José Ignacio Torreblanca

Se buscan auditores internacionales para nuestra democracia

Por: | 23 de mayo de 2012

Estos días se habla mucho de la posibilidad de una intervención exterior para rescatar el maltrecho sector financiero español. Hemos visto a Grecia y Portugal someter sus finanzas públicas a una Troika compuesta por el FMI, el BCE y la Comisión Europea. También hemos visto al gobierno pedir a dos auditores independientes que examinen el estado de nuestros bancos. ¿Y si pidiéramos, ya puestos, una auditoría democrática independiente a cargo de expertos internacionales? La evidencia de que nuestro estado de derecho no sólo está maltrecho sino que se niega a reconocer sus problemas de transparencia es abrumadora.

Esto viene al caso del archivo por parte de la fiscalía de la querella presentada con el Presidente del Consejo General del Poder Judicial, que ha vuelto a poner sobre la mesa la cuestión del mal funcionamiento de la justicia en España y la falta de transparencia y control que rodea a esta institución. Se trata de un problema que, como muestra la tabla que abre esta entrada, se arrastra desde lejos (la tabla corresponde al estudio 2630 del CIS realizado en diciembre de 2005) pero que seguramente se ha agravado con la actual crisis ya que esta ha puesto de manifiesto con singular crudeza no sólo la corrupción pública y privada sino la existencia de esferas deimpunidad y trato diferenciado según las personas y las instituciones. 

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Como se puede observar, ya entonces un 56% de los españoles desconfiaban de la Administración y un 47% del Consejo General del Poder Judicial. Más grave aún sería la percepción generalizada (84%) de que la justicia no es igual para todos y de que los jueces no son independientes (50%). La pregunta 14 de la encuesta (acceso aquí) es sencillamente demoledora pues los españoles están fundamentalemnte de acuerdo en que:

  • Las decisiones de la justicia son tan lentas que es mejor no pleitear (80%)
  • Los pleitos son tan caros que no compensa ir a juicio (69%)
  • El resultado de las sentencias depende del juez que te toque (70%).

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Lo más interesante es que, como demuestran Ferrán Martínez e Ismael Sanz en un artículo publicado en la Revista Española de Ciencia Política en octubre de 2009 (¿Qué determina las opiniones sobre la justicia?), las valoraciones ciudadanas sobre la justicia no están relacionadas con la ideología, es decir que no son de izquierdas ni de derechas sino que están determinadas por la percepción ciudadana del mal funcionamiento del sistema. 

El Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, se ha felicitado porque el "estado de derecho ha salido reforzado". Sin embargo, los argumentos del teniente fiscal en relación al juez Dívar, dando por hecho que es competencia del Presidente del Consejo decidir sobre la justificación, pertinencia, duración o carácter público o privado de sus viajes apuntan exactamente en la dirección contraria: a la existencia en el seno del poder judicial de una esfera de poder autónomo, irrestricto e incontrolable impropia de un régimen democrático.

Medir la calidad de la democracia es un asunto espinoso. En el quinto informe sobre la democracia en España realizado por la Fundación Alternativas, la democracia española obtuvo un nota de 5.8, señalándose con especial énfasis las carencias en materia de rendición de cuentas y la transparencia en el funcionamiento de las administraciones públicas. 

Sin embargo, el informe de la Fundación Alternativas no nos dice nada sobre cómo se sitúa España respecto a otros países. Para ello tenemos que echar mano de algunos estudios como este realizado para la Comisión Europea que me ha hecho llegar el Profesor Víctor Lapuente, de la Universidad de Gotemburgo, donde se ve que España se sitúa a la cola de la UE-15 en cuanto a calidad de gobierno, aunque por delante de Italia, Portugal y Grecia ("Measuring the quality of government and subnational variation"). 

