Cómo es posible que en una teocracia de inspiración islámica
donde los Guardianes de la Revolución y los matones del régimen campan a sus
anchas intimando a los estudiantes y a las mujeres aumente espectacularmente
las ventas de vehículos de lujo de la marca Porsche?
Pues sí, cuando Porsche abrió su primer concesionario en Teherán en 2010 no pudo imaginar que en el mes de agosto ya habría agotado la cuota de vehículos asignada para el país. 17 millones de euros de stock que volaron de las manos. Y eso que los impuestos a la importación duplican el precio del coche y que las revisiones anuales en la casa oficial cuestan 10.000 dólares, lo mismo que un utilitario iraní que crea puestos de trabajo en casa. Hasta marzo de 2012 (fecha en la que se cierra el año iraní), las ventas fueron aún mejor pues se vendieron 563 Porsches por un valor de 50 millones de dólares, planeando los gestores de Porsche llegar hasta los 800 vehículos.