José Ignacio Torreblanca

Sin gobierno

Por: | 17 de diciembre de 2015

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No, no hablo de España, sino del planeta. EE UU y China son responsables del 44% de las emisiones de CO2, principal agente del calentamiento global. Tras China, con el 28%, y EE UU, con el 16%, le siguen la Unión Europea, con el 10%, India y Rusia, con el 6% cada una, y Japón, con un 4%. Dicho de otra manera: si seis actores son responsables del 70% de las emisiones (cuenta la UE-28 como bloque: su legislación tiene efecto directo sobre los miembros) y 162 países del 30% restante, entonces la foto de familia de París está bien, pero no sirve de mucho ni para explicar el problema que tenemos ni para arreglarlo. Por tanto, aunque sin duda es un gran éxito que 195 países firmen un acuerdo para luchar contra el cambio climático, detrás del impresionante esfuerzo realizado por la diplomacia francesa hay una verdad muy incómoda: que solo se necesitan dos países (Estados Unidos y China) para que ese acuerdo sea realmente efectivo, y que esos dos países distan mucho de estar comprometidos con esa lucha.

Ambos tienen en común dos elementos: primero, los dos son adictos a los combustibles fósiles; y segundo, los dos tienen un sistema político disfuncional. Los estadounidenses son pocos y ricos (su cuota de emisiones es nada menos que de 17,62 toneladas por persona) y los chinos son muchos y están en pleno desarrollo (su cuota es de 6,52 toneladas por persona, pero son cuatro veces más numerosos que los estadounidenses). Estados Unidos tiene dos características muy adversas: una cultura individualista, consumista y antigobierno y un requisito de ratificación de tratados internacionales elevadísimo (2/3) en manos de un Senado atrapado por intereses territoriales que convierten en irrelevante a Obama (y veremos qué viene después de Obama). China no le va a la zaga: tiene un Partido Comunista que solo se puede legitimar por el crecimiento económico y carece de instituciones parlamentarias y judiciales independientes que representen los intereses de la población (véase el destino del vídeo Bajo la cúpula sobre la contaminación realizado por la periodista Chai Jing: la prohibición). Resumiendo, el futuro del planeta depende de dos carbonodependientes compulsivos políticamente disfuncionales. Menudo cuadro.

Publicado en la edición impresa del Diario ELPAIS el miércoles 16 de diciembre de 2015 

Hay 4 Comentarios

Los extremos... se tocan.

¿Y educar a la gente en el respeto al medio ambiente cuanto cuesta?. Porque digo yo que algo tendremos que hacer los que no gobernamos desde los sillones ¿no?. No podemos ser como los malos gobernantes a quienes ahora podemos echar la culpa del cambio climático, pero podemos ser un poco mejores y mejorar de verdad en todo y no solo en malos dioses como el coche actual y otros inventos. Como aviones de guerra por ejemplo y chismes mortales.

Y los fabricantes de petróleo se ocupan de tirar el precio por los suelos. ¿La consecuencia?: las renovables vuelven a resultar, relativamente, más caras. En este caso, como en muchos otros, el mercado es disfuncional, no soluciona los problemas. Esto sucede cuando los actores son pocos y funcionan como un oligopolio. Este verano en Madrid promete ser un infierno peor que el pasado ¿alguien tiene conocidos en la Hébridas que nos puedan invitar?.

A parte de la contaminación que envenena el aire que respiramos, en nuestras ciudades está la ocupación del espacio disponible.
Ante la realidad de tener una saturación excesiva de vehículos de todo tipo en la calle, las autoridades han de tomar la decisión de regular el uso de vehículos en las calles de nuestras ciudades.
Así como la obligación de poner filtros en las industrias que emiten humos.
Regulando el tráfico si queremos movernos con un mínimo de soltura por las calles de nuestras ciudades y sin riesgos de accidentes, además de la contaminación.
Para empezar se podrían sacar de la circulación diaria vehículos de uso administrativo, regular la circulación de los vehículos de la limpieza solo dentro de los horarios nocturnos.
Regular la adquisición de vehículos necesarios por persona
para uso doméstico, así como obligar a la utilización de los aparcamientos para los vehículos en zonas reservadas fuera de las ciudades o en zonas restringidas.
Dando prioridades a los vehículos de motores mixtos o eléctricos, tanto para uso privado como de servicio público.
Forzando un cambio de mentalidad.
Tanto en la fabricación y en la venta de vehículos que son altamente contaminantes, como en el uso diario.

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Sobre el autor

es Profesor de Ciencia Política en la UNED, director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations y columnista de EL PAIS desde junio de 2008. Su último libro “Asaltar los cielos: Podemos o la política después de la crisis” (Debate) se publico en abril de 2015. Ha publicado también "¿Quién Gobierna en Europa?" (Catarata, 2014) y "La fragmentación del poder europeo" (Madrid / Icaria-Política Exterior, 2011). En 2014 fue galardonado con el Premio Salvador de Madariaga de periodismo.

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