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Pensemos ahora en los eventuales auditores. Viendo el "Índice de la democracia" de The Economist, resulta que sólo tres países en el mundo tienen una nota superior a 9.5 en cuanto a la calidad de su democracia. Son Noruega, Islandia y Dinamarca, seguidos de Suecia.

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España ocupa la posición 24 en este ránking, justo el último país de la lista antes de comenzar la lista de países definidos como "democracias defectuosas". Quizá podríamos pedir a una troika escandinava que se pasara por aquí y auditara nuestra democracia. ¿Qué opinan ustedes?

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Hay 13 Comentarios

Muy buenooo!!!!

Auditores internacionales para `nuestra´ democracia: pero vámos "torre", que llamas a cuatro cinco del Council y tienes a tus auditores. Qué lamentable que alguien pida al extranjero meterse en lo más sagrado que tiene un país independiente y auténticamente soberano: su sistema político. Además a España le tendrían que auditar su sistema político: una monarquía. Bueno que acudan muchos hebreos a tu .... café "steiner???".

Por esa falta de transparencia los europeos tampoco creen en Europa. Porque nos faltan al respeto todos los días. Nos piden austeridad y ni siquiera han ido hasta el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española para ver qué significa austero. Deberíamos pensar en ello, que en realidad solo es un síntoma.

Cuando creíamos en Europa: http://www.generacionclaroscuro.blogspot.com.es/2012/05/cuando-creiamos-en-europa.html

Don José Carlos:


El escrito del Fiscal sobre el presidente del CGPJ no es una simple exculpación arbitraria sino una lógica exposición de razones. Martín Casallo explica que el hecho de que Dívar abonara determinados viajes con cargo a su dinero, o el hecho de no cargar en alguno de ellos la manutención y el alojamiento, o el hecho de individualizar lo privado de lo público, pagándose el alojamiento y la manutención en determinados días o, en fin, el hecho de cargar a la cuenta del Consejo solamente el viaje de regreso tras una visita privada a Málaga que tuvo que interrumpir por motivos oficiales para regresar a Madrid, demuestra «la inexistencia de una intención de lucrarse o de aprovecharse en su beneficio que el tipo penal exige como requisito indispensable para su aplicación».

Así, concluye, «no existe prueba alguna, ni directa ni indiciaria, que permita afirmar que la conducta del Presidente del Consejo deba ser sometida a los parámetros del Derecho Penal».

En definitiva, como se intuía desde el primer momento, la tal denuncia se trataba de la venganza de Garzón y de su entorno mediático contra un magistrado al que se la tenían jurada. Gómez Benítez era sólo el instrumento para la difamación; una difamación que ni siquiera tenía que ser cierta porque, de acuerdo con el procedimiento standard que ha hecho escuela, basta con que el nombre del difamado aparezca vinculado a un delito para que el titular de prensa se convierta en causa de desprestigio ante los lectores faltos de criterio o de experiencia. El procedimiento además tiene siempre la oculta intención de actuar como disuasorio para quienes traten de oponerse a los intereses de quienes incitaron y airearon la difamación.

La demo-cracia, es decir, el gobierno del pueblo, se ha convertido, o mas bien, ha mutado al estllo de un virus, en una plutocracia (o putocracia que es lo mismo). El nuevo ADN de la política es prodigioso en hipocresía, posee un formidable elenco teatral de farsantes (o de mangantes que es lo mismo). .

Persecución contra Divar , dice¡¡¡¡ un tío que cobra 130.000 euros al año y se va 20 veces¡¡¡¡ a puerto Banús a trabajar, jaaa ; vaya , vaya. Si denuncias es persecución , si no denuncias eres un corporativista. Y todo con ello con nuestro dinero, y resulta que todo esto, es persecución contra Divar, y contra Camps y contra Fabra. Luego dicen que por que nos manifestamos el 15-M. Dios mio que pereza...

