José Ignacio Torreblanca

¿Quién manda en Europa?

Por: | 27 de noviembre de 2013



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Este jueves a las 19:30 se presenta en la sede de la Fundación Carlos de Amberes de Madrid el libro “El paso hacia Europa”, del holandés Luuk van Middelaar (véase enlace al evento).

Cortesía del autor y de la editorial, he sido invitado a abrir el debate de presentación. Y lo he hecho con muchísimo gusto ya que estamos ante uno de los libros sobre la construcción europea más potentes que se han escrito en la última década, un libro de una fuerza, agilidad e impacto extraordinario cuya lectura recomiendo vivamente a aquellos que estén interesados en los temas europeos.

El libro de Middelaar ha sido aclamado por la crítica por razones más que justificadas: está bien escrito, excelentemente documentado, es de una relevancia total y tiene un argumento tan brillante e incisivo. Lo he leído en inglés y en castellano y en ambas versiones es un libro que se paladea con deleite a cada página.

Estamos ante un libro escrito por un historiador donde se habla de la historia de la UE. Pero no es un libro de historia sino la historia contada por afilado observador que en la actualidad trabaja como asesor del Presidente del Consejo de la UE, Van Rompuy, como principal speechwriter  que, por tanto, tiene una visión de primera mano de las dinámicas de poder dentro de la UE.

El libro está construido como un reloj de precisión en torno a tres grandes bloques que describen, uno, el papel de los Estados en el proceso de construcción europea; dos, la influencia del entorno sobre ese proceso y, tres, las posibles estrategias de legitimación que podría seguir la UE.

Cada parte cierra el argumento y abre la siguiente de una forma tan rotunda como elegante.

En la primera, Middelaar, apoyándose en fuentes primarias y en una minuciosa reconstrucción de los hechos vuelve sobre el famoso compromiso de Luxemburgo y otros momentos fundacionales de la UE con un análisis construido en torno a un premisa muy sencilla: la centralidad de los Estados. 

En la segunda, Middelaar mira hacia fuera y observa el impacto que el entorno ha tenido sobre la construcción: desde la crisis y humillación de Suez a la unificación alemana. 

Por su parte, en la tercera, el autor presenta y discute tres posibles estrategias de legitimación: la alemana, basada en las identidades; la romana, basada en los resultados, y la griega, basada en la democratización de la UE y en la construcción de una esfera pública y la politización de la UE.

Hay quienes han reprochado al autor el ofrecer una visión caduca y estado-céntrica de la construcción europea, ignorando otras fueras y procesos, pero para ganar el argumento tendrán que emplearse tan a fondo como Middelaar para convencernos de que los estados no mandan en la UE. Porque el relato de Middelaar está muy bien construido: frente a lo ocurrido en EEUU, donde los estados dieron paso a la Federación, los Estados europeos están aquí no sólo para quedarse sino para mantener el mando y control.

Mala suerte pues para los que intenten entender el sistema político de la UE sobre el cliché de que la Comisión es el gobierno y el Parlamento Europeo la principal cámara legislativa. Hoy por hoy, son los gobiernos los que mandan. El libro, escrito antes de la crisis, funciona como una improvisada e inesperada bola de cristal pues todo lo ocurrido desde 2008 refuerza el argumento de Middelaar. Sólo los Estados son capaces de introducir innovaciones, cambiar las reglas, rediseñar la UE. Pero lo tienen que hacer no como Estados, sino como cuerpo colectivo a través del Consejo Europeo, que se ha convertido en el verdadero núcleo de poder de la UE. El poder federador y constituyente de la UE está allí pero precisamente por eso no va a ir a ningún lado.

La buena noticia es pues que en la UE hay alguien al mando. La mala noticia para los clásicamente europeístas-federalistas es que los que están al mando no son los que deberían estarlo. Esta Europa es la de los Estados, para bien y para mal. Si están en Madrid, vengan el jueves a participar en esta fascinante discusión.

Hay 5 Comentarios

Estados Unidos manda en Europa, o no te has dado cuenta de la cantidad de euro-payasos que tenemos? y de lo bien que reaccionamos ante el espionaje?

