José Ignacio Torreblanca

Lo sabíamos

Por: | 09 de noviembre de 2015

Captura de pantalla 2015-11-08 22.00.08Si quieres esconder algo, bromean los diputados, ponlo en el Diario de Sesiones del Congreso. Total, nadie lo lee. Pues algo así parece que pasa en Bruselas: si quieres encubrir un fraude industrial de colosales proporciones ponlo en un discurso de un comisario y cuélgalo en la página web de la Comisión.

Si no me creen, les animo a leer el Discurso 11/203 pronunciado el 22 de marzo de 2011 por el comisario entonces responsable de Medio Ambiente, el esloveno Janez Potocnik, donde tras lamentarse por el poco progreso en la calidad de aire de nuestras ciudades apunta a la existencia de discrepancias de hasta el 500% entre las emisiones declaradas por los fabricantes y las reales. El comisario señala tres razones: una, que las pruebas no reflejan las condiciones reales de conducción; dos, que las emisiones empeoran con el envejecimiento del vehículo; y, tres, agárrense, el posible “trucaje” (su énfasis) de los motores. La Comisión, asegura, conoce estos problemas desde hace tiempo y por eso viene proponiendo medidas que atajen el problema, entre ellas, pruebas más realistas y en condiciones de circulación reales así como “sistemas que impidan la manipulación”. Hasta hoy.

Captura de pantalla 2015-11-08 21.59.48¿Saben lo mejor? Que ese discurso lo pronunció nada menos que en la propia sede del Parlamento Europeo, nada menos que en un evento organizado conjuntamente por la federación europea de organizaciones ecologistas (EEB), que reúne a 140 organizaciones que presumen de tener 15 millones de afiliados, y la ONG alemana BUND (Amigos de la Tierra), irónicamente, originaria del mismo país donde se estaba perpetrando una de las estafas medioambientales más grandes de la historia. Sabemos ahora que menos la ministra danesa de medioambiente, todo el mundo dentro y fuera de la Comisión, incluido el vicepresidente encargado de Industria, el italiano Tajani, el Consejo y el Parlamento se conjuraron para que las propuestas legislativas de Potocnik fueran diluidas o retrasadas todo el tiempo que fuera necesario. Eso sí, todos pudieron ponerse rápidamente de acuerdo en designar el año 2013 como Año Europeo del Aire y así poder seguir pronunciando discursos sobre lo que nos importa la calidad del aire de nuestras ciudades. Brutal.

Hay 7 Comentarios

Dejando a un lado el asunto de la tecnología, en mi opinión, en la actualidad en la UE hay dos problemas graves de los que son responsables directos aquellos que la dirigen. Primero, quieren imponer unos niveles de calidad que ni la UE ni sus ciudadanos se pueden permitir, entre otras cosas porque disminuye la competitividad exterior de la economía de la UE y porque un porcentaje representativo de ciudadanos no tienen poder adquisitivo para permitirse esa calidad. Segunda, la UE ha elaborado una amplia y estricta legislación, pero luego muchas de sus leyes y normas no se cumplen, porque no se controla su cumplimiento, o simplemente porque por una razón u otra no se exige su cumplimiento.

Claro, un grupo respetuoso con el medio ambiente exige una norma dura. Esta se tramita y se impone para no favorecer a los más radicales y menos pragmáticos. Pero como los costes para la industria y el consumir son elevadísimos y muy difíciles de explicar, pues se recurre a hacer la vista gorda a las trucos de la industria. Y lo malo es que si somos realistas, sabemos que el problema tiene difícil solución. Pues la opinion público y los consumidores quieren aire más limpio y menos calentamiento pero sin pagar apenas nada más, la industria (los empresarios y sindicatos del sector) tampoco quieren pagar la factura y los políticos tampoco (el que le impone a la población consumidora impuestos más altos o recortes o perjudica a la industria y genera desempleo, pues resulta que pierde votos).
Bueno, si que hay solución, una opinión pública más madura que no rehuya ni mire para otro lado cuando se discuten los costos de la cosas (en este caso de la necesarias mejoras medioambientales) unos políticos más responsables y dispuestos a explicar las cosas y a menos demagogias y una industria también dispuesta a explicar las cosas (que un coche más limpio tiene que costar más dinero o tener menos potencia) o bien a aceptar que las ventas o los margenes disminuyan ligeralmente, aunque solo sea temporalmente.

Se está depositando demasiada confianza en la utilización de unas nuevas tecnologías, en concreto en la utilización de software, cuyo funcionamiento interno desconocen la gran mayoría de los usuarios, que controlan unos pocos y que son fácilmente manipulables. Creándose dependencias que antes no existían, al convertirse dicha tecnología en imprescindible para realizar importantes actividades que antes el ser humano realizaba sin su utilización.


Recomiendo el libro Atrapados, en el que el autor, Nicholas Carr, describe de forma clara los efectos negativos de la utilización de algunas nuevas tecnologías, muchas de ellas prescindibles.

Le animo a continuar escribiendo, sus posts van a mejor.

Triste e indignante. Necesitamos urgentemente un cambio. Somos responsables del mundo que vamos a dejar a nuestros descendientes. El problema principal, a mi juicio, es que la solución solo puede ser protagonizado por los ciudadanos, en su mayoría, anestesiados por las élites.
Muchas gracias por esa información.

Un saludo

Si yo fuera ingeniero de otra marca de vehiculos hubiera destripado el motor de wolswagen para conocer la ventaja competitiva de estos.
¿Cuantas agencias, empresas, lobbies estaban al corriente?.
Vivimos en mundos separados los de abajo y los que se reparten el pastel.
¿Esta todo contaminado?
¿Somos simple fuerza de consumo y trabajo?

Esto simplemente demuestra el poder de los lobbies en la UE. Aquí, también, manda el dinero y quienes lo tienen hacen lo que les viene en gana.... compran políticos, medios de comunicación, "forman" la opinión de los ciudadanos en su favor (en favor de los que pagan... no de los ciudadanos)...etc.
Es algo que se viene denunciando desde hace tiempo pero que solo sale a la luz cuando le interesa a "algún país importante". Nada se mueve sin que ellos lo quieran... al menos en la UE.

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Sobre el autor

es Profesor de Ciencia Política en la UNED, director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations y columnista de EL PAIS desde junio de 2008. Su último libro “Asaltar los cielos: Podemos o la política después de la crisis” (Debate) se publico en abril de 2015. Ha publicado también "¿Quién Gobierna en Europa?" (Catarata, 2014) y "La fragmentación del poder europeo" (Madrid / Icaria-Política Exterior, 2011). En 2014 fue galardonado con el Premio Salvador de Madariaga de periodismo.

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