El pseudo-rescate del sábado pasado echó a perder la continuidad de la serie que había comenzado con “Pensar en tanques”, seguí con “Pensar en vertical” y continué con “Una Europa sin ideas”. Aquí va la pieza que falta, “pensar en paralelo”, que también está inspirada en la reunión de think-tanks a la que asistí en la ciudad de Filadelfia la pasada semana.
La idea de que pensamos en paralelo, y por eso nuestros pensamientos no se cruzan, vino de un debate que tuvimos lugar en ese foro. El debate surgió a raíz de la identificación de prioridades por parte de los think-tanks típicamente occidentales (europeos y estadounidenses) frente a los think-tanks de las nuevas potencias, llamémosles “emergentes” o, más justamente “emergidas” (Brasil, China, Turquía, Sudáfrica, México, Indonesia, etc).
El caso es que si preguntas a los think-tanks de Washington, Bruselas, Londres o París, cuáles son las principales prioridades de sus países en materia de seguridad, es bastante probable que entre los cinco primeros estén: la proliferación nuclear (Corea del Norte e Irán); el auge de China; el terrorismo; o la inmigración ilegal.
Pero si te vas a Brasilia, Pekín, Ankara, México, Yakarta, Pretoria, Seúl o Delhi, entre sus principales prioridades esté el resistirse a la injerencia occidental en cuestiones relacionadas con la soberanía y los derechos humanos (véase Libia); el desarrollo económico, social; las desigualdades económicas (expresadas en pobreza pero también en la hegemonía occidental en las instituciones multilaterales como la Organización Mundial del Comercio); el problema palestino y la degradación medioambiental (a la que unen lo que conciben como una presión injusta por parte de un Occidente que ya lo ha contaminado todo para distribuir los costes del cambio climático entre aquellos que no lo han provocado).
Aunque en realidad, estas dos agendas son dos caras de la misma moneda, tienen pocas intersecciones que explotar. Si uno dice “Irán”, el otro escucha “Palestina”; si uno dice “derechos humanos”, el otro escucha “injerencia”; si uno dice “cambio climático”, el otro piensa en “desarrollo”, si uno dice “parar la masacre de Siria” otro entiende “me engañaste en Libia”. Y así sucesivamente.
Los occidentales suelen referirse con cierta perplejidad al hecho de que los países emergentes (sea en el G-20 o en otros foros) hagan “piña” contra ellos. No entienden por qué países que son, además de democracias, economías abiertas, tienen una visión del mundo más similar a la que mantienen China y Rusia (que no son democráticos) que a la que se tiene en Washington, Londres o Madrid. Es cierto que a pesar de ser bastante iguales en muchas cosas, piensan diferente en algunas cuestiones clave. Si quieren entender por qué, tienen que empezar por escuchar. De lo contrario, seguiremos pensando en paralelo.
Hay 3 Comentarios
Yo me quedo con los occidentales, Nessie. Pero reconozco que hemos sido bastante cínicos a lo largo de nuestra historia. Lo de Mossadeq fue (y sigue siendo) una afrenta tremenda que los iraníes no han olvidado.
Publicado por: Lambda | 15/06/2012 17:20:05
"el gobierno democráticamente elegido en Iran para seguir apropiándose del petróleo"
Dos imbecilidades en una sola frase. Como que quisiera romper el récord de compresión de idioteces. Ni democrático ni de "apropiaciones" al estilo espangol. Para ciertos defectuosos los gobiernos de Cuba, Rusia y China son "democráticamente" elegidos. Ej.: Voy a la gasolinera y me "apropio" del combustible. Vaya atarantados sociatas descerebrados y estalinistas casposos.
Publicado por: Argivo | 14/06/2012 17:42:10
A lo mejor la diferencia con los Occiedntales es en la visión de este mundo. Occidente fue la potencia colonizadora principal en el mundo durante muchos años, y la gente está bastante harta del expolio. Se justifica a sí mismo con rollos como la vision civilizatrice de los franceses para encubrir la explotación. Si británicos y yankees, por ejemplo, derriban el gobierno democráticamente elegido en Iran para seguir apropiándose del petróleo, como ocurrión en los años cincuenta, no es de extrañar que reaccionen contra ello y favorezcan una alternativa fuertemente ideologizada, basada en la religión, lo que la hace mucho más resistente a ese tipo de complots de los servicios secretos occidentales. De aguantar una tiranía, que el tirano sea de aquí, parece ser su mensaje. Pues quién siembra vientos, recoge tempestades.
Publicado por: Nessie | 14/06/2012 13:26:50