José Ignacio Torreblanca

Corriente arriba

Por: | 14 de marzo de 2016

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Foto: Aleppo, 81 opositores encontrados maniatados y con signos de tortura 

Cuando un río se desborda no hay otra opción que tratar con las consecuencias de la inundación. Eso es lo que Europa lleva ya casi un año intentando hacer, con poca fortuna, gran división y escaso acierto. Gobiernos e instituciones europeas llevan demasiado tiempo chapoteando en el fango: el que no está paralizado por el miedo lo está por el egoísmo, y el que no, por la incompetencia. El presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, que hizo de esta cuestión la prioridad número uno de su mandato, ha tirado la toalla y abandonado el cuadrilátero. Y el presidente del Consejo, Donald Tusk, ha conseguido, con sus declaraciones invitando a los refugiados a no venir, representar la vergüenza que todos sentimos estos días. No deja de resultar irónico que los refugiados sepan con tanta claridad a dónde van y qué es lo que quieren y que, a cambio, sea la Unión Europea la que esté desorientada y no sepa a dónde se dirige.

El principio de acuerdo con Ankara responde a una lógica cobarde: incapaz de organizarse internamente como tal, Europa abdica de sus responsabilidades colectivas para, a cambio de salvar Schengen, convertir a una Turquía en clara deriva autoritaria en la guardiana de las fronteras exteriores de la Unión. Con todo, el descarado cinismo que supura este acuerdo no es lo peor. Lo peor es que el acuerdo ignora que la política de Turquía hacia los kurdos es, a su vez, una parte importante del problema de los refugiados y, también, que los delirios geopolíticos de Erdogan y su visión neootomana de la región son un factor que aviva el conflicto en Siria.

Corriente arriba hay un tipo llamado El Asad que, apoyado [hasta ahora] por la aviación rusa, va a seguir enviando cientos de miles de refugiados corriente abajo, y un califato terrorista que provoca un efecto similar. Si la UE hubiera dedicado una fracción de las energías consumidas en la cuestión de los refugiados a una iniciativa de paz para Siria que mereciera tal nombre, no estaríamos aquí. Porque Europa no solo está dividida corriente abajo, sino también corriente arriba, donde tiene que solucionarse el problema. Corriente abajo solo se gestiona (mal).
 

Hay 4 Comentarios


En su articulo, aunque corto, tarda tres temas completamente distintos: El tema de la política migratoria de la UE, la posible adhesión o no de Turquia a la UE, y el del conflicto sirio. Tres temas distintos que, en mi opinión, requieren soluciones diferentes e independientes.


Lamentablemente, no siempre el rio lleva la misma agua, en este caso me refiero al rio de la economía europea. La UE no tiene capacidad para absorber más inmigración, ni sus sociedades desean que crezca el porcentaje de población extranjera, especialmente de origen islámico. La UE debe cerrar sus fronteras exteriores o tendrá que cerrar las interiores, es decir, anular Schengen.


Los bochornosos incidentes ocurridos en la Plaza de España entre unos inmigrantes sin recursos rumanos y turistas holandeses, difundidos por televisiones de varios países, me llevan a hacerme las siguiente reflexión: En España varios grupos políticos, entre los que se encuentra Podemos, y por tanto el de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, se han posicionado a favor de una política de puertas abiertas a la inmigración-refugiados. ¿Es este el futuro que les ofrecen, mendigar en la Plaza Mayor? O acaso consideran que si tienen recursos públicos para ayudar a los inmigrantes sirios, pero no para ayudar a otra clase de inmigrantes.


¿Qué mensaje quiere enviar la alcaldesa Carmena con el cartel que hay en la fachada que dice “Bienvenidos refugiados”?

Vaya, vaya, ahora resulta que Europa también es culpable de que los sunís y los chiítas se odien mutuamente a muerte, de que ambos odien a su vez a todo lo que suene a libertad religiosa, derechos de la mujer, etc. Por cierto, si yo fuese fundamentalista y leyese este artículo, me reforzaría en mi opinión de que Occidente es culpable de todo, de absolutamente todo....En fin, que este artículo solo anima a los fundamentalistas a serlo aún más, pues según este articulo, los culpables de sus desgracias son simpre otros.

