José Ignacio Torreblanca

Elecciones alemanes: una gotita de Keynes en un Martini muy seco

Por: | 19 de septiembre de 2013

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Tarde de debate sobre las elecciones alemanas. Primero en el Goethe Institut, en un acto moderado por el periodista Hans-Günter Kellner y que contó con la participación de Barbara Lippert, directora de investigación del Instituto SWP y el Director del Real Instituto Elcano, Charles Powell, (véase link con el programa detallado). Me quedo con (perdón por la calidad del gráfico) con esta diapositiva que nos ofreció el Profesor Diether Roth de la Facultad de Ciencias Políticas de Heidelberg que ilustra hasta qué punto los votantes alemanes han convergido hacia el centro del espectro político en los últimos años. Como mostró Dieter Roth, antes que de izquierdas, centro o derechas, los votantes alemanes son, ante todo y haciendo honor al estereotipo, alemanes: prefieren la estabilidad y la moderación a cualquier otra opción, especialmente las radicales. Y Merkel representa perfectamente esos valores: de ahí que sea la líder más valorada por los alemanes, independientemente del partido al que voten. Incluso, se dijo ayer, el 75% de los votantes de los Verdes, aunque vayan a votar por su candidato Jürgen Trittin, prefieren que Merkel sea la Canciller.

Lo que nos lleva al segundo evento, organizado ayer por la tarde por EL PAIS y que contó con el Secretario de Estado para la UE, Íñigo Méndez de Vigo y Ulrike Guérot, del ECFR. Como destaca la crónica de EL PAIS, el Gobierno español da por descontado que las elecciones alemanas no producirán grandes cambios. Incluso en el caso de que Merkel gobernara con los socialistas, dijo Méndez de Vigo, “seguiría la austeridad”. La coincidencia entre los ponentes de ambos actos fue completa.

Pero lo que quería destacar es la intervención de Ulrike Guérot, que intentó adentrarse en la psicología de los alemanes. Puede que Alemania se haya beneficiado, y mucho, del euro, pero esa no es la percepción del ciudadano de a pie. Ese ciudadano está fatigado por los costes de la unificación, ve a su alrededor salarios bajos, empleos precarios, un coste de vida creciente, infraestructuras envejecidas y un estado del bienestar en retirada. Alemania ha ganado, dijo Guérot, pero la percepción dominante es que esos beneficios han ido más a las empresas que a las personas. En ese contexto, es comprensible que los alemanes recelen de las peticiones de sus vecinos de ir hacia una unión bancaria o fiscal. “Dicen que quieren ‘más Europa’, pero lo que realmente quieren es nuestro dinero”. Esa Alemania desganada no quiere ejercer ningún liderazgo, sólo quiere que la dejen en paz. Para Ulrike Guérot, la solución sí que es “más Europa”, pero esa Europa debe construir una ciudadanía que la sustente. ¿Cómo? Convirtiendo a los ciudadanos, no a los Estados, en los beneficiarios del proyecto. Ese proyecto se llama, nada menos, “la República (res publica) Europea”…. (continuará).

Hay 2 Comentarios

Es curioso: mientras en Alemania se opta por la convergencia hacia el centro del espectro político, hacia la moderación, aquí, y por general en el sur de Europa -y no tan sur-, se afianzan posiciones extremas y populistas. Quizás es una cuestión de madurez colectiva.
Y, respecto a la integración europea, me da la sensación que nos queda un largo camino; tan sólo basta pensar en lo que en nuestro Estado nos está costando integrar las diferentes nacionalidades (para cuantos siglos ya?)
Como dice el artículo, es preciso crear una ciudadanía que sustente esa Europa, y ahí solo llegaremos con madurez y desde el discernimiento.

Por supuesto que la república europea. Pero esa no se construye leyendo a Goethe ni escuchando a Brahms. Si hubiera un "Ministerio de crecimiento, innovación y empleo" transnacional, que tratara directamente con pymes, innovadores, sindicatos (como los alemanes), startups y consiguiera evitar los gobiernos...
Las tuberías que les llevan el dinero estan muy perforadas - la liquidez llega a las mafias, los bancos, los lobbystas, pero no a los creadores de riqueza...
Cuando los ciudadanos vean que los problemas vienen de su gobierno y las soluciones vienen de Europa, se harán europeos.
De momento los alemanes son alemanes. El invento de Bismarck solo tiene 130 años de vida. De esos, 44 estuvo en suspenso (hasta el anschluss de Kohl). Que casualidad; fueron los 44 años más pacíficos, prósperos, democráticos e igualitarios de Europa desde la era glacial. Debemos ayudar a los alemanes a dejar de serlo.

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Sobre el autor

es Profesor de Ciencia Política en la UNED, director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations y columnista de EL PAIS desde junio de 2008. Su último libro “Asaltar los cielos: Podemos o la política después de la crisis” (Debate) se publico en abril de 2015. Ha publicado también "¿Quién Gobierna en Europa?" (Catarata, 2014) y "La fragmentación del poder europeo" (Madrid / Icaria-Política Exterior, 2011). En 2014 fue galardonado con el Premio Salvador de Madariaga de periodismo.

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