (1974) – se convirtió en un poeta auténticamente popular, y del último se vendieron nada menos que veinte mil ejemplares en su primer año.

Hijo de Auden y Hardy (y de Yeats en sus comienzos), Larkin destiló una poesía comunicativa y clara que no requería (ni requiere) decodificador, glosas o notas al pie. Sus poemas, decía, “surgen de cosas que he visto, pensado o hecho, y dudo que entre sus temas haya nada extraordinario”.
Damián Alou, responsable del volumen, añade que “la belleza de su obra surge de la verdad de la experiencia, por cruda que esta sea”. Pese a la negatividad que muchos le criticaron, hay mucha más luz en sus poemas de la que se advierte a primera vista.

Veo a esa joven pareja a la que imagina abrazándose, al fin con píldoras y diafragma, y le lleva a evocar la luz de las ventanas altas “donde cabe el sol y el hondo, interminable aire azul”.

Veo el brillo en los ojos febriles de ese hombre solitario que, un viernes por la noche, en el Royal Station Hotel, imagina “las olas que se pliegan detrás de las aldeas”.

Veo también sus ojos entrecerrados de dicha bajo los árboles que le instan a rebrotar: “Pronto será primavera”, escribe en “Llegada”, “y yo, cuya infancia es un tedio olvidado, me siento como un niño que aparece en una escena de reconciliación entre adultos, y no entiende nada más que las insólitas carcajadas, y comienza a ser feliz”.

Y releo, pura esencia de sus poemas, el final de la estoica carta de despedida a Kingsley Amis, la noche del 21 de noviembre de 1985, a punto de salir para el hospital: “Bien, la cinta se acaba. Piensa en mí cogiendo el pijama y las cosas de afeitar. Me disculparás que no incluya el discurso de despedida de rigor”.

 

Larkin lee "Las bodas de Pentecostés"

 

Un documental sobre Philip Larkin

Hay 2 Comentarios

Amigo Marcos:

Corro presto a buscarlo. Bien traída la referencia a Onetti y Costello, pero en el enlace de "Las bodas de Pentecostés", con el botón del "play" tapando su boca, me parece advertir un parecido (inquietante) con el Cela de los años cincuenta. Nobody's perfect!

Es justo también, levantar la copa -vendría bien un dry martini- por la encomiable labor de la editorial Lumén, sobre todo después del reciente festín de "El arte de leer" de W. H. Auden.

Un abrazo.

Era un tierno.

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Sobre el blog

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Sobre el autor

Marcos Ordóñez

Marcos Ordóñez. Escritor, periodista, profesor. Cada sábado escribe en Babelia la sección PURO TEATRO y, cada jueves, en Cultura, EL HOMBRE QUE FUE JUEVES. Intento escribir sobre lo que me da vida. Ultimos libros publicados: Turismo interior (Lumen, 2010), Telón de fondo (El Aleph, 2011), Un jardín abandonado por los pájaros (El Aleph,2013).

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