Etapa de Mende. 210 kilómetros de media montaña con un calor horroroso. La carrera sale lanzada, son muchos los que quieren formar parte de la fuga buena en un día en el que ésta tiene muchas posibilidades de llegar. Por el camino 3 puertos de tercera y 2 de segunda, el último precisamente en la llegada, la dura cota de Mende de poco más de 3 kilómetros a más del 10% de media.
Tras salir de Bourg de Peage, en los únicos 15 kilómetros de llanura de la etapa, los corredores vuelan. Ataques, contraataques, nos pasan en fila de a uno y todos parecen ir sufriendo. Según les veo pasar recuerdo los cientos, quizá miles de veces que he estado en esa situación. Hay que estar a las fugas, te decía tu director, y ahí estabas tú, creyéndote con el cuchillo afilado, aunque a veces simplemente tú llevabas una navajilla mientras que otros llevaban el puñal.
Por cierto y hablando de fugas, esto es lo de la etapa de hoy: rebelión de la clase media.
Entre los más activos ayer en esos primeros kilómetros, mi excompañero Lars Boom. Unos kilómetros después, pasa ésto: