No sólo sortear el incierto viento, sino la constante catarata de gritos, apalusitos de tango, gritos insensatos y, para guinda, el confuso galimatías de toros sosos que de pronto parecen nobles, gazapones que de pronto parecen tener algo de bravos, al paso que de pronto arrean y aborregadas moles que de pronto destilan no más que peligro.