Nos educan para creer que existe el progreso y que es lineal, que todo tiempo pasado fue peor y que todo tiempo futuro será mejor. Pero la historia está plagada de ejemplos de grandes retrocesos. De la mayoría de ellos puede responsabilizarse a los líderes e instituciones políticas que impidieron o asfixiaron la innovación. Fuera por prejuicios ideológicos, tabúes religiosos, mediocridad intelectual, falta de visión o el mero deseo de sus élites de conservar el poder y excluir de su disfrute a los demás, es un patrón recurrente a lo largo de la historia ver cómo grandes potencias, en su tiempo consideradas imbatibles, entraron en declive o incluso se desmoronaron por su incapacidad de innovar.
Poco antes de que Vasco de Gama doblara el Cabo de Buena Esperanza y Colón llegara a América, la flota imperial china armaba barcos cuatro veces más grandes que la Santa María y navegaba por las costas del África Oriental. Pero en 1479, la administración imperial, temerosa del creciente poder de los mercaderes, quemó las cartas de navegación, prohibió el comercio exterior, construyó una gran muralla y se volcó en la agricultura. En 1979, los chinos, responsables de cuatro innovaciones esenciales (la brújula, la pólvora, el papel y la imprenta), decidieron volver.
Nominalmente, la economía de la Unión Europea es más grande que la de Estados Unidos. Pero entre las diez primeras empresas del mundo no hay hoy ninguna europea. ¿Les dice algo que esas diez empresas sean todas estadounidenses, que las tres primeras sean Apple, Google y Microsoft y que la sexta y séptima sean Facebook y Amazon? Hace veinte años, siete de las diez primeras empresas eran japonesas. Hoy no hay ninguna. Y de las 131 empresas de reciente creación gracias al capital-riesgo orientado a la innovación que han superado los mil millones de dólares de valor, 85 están en Estados Unidos, 31 en China y sólo 13 en Europa. Hay una gran revolución en marcha, la revolución digital, y Europa se está quedando atrás. Su magnitud es comparable a la revolución industrial pero con un elemento inquietante: la velocidad a la que se está produciendo y la lentitud de Europa en subirse a ella.
Publicado en la edición impresa del Diario ELPAIS el 9 de diciembre de 2015
Fuente: http://graphics.wsj.com/billion-dollar-club/ (cifras actualizadas a noviembre de 2015)
Hay 4 Comentarios
Interesante articulo.
Si, dice mucho: Decadencia. Pero no hay problema, “Agreement contra el cambio climático”.
Publicado por: ECO | 13/12/2015 13:15:43
A lo mejor habría que definir antes lo que es progreso y retroceso. Si el culto al dinero y el poder del dios dólar es progreso vale, pero nos falta la visión de los que son privados del progreso y viven siempre en el retroceso y sin posibilidad de escapar. Que me supongo que como son mayoría, si el mundo fuera una democracia votarían que no. Que no mola.
A lo mejor el emperador aquel se dio cuenta del poder del dinero y prefirio el suyo personal. En cualquier caso los extremos nunca son buenos. No mola que los paraísos sean solo fiscales.
Publicado por: Carlos Martinez | 13/12/2015 8:35:58
Para muestra un botón. Hace dos años la "Pedrada" de Pedraz pudo acabar con la España corrupta y se dejó pasar. Aquel juez (Pedraz) que dijo que la casta/clase política está podrida. O lo dicho por la escritora Almudena Grandes: "La justicia me da asco". Nada se ha hecho y los roba gallinas son los que siguen pagando el pato. O ese 30 aniversario de la célebre y muy puñetera "sentencia" de lo dicho por el jerezano Pedro Pacheco de la cual juristas de reconocido prestigio dicen que hay que conmemorarlo por todo lo alto. O lo dicho por el enano de Solchaga: Como hacerse rico en cuatro dias, ahí fue donde la España corrupta se vistió de largo con el visto bueno de "Isidoro". Y en ese plan. Ninguno.
Publicado por: Casas Viejas | 12/12/2015 7:05:30
si y ahora nos dira como es de bueno y urgente aprobar el TTIP para ser mas competitivos y atraer a estas grandes companias editor?
Publicado por: will | 11/12/2015 15:27:16