José Ignacio Torreblanca

Sobre el autor

es Profesor de Ciencia Política en la UNED, director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations y columnista de EL PAIS desde junio de 2008. Su último libro “Asaltar los cielos: Podemos o la política después de la crisis” (Debate) se publico en abril de 2015. Ha publicado también "¿Quién Gobierna en Europa?" (Catarata, 2014) y "La fragmentación del poder europeo" (Madrid / Icaria-Política Exterior, 2011). En 2014 fue galardonado con el Premio Salvador de Madariaga de periodismo.

Cuando los sueños (americanos) sueños son

Por: | 05 de enero de 2012

Calderon
Esta entrada enlaza un tema clásico de la sociología, la movilidad social, las primarias republicanas previas a la campaña electoral en Estados Unidos y el teatro de Calderón de la Barca (monólogo de Segismundo) Veamos.

La movilidad social es un elemento central de la legitimidad de una democracia. Si la posición social de un individuo está determinada solamente por la posición social que ostentan sus padres, estamos en una sociedad cerrada y rígida donde no hay igualdad de oportunidades. El llamado "sueño americano"  representa perfectamente esta idea: el convencimiento de que todo el mundo, independientemente de su raza, religión u orígen social puede llegar a lo más alto si se esfuerza lo suficiente constituye el ADN de la democracia americana, su núcleo central. 

Como ha escrito Lluís Bassets en su blog, los tres candidatos republicanos con mayores posibilidades representan tres tipos de conservadurismo: el de los negocios (Romney), el moral (Santorum) y el libertario (Paul). Todos comparten el sueño americano en los términos formulados en 1630 por John Winthrop, el pastor protestante que fundara Massachussets y estableciera el mito de Estados Unidos como "ciudad en la colina", modelo sobre el que todos los ojos se posarían. Y también comparten la creencia de que un Estado mínimo garantiza mejor ese sueño que un Estado grande e intervencionista.

IHT movilidad socialPero, ¿y si ese sueño fuera sólo un sueño? En una entrada anterior en este blog ya se comentó el concepto de "unoporcientocracia", reflejando la discusión actual en EEUU, muy intensa, sobre si las desigualdades sociales se están incrementando y, por tanto, si la igualdad de oportunidades de la que tanto presumen los estadounidenses frente a las más teóricamente cerradas sociedades europeas de las que escaparon sus antepasados.

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La moral viaja en maleta

Por: | 03 de enero de 2012

George Steiner
Café Steiner comienza el año con un pequeño homenaje, no podía ser de otra manera, a George Steiner (1929), el inspirador del título de este blog. Cuenta Steiner en Errata, "Mi formación fue absolutamente trilingüe [en inglés, francés y alemán], y el entorno, siempre políglota. Mi radiante madre empezaba una frase en una lengua y la terminaba en otra [...] Un académico refugiado me dio clases de latín y griego. Olía a jabón y a tristeza". La familia de Steiner, vienesa, había huido del nazismo y se refugiaba en Estados Unidos. Con seis años, el padre de Steiner le lee por primera vez la Ilíada, el pasaje en el que Aquiles mata a Licaón. Allí mismo, el pequeño Steiner quedó atrapado por la literatura y por las lenguas, y desde entonces no ha conseguido escapar de ellas. Su crítica al monolingüismo, como imposición nacionalista y limitadora de nuestra capacidad de pensamiento y crítica es demoledora y sumamente acertada.

La vida y reflexiones de Steiner condensan la inevitable admiración ante los logros culturales y científicos de los judíos y hacen rememorar la agudeza de la reflexión de Hanna Arendt al señalar que, culturalmente, Europa se suicidió al matar a sus judíos. Con particular fineza, Steiner separa cultura, religión y política: "No puedo sentirme parte de ese contrato con Abraham. Por eso no poseo un feudo refrendado por la divinidad en un pedazo de tierra de Oriente Medio [..] Sin embargo, la singularidad de la supervivencia de los judíos me convence de algo. Israel es un milagro indispensable. Su propia existencia [..] sus logros cívicos, desafían cualquier expectativa razonada". Pero, a la vez, crítica la contradicción que supone el sionismo, "al invocar una mística teológico-escritural que, en honor a la verdad, no puede suscribir". Como concluye Steiner en una entrevista concedida el 30 de diciembre de este año a la publicación Telerama: "El Estado de Israel debe sobrevivir imperativamente, pero su nacionalismo es una tragedia, profundamente contraria al talento judío, que es cosmopolita. Yo quiero ser errante. Vivo según el lema de Baal Shem Tov, gran rabino del siglo XVIII: La verdad está siempre en el exilio".

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El País

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