José Ignacio Torreblanca

La política exterior comienza poniendo la casa en orden

Por: | 04 de noviembre de 2013

 

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Nos quejamos de una Europa introvertida, y de una España ensimismada. De que la crisis nos obliga a mirar tanto hacia dentro que se nos olvida el mundo de ahí fuera. De que la política exterior ha desaparecido de la agenda política. De que no tenemos metas ni ambiciones más que las de sobrevivirnos. Añoramos los noventa, cuando España se abrió, yo diría “se volcó”, al mundo y logró una presencia internacional y un reconocimiento sin igual.

Pues a lo mejor estamos equivocados. Esta es la tesis de Richard N. Haass, seguramente una de las autoridades más respetadas en EEUU en lo que a política exterior se refiere, en su último libro "Foreign Policy Begins at Home" (La política exterior comienza en casa). Haass ha llegado a la cúspide de los think tanks: la Presidencia del muy influyente Council on Foreign Relations, un instituto de investigación nacido en los años 30 del siglo pasado con el objetivo de sacar a EEUU del aislacionismo y de la introspección y lograr que ese país mirara al mundo y se involucrara en los asuntos mundiales.

Fuera o no responsabilidad del Council on Foreign Relations, el éxito de la misión es innegable; seguro que algunos incluso consideran la misión “demasiado exitosa”, en tanto en cuanto que una vez sacado, no parece haber habido manera de volver a meter al genio estadounidense dentro de la botella.

Pero hete aquí que en pleno desafío de China, Asia y el resto de los emergentes, el Presidente del CFR se atreve a publicar un libro con una tesis muy sencilla que él mismo denomina como una “herejía”. Si EEUU quiere contar algo en el mundo del Siglo XXI, advierte Haass, “debe primero poner su casa en orden”.

Claro que el presupuesto militar chino es algo que debe preocuparnos, sostiene Haass, lo mismo que el desafío norcoreano o la proliferación nuclear en manos de Irán. Pero sí queremos ser capaces de seguir proyectándonos hacia el mundo y haciendo valer nuestros intereses y valores como lo hemos hecho hasta ahora, dice Haass, entonces lo primero que nos debe preocupar son las debilidades que de verdad amenazan nuestro futuro. Estas señala Haass son: un sistema de infraestructuras decrépito, un sistema educativo mediocre, una política de inmigración completamente caduca y un sistema fiscal desequilibrado que no hace más que añadir deuda al presupuesto federal.

No se trata de elegir entre aislacionismo o intervencionismo, dice Haass. Se trata de tener bien claro que la fortaleza de un país empieza en casa, cosa que los estadounidenses parecen haber olvidado. Si EEUU quiere seguir siendo un líder mundial, lo primero que debe hacer es evitar los errores cometidos en Afganistán e Irak, guerras totalmente prescindibles, dice, que no han reforzado sino debilitado a EEUU porque le han distraído de sus verdaderas necesidades e intereses.

También debería cooperar en mantener el equilibrio de poder en Asia, más que rivalizar con China, integrarse mejor con Canadá y México, y contribuir a solucionar problemas globales. El Siglo XXI, dice Haass está marcado por la “apolaridad”, un mundo con múltiples planos de poder (económico, militar, político) donde ningún actor domina a los demás, donde hay Estados, pero también empresas, ciudadanos, ideas y tecnología. En ese mundo no es más fuerte el que más invierte en seguridad y defensa, sino el que mejor organiza sus recursos en casa. Por eso, concluye Haass, la mayor amenaza que pende sobre EEUU está en casa, no fuera.

Un libro que permite una lectura tanto en clave nacional como europea, pero con cuidado: ni España ni la UE sufren un problema de "imperial overstretching" (sobreextensión imperial), como describiera Paul Kennedy, en "Auge y Caída de los Imperios". 

