Click-clack

08 jul 2010

Navegando por el pavés rumbo a París

Por: Pedro Horrillo

   Hoy escribo sobre ayer; o seguramente, para quién lea esto, sobre anteayer. Me dejo de líos y digo el día directamente, y así termino antes. Sobre el Martes 6, el día de la etapa de Aremberg, mi reecuentro con los pavés de la París-Roubaix.

   Hoy también he llegado a la meta de Reims en bici tras unos 55 kilómetros, pero lo de hoy ha sido rutinario, pero no por ello ha dejado de ser placentero. Todos por una carretera nacional plagada de camiones que hacían que el calor fuese más intenso del que ya era. Lo más interesante ha sido cuando he pasado por un cementerio de soldados fallecidos en la primera guerra mundial. Los he visto muchas veces en carrera, pero nunca había visitado uno de ellos. Así que hoy, aprovechando la oportunidad de este Tour semi-turístico-gastronómico que me estoy dando, me he parado un rato para dar un pequeño paseo. Hablando con el vigilante del cementerio –que pena mi escaso francés, porque el hombre estaba ansioso por contarme batallas, nunca mejor dicho-, he sabido que allí delante, en el terreno que yo abarcaba con una mirada, había 15000 personas enterradas. 7440 en tumbas individuales, y todo el resto en dos fosas comunes. Impresionaba pensar en lo que allí había, y en las historias que habrá detrás de cada una de esas 15000 vidas, que se dice pronto. O no tan pronto, porque si dijéramos el nombre de cada uno de ellos cada dos segundos, tardaríamos 50 minutos en nombrar a todos. ¡Uf!

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Pero bueno, vuelvo al amago de Roubaix del Martes. Para mí fue algo verdaderamente emocionante. Y no hablo de la carrera, sino de mi experiencia rodando por los pavés de la Roubaix.

   Una carrera, como digo en mi artículo, de la que no tuve oportunidad de despedirme como ella merecía. Pero de esto me consuela la sensación que me dejó lo que pasó allí este Martes; de que era la propia carrera con todos sus protagonistas la que me homenajeaba a mí por todo lo que allí sucedió. Y voy yo y me lo creo y encima me quedo satisfecho. Yo me lo guiso, yo me lo como, para qué quiero más.

   Disfrute aplicando los consejos que había repartido esa misma mañana en la salida de la etapa a los neófitos en la materia. Hablando sobre presiones en las ruedas, sobre tipos de tubulares y de llantas, sobre cómo entrar al pavés, qué desarrollo utilizar, qué cadencia mantener, cuando sí y cuando no, buscar la hierba a los costados para escapar del suplicio; y especialmente, como agarrar el manillar para que el cuerpo sufra lo mínimo posible.

   Por cierto y como curiosidad, los 4 últimos tramos de la etapa de Aremberg son tramos de la París-Roubaix. Los conocía muy bien, pero nunca los había realizado en este sentido, es decir, al contrario. Tiene su lógica puesto que ahora en el Tour el rumbo es París, y no Roubaix.

   Hoy a la mañana, hablando con mi amigo Flecha, me decía que lo del pavés de Aremberg fue muy diferente a la Roubaix. La Roubaix es de fondo como tú ya sabes, me decía, y lo de ayer fueron unos cuantos tramos simplemente, por lo que era un esfuerzo mucho más explosivo. 

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 Mitos de la Roubaix en un lugar mítico, el Restaurante de L´Arbre

   Yo disfruté de lo que el otro día, hablando con un periodista, calificaba como la sensación de estar navegando. En el pavés se pedalea, se guía la bici, o se va o se anda en ella, como se quiera decir. Pero todo esto es incompleto, en el pavés en realidad lo que se hace es navegar. 

   El patrón de un barquito, gracias a la experiencia ve cosas donde los demás no vemos nada. Se fija en el color del agua, en los tonos en los que se reflejan las nubes; mira a las banderas, estudian el viento; se fija en como caen la cresta de las olas, la espuma que levantan, si la espuma salpica o no; se fija en el sol, y calcula la hora por la posición, sabiendo que el viento cambia dependiendo de su posición. Estas y más variables, son las que hacen que la decisión que tome a la hora de navegar sea una u otra.

