Llaves en una bolsa de plástico >> Catalán Errante >> Blogs EL PAÍS

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Hay una regla no escrita entre viajeros: el trotamundos errante es aquel al que la vida le cabe en una bolsa. Por vida -matiz para los lectores sedentarios de este blog- nos referimos al equipaje. Cosas del argot de los viajeros. Así que esta mañana este errante se ha visto ampliamente superado: viajo con mochila a la espalda -abultada y de colores algo chillones, habitual materia de cotilleo en los actos políticos a los que asistimos-. Y Hassan, marroquí de 53 años con el que hemos tropezado en el autobús de camino a Lleida, solo carga una bolsa. Una bolsa de plástico.

Hassan descansa junto a su equipaje, camino a Lleida.

Hassan es un hombre habitualmente cansado: trabaja en una empresa cárnica en l'Espluga de Francolí y reside en una pensión de Lleida. Dice que se levanta cada día sobre las cinco de la mañana y vuelve a la pensión para comer. Es provisional, hasta que encuentre a alguien con quien compartir piso después de haberse separado de su esposa, también marroquí. Desde entonces -hace ya "unos meses"-, Hassan va y viene con lo puesto: chaqueta de chándal y tejanos. Y la bolsa. En ella carga lo justo para el aseo, algún bocadillo, un jersei por si coge frío. Su familia reside en Tarragona pero él prefiere instalarse en Lleida. Dice que allí tiene conocidos, de cuando vivió en Francia, hará ya diez años. Los fines de semana va a ver a su hija. Viaja y regresa a Lleida siempre a bordo de este autobús de línea.

Cualquiera podría deducir cuanto le importan a Hassan estas elecciones: probablemente lo mismo que les importa a los políticos la vida de Hassan. "Tengo otros problemas", responde cuando se le pregunta qué formación preferiría qué ganara en la inminente jornada electoral. Luego se amodorra en su asiento, pega el rostro al cristal de la ventana y pide que le dejemos tranquilo. No cruza palabra hasta que nos despedimos, ya en Lleida: "¿Sabes que llevaría un político en una bolsa de plástico?". Ni idea. "Llaves", se ríe Hassan. Parece un tipo imaginativo. "Las llaves del coche, las de casa, las del otro coche y las del trastero donde guarda todas sus otras maletas". Y se va sin desear respuesta, enfurruñado, hacia el día gris que encapota el cielo de Lleida.