Por pura agua del azar, íbamos ya rumbo al monasterio de Santo Domingo de Silos cuando nos sorprendió la noticia de la muerte de Umberto Eco. El viaje con mi amigo Juanes era para que mi hijo Bastián conociera por fin la nieve, como cuando Aureliano Buendía había de recordar el día en que su padre lo llevó a conocer el hielo, pero la partida de Eco le dio un altro sentido a la travesía...
Vive en Silos, como quien vive en siglos, el P.Mariano Palacios, monje benedictino de 88 años, nacido a pocos kilómetros del monasterio a donde ingresó en 1939. Tenía doce años y hoy pasa los días --de maitines a completas-- leyendo y escribiendo en hábito negro mientras afuera el mundo se mueve en diferentes velocidades. Mariano vivo en México casi treinta años: casó a mis padres en 1958 y a Aura y a mí, treinta años después. Poco antes de que yo cumpliese dos años, mis padres viajaron desde Alemania para reencontrarse con Mariano y al pie de una sequioia que transplantaron benedictinos franceses en Silos a finales del siglo XIX, di mis primeros pasos logrando sangrarme una rodilla.
Cuando vine a España para intentar doctorarme en Historia en la Universidad Complutense, pasé unos días en Silos con los horarios de los monjes, leyendo y escribiendo silencios. Hoy llegué con el menor de mis hijos y mi amigo Juanes para ver el monasterio que inspiró a Umberto Eco no pocas referencias para su novela El nombre de la rosa.
La última línea de El nombre de la rosa es Stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus y se podría traducir de manera simple como "De la rosa sólo nos queda el nombre", lo cual podría ligarse al entrañable verso del poeta Walter de la Mare cuando escribe There is a wind where the rose was o, como tradujo Eliseo Diego: Sólo queda el viento, donde estuvo la rosa. Umberto Eco parafraseaba el verso de Bernardo Cluniacense (también conocido como Bernardo de Cluny o de Morlaix) monje benedictino francés del siglo XII que escribió que de la Antigua Roma, la Roma original de Rómulo y Remo, la capital del imperio aunque eterna... en realidad, sólo nos queda el nombre.
Eco visitó Silos, consultó muchos de entre sus miles de libros incunables, 25 mil ejemplares del fondo antiguo y conoció el original del Beato de Liébana, Beato de Silos en Londres. En sus Apostillas a El nombre de la rosa, explicaba que Jorge de Burgos --bibliotecario ciego-- era homenaje a Jorge Luis Borges, que Adso de Melk se hipnotiza con algunas esculturas inspiradas en tallas y dibujos vistos en Silos... y que de la rosa sólo nos queda el nombre no sólo como broche para el envejecido recuerdo de un Adso anciano que narra la aventura de su maestro Guillermo de Baskerville como un Dr. Watson que evoca la maestría de Sherlock Holmes, sino como recordatorio de que en todo enamorado quizá se llegue a evaporar el recuerdo intacto de un rostro, mas siempre quedará impreso en nuestra memoria el pétalo de un nombre inolvidable.
El nombre de la rosa vendió --y seguirá vendiendo-- millones de ejemplares, pero tengo para mí que es novela que no es necesariamente leída por todo aquel que la evoca más por medio de escenas de la película protagonizada por Sean Connery que por memorizar las citas en latín que alivian su trama. Para quienes leímos al semiótico Umberto Eco como apocalíptico e integrada lectura obligatoria antes de su fama como novelista y para quienes seguimos a pie juntillas sus sabios consejos en Cómo se escribe una tesis, nos consta que la lectura y re-lectura de El nombre de la rosa invita al honesto cumplimiento de lo que escribiera el Beato de Silos en el siglo XI: honrar con leer como alimento lo que el escribiente deja en tinta como sangre... y sí, honrar la gran novela de Umberto Eco mucho más allá de saber sin olvidar su nombre.
Hay 5 Comentarios
Gracias por su artículo, tan interesante. Sólo, si me lo permite, una precisión: "Beato de Silos" es la denominación de un manuscrito medieval, una de las muchas copias de los "Comentarios al Apocalipsis de san Juan", escrito por Beato (Beatus o Félix) de Liébana en 786, del que se conservan unas 28 copias en todo el mundo: Gerona, Silos, Valcanado, Nueva York, Madrid... Todas ellas llamadas, genéricamente, Beatos.
Publicado por: Francisco Requena | 22/11/2023 14:16:19
Con una escritura más sencilla se habría entendido mejor
Publicado por: Fabio Prieto | 17/12/2019 20:14:43
La novela gira en torno a la idea aristotélica de que las cosas adquieren entidad a través de su nombre. Idea también existente en la cábala judia, para la que dar con el nombre exacto de DIos, es adquirir su poder. Jorge Luis Borges escribió en su poema "El Golem" lo siguiente: "Si, como el griego afirma en el cratilo, el nombre es arquetipo de la cosa, en el nombre de rosa está la rosa, y todo el Nilo en la palabra Nilo". La novela de Eco es un gran homenaje a Borges y a sus recurrentes laberintos. De ahí su nombre.
Publicado por: Pablo Siguenza | 25/05/2018 3:18:31
Muy interesante la información de este blog. Recién veo la película y quedé sorprendido por la frase final. Encontrar aquí la respuesta y la referencia a Jorge Luis Borges me permitirán domir en paz y olvidar el nombre ;)
Publicado por: Gabriel | 26/12/2017 3:40:30
Acabo de leet su estupendo post "sta rosa pristina...." Porque tengo quince dias documentandome para comentar "el cementerio de Praga" en un circulo de lectores, libro que yo propuse por ser gran amante de Eco y admirador de su immensa cultura. Encontrè referencias en todos sus libros como , creo, esa era su intenciòn. Le puedo asegurar que honro leiendo como alimento lo que èl escribiòy pienso en cambio como Shakespeare que de las rosas de Eco nos quedará mucho más que el nombre. Saludos
Publicado por: Carlo Bramanti | 29/09/2016 1:00:12