José Ignacio Torreblanca

Sobre el autor

es Profesor de Ciencia Política en la UNED, director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations y columnista de EL PAIS desde junio de 2008. Su último libro “Asaltar los cielos: Podemos o la política después de la crisis” (Debate) se publico en abril de 2015. Ha publicado también "¿Quién Gobierna en Europa?" (Catarata, 2014) y "La fragmentación del poder europeo" (Madrid / Icaria-Política Exterior, 2011). En 2014 fue galardonado con el Premio Salvador de Madariaga de periodismo.

¿Por qué Israel no avisará a EEUU del ataque a Irán?

Por: | 05 de marzo de 2012

  

Hoy lunes se espera una intensa visita a Washington del primer ministro israelí, Bejamín Netanyahu. Si alguien ha representado un dolor de muelas para Obama durante su primera mandato este ha sido precisamente "Bibi". Netanyahu no sólo ha desafiado vez tras vez a Obama en las cuestiones relacionadas con el proceso de paz y los asentamientos ilegales en Cisjordania, sino que ahora, encima, amenaza con arrastrar a EEUU a una guerra de imprevisibles consecuencias.

Lógicamente, EEUU está en contra de este ataque, y quiere hacer todo lo posible por evitarlo. Ayer mismo, en su discurso ante la influyente asociación americano-israelí (AIPAC), Obama dejó claro que no apoya una acción militar de Israel contra Irán. Sus argumentos (ver texto de su intervención) son impecables. Tras recordar su compromiso con la seguridad de Israel ("La seguridad de Israel es sacrosanta  y no es negociable", ha afirmado con vehemencia), recordó todas las instancias en las que Washington ha dado la cara por Israel (incluso con su veto en el Consejo de Seguridad) y el increíble nivel de cooperación militar entre los dos países, que se mantendrá incólume.

Respecto a Irán, Obama dijo compartir que "ningún gobierno israelí puede tolerar que un régimen que niega el Holocausto, amenaza con borrar a Israel del mapa y patrocina las actividades terroristas de grupos que quieren destruir a Israel". Cierto que Washington prefiere las sanciones, por el momento, y que cree que están funcionando así que pidió que se de tiempo al proceso diplomático. No obstante, afirmó: "un Irán nuclear es completamente contrario a los intereses de Isreal, pero también de EEUU". Y concluyó: "Irán debe entender que no tenemos una política de contención, sino una política de prevención destinada a evitar que Teherán adquiera armas nucleares".

Un mensaje claro, ¿pero suficiente? ¿o efectivo? No está muy claro. Según este interesantísimo artículo ( Descargar 02_iran_israel_strike_pollack), en las simulaciones realizadas en Washington sobre cómo se desarrollaría un eventual ataque a Irán, tanto los equipos que representaban a Israel como a EEUU coincidieron en que era mucho mejor para los dos que Washington no supiera nada de antemano.

 ¿Por qué? Porque si EEUU lograba convencer a Irán (y al resto del mundo) de que no sabía de antemano que se iba a producir el ataque sería más fácil mantener la crisis posterior controlada y dar paso a la vía diplomática. Por el contrario, si EEUU fuera avisado de antemano y no lograra para el ataque antes de que se realizara, se le endosaría la responsabilidad completa, haciendo muy difícil evitar una escalada posterior. Desde este punto de vista, el que Obama se muestre muy firme en contra de un ataque unilateral de Israel a Irán no significa ni mucho menos que ese ataque no se vaya a producir. Más bien al contrario: cuanto más visible sea la oposición de Obama al ataque, más cerca podría estar este.

O si no lean este artículo publicado en New York Times por uno de los pilotos que bombardearon en 1981 el reactor iraquí de Osirek. Israel lo ha hecho ya dos veces, y con éxito, toménnos en serio, dice. Hagámoslo, porque los juegos de guerra siguen.