Si al decir corriente arriba te refieres a los países nórdicos, no te preocupes que serán pocos los refugiados que llegarán, si es que llega alguno; lo que puede ocurrir es que la corriente siga más abajo aún y el desvío se quiera hacer por España, pero si aún no tenemos un gobierno formado, imagínate si se va a poder solucionar el problema de los refugiados, porque si realmente se estudiara eses problema , de personas que salen masivamente en busca de una vida mejor, además de la UE, también España podría entgablar conversaciones con países emergentes latinoamericanos, como por ejemplo Chile, que a lo mejor le interesa la entrda de personas en su territorio, y quien dice ese, otros paises similares o con poca población.

En 2011 hubo un resquicio para cambiar las cosas desde dentro de Siria. El partido nacionalista árabe, laico y socialista (esto nunca se menciona), el partido Baath que gobierna Siria desde 1970 monopolizado por la familia Assad, hizo concesiones constitucionales entre otras; el fin del monopolio del partido Baath y por lo tanto de la familia Assad, amnistía y liberación de presos, medidas fiscales y sociales generosas, organización de elecciones legislativas. Aquello era mucho más de lo que nadie podía haber imaginado solo unos meses antes. Sin embargo la oposición, que en general no tienen por que ser mejor ni peor que lo conocido, ni parecerse a los modelos democráticos de occidente...la oposición digo, no quiso tomar lo que entonces se les ofrecía. Confiados en que la inercia de la primavera árabe terminaría con la destrucción del gobierno y del partido Baath, que se llevaría por delante a la familia Assad. Con suerte sus enemigos que tienen muchos, verían a este salir de una cloaca mientras la turba lo violaba hasta la muerte. Este era, por supuesto, el mejor escenario que occidente imaginaba y fue animando a la oposición a marchar contra el gobierno para derrocarlo, convencidos del éxito de su empresa, antes que pensar en si aquello era lo más conveniente para Siria y los sirios. A pesar de que la experiencia no salió bien en Libia para los libios, si se consiguió terminar con Gaddafi que era un pieza muy cotizada desde hacía mucho tiempo, sobre todo para occidente.


Lo que ocurrió es que, a pesar de la crisis económica que había en el país, en buena medida propiciada por las medidas auspiciadas por el FMI (que en otro nivel nos hacen recordar a Grecia), el gobierno de los Assad contaba con un gran respaldo, como quedó patente en las manifestaciones de 2011 en Damasco, Alepo y Tartus. Como siempre hay en todas las filias, estas son provocadas por las fobias. El miedo a ver Siria convertida en otra Libia, debió provocar pánico en las clases sociales, muy preocupada por el ascenso del yihadismo y sus consecuencias, de manera que dieron su apoyo masivo a el partido Baath en el poder.


En occidente solo entendemos lo que estamos dispuesto a aceptar. En Siria el partido Baath es laico y socialista por muy jerarquizado que esté tienen sus virtudes, que para algunos de los que se hacen llamar socialdemócratas en occidente, son irrenunciables. Por contra, en todo el mundo árabe, los únicos que se han organizado como una estructura de poder opositora son los Hermanos Musulmanes y esto en occidente ha constado entenderlo. Hasta tal punto ha costado entenderlo que se le dio un apoyo masivo desde todo los puntos de vista, sin querer entender que aquello podía terminar con las pocas libertades de las que disfrutaban los sirios como, tener una sociedad laica. El deseo de que se podía conseguir acabar con los enemigos de toda la vida fue mas fuerte que el bienestar de los árabes. En un momento fue tan fuerte la apuesta occidental por la Hermandad Musulmana que hasta el propio Aznar la criticó. Las corrientes confesionales en Siria han sido siempre el epicentro de los conflictos, por encima de otras consideraciones. Se habla mucho de la represión de Hama en 1982, pero poco se dice de que aquello había sido provocado por militares de la Hermandad Musulmana que en 1979 asesinaron a 83 militares alawitas

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Sobre el autor

es Profesor de Ciencia Política en la UNED, director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations y columnista de EL PAIS desde junio de 2008. Su último libro “Asaltar los cielos: Podemos o la política después de la crisis” (Debate) se publico en abril de 2015. Ha publicado también "¿Quién Gobierna en Europa?" (Catarata, 2014) y "La fragmentación del poder europeo" (Madrid / Icaria-Política Exterior, 2011). En 2014 fue galardonado con el Premio Salvador de Madariaga de periodismo.

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