Con Alemania no se va a ninguna parte. No se puede tener de compañeros de viaje a razas xenofóbicas como la germana, la británica o la escandinava. Es un proyecto condenado al fracaso. Ya se ha visto en el Mediterráneo. No se pueden dar más pruebas. Sólo salir a las calles de Madrid, de Atenas o de Lisboa para darnos cuenta de que Europa ha muerto. La ha matado Merkel y sus secuaces con el beneplácito del pueblo alemán.
Pero hay una serie de individuos como el autor de este maravilloso libro que no camina por las calles sufrientes de las ciudades arruinadas por la banca alemana. De todos modos a los estómagos bien alimentados poco le importa la miseria mediterránea.

Opino desde el llano no tengo ni estudios ni conocimientos como el autor del articulo y mucho menos del autor de libro, pero mientras sigan mandando los estados seguira cada uno mirando prioritariamente para si y la UE sera solo sobre papeles pero lejos de esa union proclama pero no vidoda por el ciudaddano de a poe que solo percibe pequeñas ventajas como la libre circulacion de personas y bienes pero que en epoca de crisis no se ve muy claro si es ventaja o desventaja y desde luego de acuerdo con el cmentario que responde que en la UE mandan las circunstancias tanto externas como internas, llamense mercados petroleo y todo lo demas en este mundo globalizado cada vez mas interpedendiente
Y una aclaracion al autor, dice que ha leido el libro en ingles y en castellano, hace años en una reunion de academicos de la lengua creo que en Valladolid dejaron claro que el idioma que hablamos casi quinientos millones en el mundo debe llamarse español
Jose Luis Espargebra Meco un español desde Buenos Aires

Hoy por hoy en Europa son las circunstancias, todas las circunstancias de nuestra sociedad occidental y de nosotros las que mandan.
Las normas, los presupuestos, los mercados, las divisas, el precio del petróleo, el interés de los bancos, la bolsa, y la cesta de la compra.
Mandan las circunstancias.
Y el desencanto.
De la gente, que mira incrédula como de esa bola enorme de circunstancias, que se desmenuzan al primer envite o cambio de tiempo, dependen nuestras vidas.
Pero es posible tamaña incongruencia después de siglos de estrecheces, el no ser capaces de afinar el instrumento un poco.
Solo un poco más.
Para regirnos de forma comedida e inteligente, y humana sin que los intereses ajenos nos gobiernen.
Sometidos a los va i vienes de caprichos exteriores que solo buscan sacar más renta.
Las rentas que les hemos de dar nosotros a costa de dejarnos la piel en el invento.
Con leyes y normas mil, para la gente de a pie.
Que da igual que vivan en democracia o no.
Que han de pagar el precio que se les diga, y punto.
Puedan o no puedan.
Las circunstancias que se imponen desde intereses ajenos son quienes nos rigen.
No los gobiernos.
Lo demás son solo gestores de minorías, que articulan el gasto repartiendo boletos.
Para ir aguantando.
En minoría siempre y del todo, por muchas leyes que pongamos.
Pagar los precios.
Que nos digan.
Sin poder decir nunca esta boca es mía.
Las mayorías.
En minoría.
Por decir algo sobre nuestra actual realidad de sociedad avanzada.


Si es verdad que el contenido aporta algo más de lo que ya hemos escuchado cientos de veces y está basado en análisis de realidad, estará bien leerlo. Porque, por desgracia, estamos atropellados de conjeturas que acaban con nuestra paciencia, del mismo modo como van acabando nuestros recursos.
http://goo.gl/GaIOwv

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Sobre el autor

es Profesor de Ciencia Política en la UNED, director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations y columnista de EL PAIS desde junio de 2008. Su último libro “Asaltar los cielos: Podemos o la política después de la crisis” (Debate) se publico en abril de 2015. Ha publicado también "¿Quién Gobierna en Europa?" (Catarata, 2014) y "La fragmentación del poder europeo" (Madrid / Icaria-Política Exterior, 2011). En 2014 fue galardonado con el Premio Salvador de Madariaga de periodismo.

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