   Pues lo del pavés es parecido. Antes de entrar, echas un vistazo al tramo y sabes cuál es la velocidad correcta para el primer contacto con la piedra. Sabes si hoy o no que levantar la rueda delantera dando un pequeño saltito para evitar el primer golpe seco. Y una vez en el tramo, mientras tratas de mantener la cadencia con la que te sientes más cómodo, estudias con el rabillo del ojo la trayectoria a seguir. Te fijas en el perfil de las piedras, en la vegetación entre los adoquines, en el color del barro, en la cuneta y en la hierba que crece a los lados. Por el color, como en el asfalto, adivinas si hay o no humedad. Por la altura de la hierba, sabes si debes o no pasar por allí. Y en las escapatorias de los lados, sabes si hay o no trampas en forma de agujeros simplemente por el relieve de la vegetación. Por eso digo que navegas. Tu vas recibiendo todos estos datos por tus sentidos, y procesándolos, te dejas llevar al lugar por el que tu experiencia te dice que es el camino correcto. O sea que, no es para nada un proceso instintivo, no, la experiencia juega un papel muy importante.

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   Y todo esto, no hay que olvidarlo, con el corazón latiendo al máximo de pulsaciones, pues el pavés en sí es una serie totalmente intensa; que empieza al pisar el primer adoquín, y que termina al salir del último. Igual que en un puerto solo que en el llano; o como en una prólogo de apenas unos minutos.

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   Nada más por hoy. De la etapa de hoy dejo rendida cuenta aquí. Las fotos, por cierto, son de la excursión mañanera al mítico Carrefour de LÁrbre, por el que tantas veces he pasado, pero nunca me había detenido. Me voy a dormir, que no conviene ir acumulando cansancio, y me pondré mañana si tengo algo más de tiempo con los comentarios, que se me han acumulado y los tengo abandonados. Pero gracias a todos por vuestra participación. Buenas noches.

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Hay 5 Comentarios

He estado pensando a cerca de la conveniencia o no de poner tramos de pavés en el Tour.
Es espectacular eso sí, pero el riesgo de caidas (como la de Frank Schlek ) es mucho mayor, (y eso que no llovió), y me parece , que el Tour se arriesga a perder en etapas de éste tipo a corredores, que a lo largo del Tour pueden dar mucho espectaculo, y no solo hablo de los lideres, sino de corredores batalladores que ganan etapas y se meten en una fuga tras otra,...y que en definitiva nos alegran tanto las tardes de Julio.
Qué opinas de la conveniencia o no de poner pavés?
Las pistas sin asfaltar del Giro no son más asequibles (riesgo de pinchazos, pero no tanto respecto a caidas)

Que pacifico y inocente se ve Carrefour de l'Arbre sin los miles de espectadores de la P R.

Hola Pedro, sobrecogedora la foto del cementerio. Crees que España tendría cabida una revista como De Muur?
1 abrazo.

Hola Pedro --

Qué bueno verte otra vez, y qué bueno saber que no has colgado la burra. Gracias por las reflexiones sobre los adoquines, nunca he entidido como podeis "leer" los tramos para no pinchar. Gracias por las fotos: el carrefour parece tan estrecho cuando miro tu foto, no puedo imaginar como sería navegar los riesgos con doscientos de tus mejores amigos detrás de tí... ;)

La verdad es que meter al Tour, al mismísimo Tour, por el pavés dio muchísima emoción a la carrera. Ya no sólo por el resultado final, si no por el disfrute de veros llevar la bici, o cómo bien dices, navegar con ella por el pavés. Normalmente no se ve en llano esa pericia con el manillar, la técnica... El asfalto es aburrido! Puede que sea más seguro, pero es aburrido comparado con lo de ayer (anteayer, sí, para los que ya hayan dormido). Ya había visto la Paris-Roubaix, pero ver pasar a todo el pelotón, a la serpiente multicolor, levantando la polvareda, ver a un pelotón abrirse a los arcenes, moviendo manillares para esquivar los boquetes, hierbajos y demás obstáculos fue todo un espectáculo. Me encantó.

Yo cuando monto en bici lo hago así. No hay pavés, no, pero por el monte muchas veces también se navega, esquivando aquí y allá, buscando el camino más cómodo. Y me gustó verlo en la grand Boucle ;)

Me enrrollo mucho, pero me encanta el detalle del cementerio, que te pararas después de verlo al pasar tantas veces ;) ya me hubiera gustado estar para traducirte el francés. Buen trabajo

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SOBRE EL BLOG

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Ciclismo, su mundo, su gente y todo lo que le rodea además de lo que abarca. Lo que veo y lo que siento al verlo con un pie dentro y otro fuera sintiendo cada vez más peso en el de fuera. Pero aún pedaleando, siempre pedaleando.

Sobre el autor

Pedro Horrillo

Pedro Horrillo. Ex-ciclista que reniega de esta etiqueta, porque el ciclismo fue, es y será siempre parte de su vida. Ex-estudiante de filosofía que abandonó la carrera en el último año para probar fortuna con la bicicleta. Gracias a ello, consiguió hacer profesión de su pasión.

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