 

 

 

Hay 4 Comentarios

@Marina27.
En cuanto a España. Su relato como nación al uso moderno, comienza en la Guerra de Independencia contra los franceses. De esos mimbres, que aprovechó el liberalismo centralista isabelino, para recrear un relato unificador que borrase la herencia de los Habsburgo y los fueros. En esencia, el modelo francés de los Borbones.
El problema es que ese debate se hacia de espaldas a la modernidad, y sencillamente usaba la figura regia como amalgamante. Prácticamente estábamos todavía entre un ruralismo tradicionalista y un liberalismo que se hizo conservador a marchas forzadas.
No hubo apenas debate, sino ruido y guerra.
Por eso, la llegada de las subsiguientes Repúblicas no alcanzó a crear consenso: las divisiones eran muy profundas, el enemigo era "interior". No es de extrañar que se detestara a los "tibios". Los franceses legitimaron su República con una lucha hacia los enemigos exteriores, dándoles un relato de autonomía política y libertad. Habían depuesto a su propio Rey "ungido por la gracia de Dios", y habian demostrado ser ciudadanos conscientes, de que independientemente de ser jacobinos o no, defenderian su forma de Estado. Tuvieron a Napoleon I, a Napoleon III, pero la base quedó firmemente establecida. El Estado pertenecía a los ciudadanos, que habían derramado su sangre para tenerlo.
En comparación, España se quedó a medias, en parte, por la dificultad de la élite y parte de la ciudadanía en superar el recuerdo imperial, aparte de el secular retraso en educación respecto a Europa, y la resistencia a las novedades, aceptadas con reticencia. Basta leer a Larra y horrorizarse: hay vicios todavía vigentes.
La actual democracia, no deja de ser un puente, del mismo modo que la Restauración lo fue ( dictadura Primo de Rivera mediante) hacia la 2°Republica. Es de esperar, pues, como dice A. Perez Reverte, que dentro de una generacion o dos, tenga reforma y relevo.
Ya veremos, si mientras tanto, nosotros ponemos las piedras para un Estado más transparente y responsable. Porque la clase política actual no lo va a hacer. Pese a síntomas de alarma como el desafío catalán.

Sep, barre tu casa primero antes de meterte con la de los demás.

;)

El caso de la UE es distinto. Tenemos la política exterior de la UE y luego, la política exterior entre los Estados de la UE.

EEUU no tiene problema. Es como si California decidiera negociar por libre con Mejico sin contar con el Gobierno Federal.

Al final, la UE será un gran Estado Federal o no será. De lo contrario, mejor nos hubiera valido quedarnos en la CEE.
Alemania parece que va a liderar Europa (a regañadientes): a la tercera va la vencida. Que persistencia histórica, ¿no? Casi siempre, el centro de Europa vuelve a mostrar su "gravitas", el ancla económica y política, su fortaleza, ambición y fuerza, para bien y para mal. Desde la Edad Moderna llevamos topandonos con esa circunstancia. Desde Federico II de Prusia hay una cierta animadversión y extraña maravilla hacia esa característica, tan determinista de los alemanes. La misma nación que vio nacer la erudición kantiana es la que propició Sturm und Drang, el romanticismo turbulento.¿Admiración o temor? Pero ahí sigue, implacable, su peso en la eurozona.
Lo llaman "geopolítica". ¿Causalidad o mera circunstancia pasajera?

No sé otros países, pero españa necesita refundarse. No basta con que corra un poco de aire por las cloacas, hay que echar lejía a presión durante un tiempo.

Que bueno el Haas. Alguien con sentido comun. Sentido comun que tanto vale para USA como para Europa. O España.

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Sobre el autor

es Profesor de Ciencia Política en la UNED, director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations y columnista de EL PAIS desde junio de 2008. Su último libro “Asaltar los cielos: Podemos o la política después de la crisis” (Debate) se publico en abril de 2015. Ha publicado también "¿Quién Gobierna en Europa?" (Catarata, 2014) y "La fragmentación del poder europeo" (Madrid / Icaria-Política Exterior, 2011). En 2014 fue galardonado con el Premio Salvador de Madariaga de periodismo.

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