Dejando aparte los comentarios de don José Ignacio sobre la persecución difamatoria contra Dívar, es cierto que nuestra democracia padece un exceso de intervención política que resta independencia y crédito a las instituciones. Más que en una democracia estamos en una partitocracia u oligocracia en que las camarillas políticas se reparten el poder; en forma proporcional a los resultados de las elecciones, sí, pero con un grado de intervencionismo social y de chantaje moral a los ciudadanos que no puede dejar sino insatisfechos a quienes padecen, sin aparente solución, periódicas etapas de mal gobierno, como la que acabamos de atravesar con Zapatero. Fue precisamente un conspícuo militante del PSOE quien sentenció a muerte a Montesquieu; del espíritu de esa declaración han procedido la mayoría de nuestros males democráticos. Un poder judicial intervenido por los partidos no puede garantizar la pulcritud técnica y jurídica de sus decisiones; unos órganos de regulación económica ocupados por figuras de partido no pueden garantizar la independencia de criterio que requiere una supervisión profesional; unos institutos públicos subordinados al interés propagandístico del partido de turno no pueden garantizar una transparente y neutral gestión de la realidad en favor del bien común; una administración fragmentada, redundante e hiperburocratizada al servicio de las banderías diversas que pululan por nuestro país no puede garantizar ni un cauce eficiente para el dinamismo de la sociedad, ni que no se produzca una detracción de los recursos públicos hacia la extensión de privilegios de casta o hacia la simple corrupción. Dudo mucho que haya enmienda posible a este estado de cosas porque está dentro de las características históricas de nuestros partidos políticos (singularmente del PSOE) el afán por convertirse en trasunto del Estado y gestores de las voluntades de los individuos en su propio beneficio ideológico. Cualquiera con dos dedos de frente, consciencia de la situación y sentido común podría ofrecer fórmulas diversas para enmendar esas carencias democráticas. Sobre las aportaciones de las fundaciones de partido, mejor es mostrarse escéptico.

La idiosincracia escandinava es muy distinta, no solo por motivos culturales sino porque, básicamente, su noción del Estado es contrapuesta a la que compartimos la mayoría de mediterráneos: el Estado no es una despensa de barra libre sino la casa propia. Además, tienen poblaciones más reducidas y economías basadas en la exportación industrial y de recursos naturales, lo que les amortigua en situaciones como la crisis actual. Igualmente los admiro, son el ejemplo a seguir.

Hago un comentario positivo: los ciudadanos se muestran descontentos con un sistema judicial y un sistema de gobierno poco transparente y corrupto. Eso es bueno: nos damos cuenta de que las cosas fallan, no negamos lo innegable.

Ignacio bríndame un comentario, estoy comenzando un blog y acabo de publicar una crítica breve y fácil a las Naciones Unidas que creo que compartimos http://milnochesenvela.carcheky.com/que-falla-en-las-naciones-unidas/

La idiosincracia escandinava es muy distinta, no solo por motivos culturales sino porque, básicamente, su noción del Estado es contrapuesta a la que compartimos la mayoría de mediterráneos: el Estado no es una despensa de barra libre sino la casa propia. Además, tienen poblaciones más reducidas y economías basadas en la exportación industrial y de recursos naturales, lo que les amortigua en situaciones como la crisis actual. Igualmente los admiro, son el ejemplo a seguir.

Hago un comentario positivo: los ciudadanos se muestran descontentos con un sistema judicial y un sistema de gobierno poco transparente y corrupto. Eso es bueno: nos damos cuenta de que las cosas fallan, no negamos lo innegable.

