José Ignacio Torreblanca

Salvar vidas

Por: | 15 de febrero de 2016

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Hay un principio muy sencillo de entender y aplicar que debería regir nuestras acciones respecto a la crisis de refugiados: salvar vidas. Está en los artículos 2 y 3.5 del Tratado de la UE, que fundamenta la construcción europea en el respeto a la dignidad humana, y su acción exterior en la protección de los derechos humanos, especialmente los derechos del niño, y la atención a las obligaciones recogidas en la Carta de Naciones Unidas, el asilo y refugio entre ellas.

¿Acaso no es salvar vidas el principio rector de la política europea?, se preguntarán. Si lo fuera, ¿estaríamos discutiendo sobre si la OTAN debe colaborar en la lucha contra las mafias? ¿O haría tiempo que habríamos puesto en marcha una operación de rescate marítimo en el Egeo que asegurara que todas esas familias sirias que huyen de la guerra no pasan ni un minuto de más en el agua? Si salvar vidas fuera la prioridad número uno, ¿tendrían sentido los reproches y amenazas a Grecia por su supuesta negligencia a la hora de registrar a los refugiados? ¿O estaríamos viendo a nuestros Gobiernos levantando bien equipados campos de acogida por toda Europa? Si esa fuera nuestra prioridad, ¿tendría sentido el regateo político y económico al que estamos asistiendo entre Alemania y Turquía mientras 2.000 personas siguen arriesgando sus vidas diariamente cruzando el Egeo?

Tristemente, a fecha de hoy, la política europea no persigue salvar vidas, sino reducir el flujo de refugiados. Sonroja que un proyecto que aspira a definirse por sus valores esté dejando en manos de voluntarios y ONG el salvamento y acogida de los refugiados en las costas griegas (incluso encausando a algunos de ellos por colaborar en los rescates). Ahora, en una segunda vuelta de tuerca que la aleja aún más de esos principios, la UE se apresta a organizar una política de retorno para los refugiados. De retorno, ¿a dónde? ¿A la misma Turquía de donde han salido? ¿A una Siria donde la intervención rusa en apoyo de El Asad está a punto de provocar una catástrofe humanitaria aún mayor? ¿Qué más da? A dónde retornen da igual: lo que cuenta es mantener a los refugiados fuera de la vista.
 

Hay 6 Comentarios

Nina: ¿Cómo es posible "organizar bien" un éxodo de decenas de millones de personas con un sistema de valores distinto y a menudo contrario al de la sociedad que les acoge? Vemos como a pesar de ser muchos menos, y de que ha pasado más de una generación y varias décadas, no se ha conseguido integrar a muchos de los magrebíes que se establecieron en Francia, Holanda, y Bélgica en los años 60... Es algo muy, muy, muy difícil. Suponiendo que sea posible.

A mi juicio, no se trata de hacer lo que dice Bico. Se trata de hacer las cosas bien, de acuerdo con las capacidades características de la especie humana (sabiduría, empatia, solidaridad). Ello hubiera sido posible e incluso beneficioso para Europa, si se hubiera actuado a su tiempo y de forma coordinada. Ahora ya es muy tarde. Lo que es cierto es que no se puede dejar sin ayuda a familias inocentes que huyen de la guerra.

Un saludo

Bico todo eso es lo que podría pasar si no se hicieran bien las cosas, por eso hay que trabajar para organizarlo como debe ser.

Llevas toda la razón del mundo, ya en la UE se tendrían que haber hecho políticas para asumir la afluencia de refugiados, y esas políticas aplicarlas a cada uno de los paises pero de forma ordenada y sis que sea un caos, que es lo que parece que quieran que se pretenda; aqui sólo se ha oido hablar de Alemania, Turquia y Hungria, pero no se han visto las distintas acciones a nivel nacional para atender a todas estas personas y tampoco las politicas de la UE para que se soluciones la crisis en Siria o en zona donde están los yihadistas, etc..., parece que Europa se haya quedado muda.

Pues nada, en el mundo hay alrededor de 5.000.000.000 de personas que viven en países con tiranías, conflictos, o pobreza extrema. Muchos de ellos están deseando mudarse a Europa. Vamos a salvarles a todos diciéndoles que vengan. Y para evitar desgracias vamos a traerles a todos en avión, a costa de los contribuyentes europeos naturalmente. Y para que se sientan más acogidos vamos a amoldar nuestras leyes y normas a sus costumbres y creencias religiosas. Total, cuando sean mayoría lo van a hacer de todas formas... Eso sí: para dar ejemplo propongo que antes de nada, todos los analistas y expertos buenistas, acojan a una familia afgana en su casa. Y ya puestos, que cedan sus empleos en la Universidad y los medios de comunicación, para que sean ocupados por refugiados, que los necesitan más. Así muchos menesterosos procedentes de todo el mundo no tendrán que disputarse el sueldo mínimo con los currantes locales, o vivir de las prestaciones a costa de la sociedad, o caer en la delincuencia. Y entonces, el "buenismo" sí que sería creíble.

Si el objetivo fuera salvar vidas no se hubiera permitido que el golpe de estado en Ucrania acabara con una guerra. Se hubieran buscado soluciones políticas para los descontentos ciudadanos del este, se permitido las votaciones, se hubieran condenado los asesinatos a las puertas de los colegios electorales en Dombas y las piras de sindicalistas en Odesa. Pero el objetivo siempre ha sido la avaricia.
Si realmente se aprueba la liberación del visado con Ucrania, al desastre de las guerras creadas por la UE ( Afganistán, Irak, Libia, Siria, Sahel, el desastre balcánico que aún colea...) se unirán 40 millones de ucranianos huyendo del pais de violencia y miseria que les ha quedado tras la "revolución".

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Sobre el autor

es Profesor de Ciencia Política en la UNED, director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations y columnista de EL PAIS desde junio de 2008. Su último libro “Asaltar los cielos: Podemos o la política después de la crisis” (Debate) se publico en abril de 2015. Ha publicado también "¿Quién Gobierna en Europa?" (Catarata, 2014) y "La fragmentación del poder europeo" (Madrid / Icaria-Política Exterior, 2011). En 2014 fue galardonado con el Premio Salvador de Madariaga de periodismo.

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