 

 

 

La conspiración del 11-S

Por: | 04 de marzo de 2012

Mi anterior post sobre el funcionamiento de la mente conspiratoria ha sido objeto de una intensa e interesante polémica. Resulta cuando menos sorprendente que exista un número bastante elevado de personas que creen que "el gobierno" (sin más) de EEUU estuvo detrás, de una manera o de otra, del 11-S, y estén dispuestos a defenderlo en público sin ningún tipo de prueba.

Lo mejor de la polémica es que un gran número de comentarios se ajustan perfectamente a lo descrito en el post sobre cómo funciona la mente conspiratoria. Es más, proporcionan un material adicional muy valioso que nos permite entender mejor aún su proceso de razonamiento. Los conspiranoicos recogen hechos aislados, unas veces inventados, otros distorsionados, a veces incluso reales, y los convierten en "pruebas". Pero ahí está precisamente el problema; para ellos, la palabra "prueba" tiene un significado diferente: la "prueba" no busca probar una relación de causa-efecto entre dos hechos sino probar la existencia de una conspiración. Por tanto, el foco de la indagación no está en, como haría un investigador, sea científico o periodístico, en buscar la verdad mediante unas sencillas preguntas y un  método riguroso, sino precisamente en poner de relieve los elementos que apuntan a la existencia de una conspiración.

De ahí la dificultad de dialogar: la conspiración no puede ser descubierta (por eso es una conspiración), sino sólo intuida sobre la base de hechos que supuestamente no cuadran. Por eso, como se señalaba en el estudio en el que se basaba la entrada, es posible creer una cosa y su contraria: en algunos de los comentarios se lee que la CIA infiltró Al-Qaeda para que esta organizara los atentados y que Bin Laden no lo supo nunca, o sí, pero lo dejó correr porque le convenía, dice el comentarista. Lo que sabía Bin Laden nunca lo sabremos, así que la teoría de la conspiración siempre podrá mantenerse viva. 

La cantidad de comentarios atribuyendo motivaciones económicas o ideológicas al autor de esta entrada constituyen otro soporte esencial de la mentalidad conspiranoica: los agentes de la conspiración, entre ellos el que escribe este post, no sólo están por todas partes, sino que  están en nómina de grupos (sean el ECFR o el Grupo PRISA) que quieren ocultar la conspiración (¿porque se benefician de ella? ¿porque están al tanto y la quieren encubrir?). Dado que los co-presidentes del ECFR son Joschka Fischer, que siempre se opuso a la guerra de Irak, y Martti Athisaari, premio Nobel de la Paz, intriga saber por qué son parte de la conspiración, lo mismo que el Grupo PRISA, es decir, como el Diario El PAIS, que siempre se opuso también a esa guerra y no dejaría pasar fácilmente una oportunidad de demostrar que Bush organizó los atentados.

En fin, no abundaré más, simplemente dejo aquí una excelente página web que ha enviado un lector, donde se analizan todos los hechos del 11-S y se desmontan uno por uno todos los bulos que forman la teoría de la conspiración. Me quedo con el que desmonta una de las teorías más repetidas en los comentaristas: que las Torres cayeron "demasiado rápido", lo que probaría que hubo una demolición controlada por cargas explosivas plantadas anteriormente y que el impacto de los aviones sobre la Torre fue sólo un truco para culpar a Al-Qeada. Es intrigante que pudiendo volar las torres desde dentro se molestaran en secuestrar un avión y estrellarlo contra la torre: hubiera bastado con volar las torres y luego atribuirlo a Al-Qaeda. Como esta ya lo había intentado antes (recuérdese atentado de 1993), hubiera sido bastante creible, pero como el razonamiento lógico no parece hacer mella en algunas personas, da igual. En cualquier caso, como muestra de cómo se investiga un hecho, se adjunta el texto sobre la velocidad de caída de las torres. Creo que es bastante revelador. Ahí va.

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