Seguro que los lectores de Café Steiner no necesitan ayuda para saber qué tienen en común los tres países (Grecia, Portugal e Irlanda) que están en rojo en este mapa. Los tres viven en régimen de intervención por la Troika aplicando durísimas políticas de austeridad después de no haber podido financiar sus déficits en los mercados.
Se trata de tres de los países que históricamente han sido más europeístas. Así lo demuestran consistente los Eurobarómetros, que desde 1973 llevan preguntando a los europeos hasta qué punto se sienten satisfechos con la pertenencia de su país a la UE. Sin embargo, según los datos del Eurobarómetro special 379 (Abril 2012), los tres tienen en común ser aquellos en el que los sentimientos de identificación con Europa más han decrecido. Por eso están en rojo.
En Grecia, por ejemplo, los europeístas fueron por primera vez mayoría en 1988, y lo han sido de forma abrumadora durante veinte años, con porcentajes que llegaron al 76% en los años noventa, hasta 2008, cuando volvieron a caer por debajo del 50. Por su parte, los “eurocríticos”, que se mantuvieron durante esos mismos veinte años por debajo del 15%, llegando a alcanzar un suelo de 5% en 2001, son ahora el 33%. Véase el siguiente gráfico.
En Irlanda nos encontramos con un fenómeno parecido: en 1985, los europeístas traspasaron la frontera del 50% y en 1988 se situaron en la cota del 70%, que no abandonaron hasta el año 2009. Son otros 20 años de abrumador europeísmo, con unos eurocríticos situados en porcentajes del 3%. Véase el gráfico correspondiente.
En Portugal las cifras no sólo son similares, sino incluso más espectaculares. Una población que entró en la UE con muchas dudas (en el año anterior a la adhesión, en 1985, sólo un24% se mostraba entusiasta acerca de la entrada en la UE), se situó inmediatamente (en 1987) en la cota del 70%. A partir de ahí, aunque con diferentes altibajos, los portugueses también han ofrecido dos décadas de solido europeísmo, con unos eurocríticos que han oscilado entre el 5 y el 10% de la población. Véase el gráfico.
¿Con qué no encontramos ahora? Con que, según los datos disponibles, el europeísmo en estos tres países se ha hundido a niveles propios de los países que tradicionalmente consideramos feroces euroescépticos. Irlanda, con sólo un 33% de personas que se sienten europeos* está casi a la par del Reino Unido, donde el europeísmo es sumamente liviano (30%). Grecia, por su parte, con sólo 35% de personas que se sientes europeos, se encuentra el nivel de la República Checa (36%) que como se sabe es otro especialistas en dar disgustos a los europeístas. Y para cerrar la lista, Portugal, con porcentajes (40%) similares a los de los países bálticos que siempre han visto la UE desde un punto de vista más instrumental.
La explicación de por qué se ha hundido la identificación con Europa es sencilla. Sin duda que es la crisis la que origina esta “desidentificación” con Europa en países tradicionalmente considerados la reserva espiritual del europeísmo. Tenemos una explicación, sí, pero no tenemos una respuesta a la pregunta que verdaderamente importa: “¿se recuperará el europeísmo en estos países después de la crisis, o engrosarán definitiva e irreversiblemente el bando euroescéptico?
* Nota:
El Eurobarómetro pregunta si se sienten “sólo de su país”, “de su país y de la
UE” o “sólo europeos”. Los primeros
rechazan incorporar la identidad europea en su identidad; los terceros rechazar
incorporar la identidad europea en su identidad nacional (de ahí que sean tan
pocos, 4%). Por eso suele utilizarse la medida de identidad dual como prueba de
la identificación con Europa: al fin y al cabo, Europa no es una nación por lo
que la identificación con ella suele ser dual.