Ignacio bríndame un comentario, estoy comenzando un blog y acabo de publicar una crítica breve y fácil a las Naciones Unidas que creo que compartimos http://milnochesenvela.carcheky.com/que-falla-en-las-naciones-unidas/

Me encantaría, de verdad que si.
Y creo que es posible en la medida en que se comience por el sector económico. Porque el mercado no se democratizó.
El hecho de que las Instituciones no hayan primado la higiene, el que no se auditen no es solamente propio de ellas. La auditoría pública tendría que exigirse a todo tipo de organizaciones, comenzando por las ONGs. Ahora bien, uno es libre de tratar o no con una empresa o de consumir un producto. Sin embargo, el ciudadano además de tener derechos, debe de velar por el cumplimiento de la ley en el ámbito institucional. Es una exigencia que no conviene relajar.
Hoy he leído una noticia esperanzadora, publicada en COVITE, que espero apoyen todos los países marco. Y es que El fiscal general estudiará aplicar a ETA la figura de crímenes contra la Humanidad. El hecho de que se haya convivido con el terrorismo durante tantos años implica a las Instituciones. Especialmente a las vascas. Pero cuando no se respeta la democracia, cuando se olvidan o se es indiferente hacia los deberes que conlleva mantener la naturaleza, la salud del Estado de Derecho, lo que entendemos por seguridad, comienza por cuestionarse, se pone en duda. Se resquebraja y acaba por quebrarse.

Una entrada anterior, la de si los griegos se merecen lo que les pasa, me llevó a ideas parecidas. El Estado es una empresa de servicios que funciona mal y no tiene incentivos para mejorar por que tiene una clientela cautiva, nosotros. Si pudieramos elegir gobierno como compañia telefónica, pagaríamos más por que nos gobiernen los finlandeses. Los políticos electos son, además de parte del estado, una capa poco significativa del problema. Ningún funcionario tiene incentivos para hacerlo mejor y tiene incentivos para hacerlo peor. Cobra lo mismo y, si trabaja mejor, se margina por poner en evidencia a sus pares. Además están las rigideces reglamentarias, los diques de entitlment varios y el miedo al cambio que nadie sabe gestionar. Si el estado quisiera resolver esto crearía una comisión, nombraría directivos de libre desiganción, etc. Agravaría el cancer. Y la burocracia europea no es que se entienda mejor y sea más eficiente. Todavía no encontraron la manera de evitar que las subvenciones a Italia terminen en manos de la mafia. Podemos pasar, acomodarnos e intentar sacar provecho, como venimos haciendo desde Felipe II.
Por otra parte, poco a poco van madurando herramientas efectivas de democracia directa online. El Partido Pirata (más allá de que uno comparta sus propuestas) se gobierna con una herramienta de democracia directa eficaz, que produce resultados sin burocracia: http://liquidfeedback.org/. Con algo así, crowdsourced, podríamos auditar el estado. E ir creando, apoyados en la experiencia de donde se hacen bien, la manera de hacer las cosas mejor. La unión sovietica cayó por las antenas parabólicas y la marcación telefónica internacional automática: la mentira no podía mantenerse más. Nuevas maneras de gobernar dejarán en evidencia esto. Pero un artículo de denuncia no es suficiente, se olvida. ¿Donde está el 15M o el partido que ponga en pie una plataforma participativa para auditar el Estado?. Creo que tendría muchos usuarios. Internet es libre y bastante barato.

Igual que Portugal y Grecia nos superan en falta de calidad de su democracia, Bulgaria o Rumanía nos quitan el primer puesto en pobreza infantil.
Y nuestra banca al final no era de Champions...
http://enjuaguesdesofia.blogspot.com

Opino que tal vez nuestra crisis sistémica y nuestra falta de calidad democrática y transparencia, a la postre van a tener algo que ver.

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Sobre el autor

es Profesor de Ciencia Política en la UNED, director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations y columnista de EL PAIS desde junio de 2008. Su último libro “Asaltar los cielos: Podemos o la política después de la crisis” (Debate) se publico en abril de 2015. Ha publicado también "¿Quién Gobierna en Europa?" (Catarata, 2014) y "La fragmentación del poder europeo" (Madrid / Icaria-Política Exterior, 2011). En 2014 fue galardonado con el Premio Salvador de Madariaga de periodismo.

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