Durante una semana 10 empresas, ya que una de las previstas no pudo formar parte del grupo, han estado en Shanghái descubriendo el panorama que tenemos en China en relación con a economía digital en una misión organizada por Adigital, red.es e ICEX. Mercachef, Ticketbis, Creafi Online Media, Roca Salvatella, QuieroApps, Seeketing, Rastreator, Mubiquo, Solostocks y Opensistemas formaban el grupo. Un viaje en el espacio, pero, imagino también, un viaje interior para personas que llevan un día a día ajetreado y para las que desbloquear la agenda una semana resulta complicado. En el mundo de la tecnología, en una semana pasan muchas cosas. Volverán los participantes al territorio exterior al Great Firewall chino con muchísimo trabajo acumulado que resolver antes de navidades y, esperemos, alguna idea nueva sacada de aquí. Para los que hemos podido compartir tiempo con ellos ha sido un viaje inverso, ya que estando en la centrifugadora china, perdemos perspectiva a veces de lo que está sucediendo en España en el tema digital.
En el ámbito de la economía digital, el gobierno chino ha sido un adelantado a su tiempo. Asumió desde el principio que era un área totalmente estratégica y, posiblemente acertó. La realidad es que hoy por hoy los dos polos de desarrollo digital a nivel mundial son básicamente China y Estados Unidos. En Europa, si acaso, formamos parte del polo estadounidense. Apostó China por tener su propia nube, aunque a costa de, a veces, no estar en la primera velocidad de los desarrollos. Así, ha conseguido tener colosos del mundo digital con una cultura empresarial que se nos hace extraña por su verticalidad y centralización en toma de decisiones.
En servicios, China está lejos de abrir del todo sus puertas al capital extranjero. La situación es muy asimétrica. En China, telecomunicaciones está en el epígrafe de actividades restringidas al capital extranjero, y el negocio editorial y de medios, en el de actividades prohibidas. Son áreas que afectan bastante al negocio digital. En las áreas permitidas, en la práctica hay cierta barrera por la necesidad de tener una persona jurídica que a fin de cuentas sea la que asuma la titularidad del proyecto en China. Bien con un socio doméstico o con una filial. Por esta razón, entrar en China no es solo traducir los servicios y adaptarlos, sino que puede requerir más. Al final, se trata de más coste.
Siendo cierto lo anterior, también es verdad que las dificultades a veces están sobrevaloradas y cabe distinguir entre estar en China y estar "en chino". Lo segundo podría ser un primer paso hacia lo primero y algunos de los participantes manifestaron su interés en darlo relativamente pronto. Estar en chino significa jugar en el ámbito del idioma, a nivel mundial, lo que incluye China continental, pero no necesariamente con el producto totalmente adaptado al mercado de China. Parece un primer paso lógico y más cercano a lo que tienen que afrontar estas empresas en sus proyectos al abordar mercados más cercanos.
En términos generales, y tras haber visto por encima los proyectos de las empresas que han venido en la expedición, tal vez un enfoque (además de las cuestiones más obvias de introspección para conocer ventajas competitivas y conocimiento del mercado y demás), podría ser:
1. Apertura en relación a la posición de la empresa en la cadena de valor. La empresa que en España es un marketplace, en China podría operar como consultora. La consultora en España, tal vez podría opera un proyecto concreto en China. Si no hay alternativas sólidas de entrada operativa, la venta del conocimiento, asumiendo que el conocimiento es muy perecedero, puede ser una alternativa útil.
Esto supone agilidad mental, flexibilidad y asunción de riesgos. Pero también, podría llevar a potenciales beneficios al conseguir encadenar relaciones con el mercado chino que, con su volumen, está llamado a tener impacto global también en economía digital.
2. Unión de fuerzas. Entre las empresas que venían, se podrían formar uniones temporales e incluso proyectos en común de acceso al mercado. Independientemente de que en otros mercados pudieran ser competidores.
3. Evitar pasos que no tengan un mínimo de solidez, respaldo y capacidad de aguante a medio plazo.
4. Ubicar algún tipo de "antena" en el mercado. Alguna cabeza de puente que pueda alimentar a la empresa de lo que en China sucede en su sector, y tal vez facilitarle el acceso a contactos y oportunidades.
5. Mirar, pero no obsesionarse por la competencia. Competidores, es obvio, hay muchos, pero si una empresa tiene una cartera de conocimientos o productos, hay otra forma de actuar que es compararse a sí misma a lo largo del tiempo. Mejorar, y no tratar de imitar en todo al que está al lado.
6. No adaptar en exceso el producto/servicio. Por más que haya quien diga que a los chinos les gusta A ó B, o "China es otro planeta", hay bastante mito al respecto. Es cierto que hay diferencias sustanciales en cosas concretas, pero siguen quedando cosas que son objetivamente (aunque sea como suma de subjetividades) buenas o malas. Hay productos que gustan casi universalmente. Por lo que, no necesariamente hay que cambiar tanto de cara a probar en China.
4. No obsesionarse por intentar estar en China como sea. Si no se encuentra una oportunidad clara, seguir cuidado el producto o servicio, y esperar a mejor ocasión.
La economía digital ya genera un volumen considerable de empleo. Hay empresas españolas en este área que tienen gente de talento muy destacable al y puede que consigan hacer cosas interesantes en el mercado chino más pronto que tarde. Ojalá nos llevemos pronto sorpresas positivas al respecto.