Crisis, crisis. Si el PSC no vence las elecciones, Montilla se considerará una víctima de la crisis. Si aumenta la abstención, se deberá a los aprietos de la crisis. Los políticos saben parapetarse y ya andan sirviéndose la excusa para las posibles catástrofes que surjan del resultado electoral: culpa de la crisis. Pues bien, el Alguaire es un municipio sin crisis. En estas tierras, fértiles de cuidado y con una economía basada en la agricultura, se sigue produciendo al ritmo de siempre. El producto estrella, expuesto anualmente en la feria de los higos -en catalán (figa) sugiere cierta connotación sexual que divierte mucho a los payeses- no ha dejado de aumentar su influencia en la provincia. L'Alguaire es un pueblo de agricultores acomodados apuntalado por una industria potente: la planta de concentrados de zumo (los vende a Nestlé, Pascual y otras marcas de primera línea) lidera un sector que daba empleo a unas 400 personas antes del cataclismo económico. Los mismos que ahora. La crisis, entendida por despidos, ajustes o cierres, se ha olvidado del Alguaire. No de los inmigrantes, centrados en el sector de la construcción que nunca tuvo gran peso en el municipio. Pero sí ha pasado de largo entre los votantes, como explica un cargo del Ayuntamiento. Y, entre los electores, el hastío ante la clase política sigue al alza. ¿Cómo lo explicamos ahora?
Sin crisis en el Alguaire
La desafección con la clase política se mantiene sin ajustes económicos de por medio.