Antonella Rocuzzo comparte su vida con el hombre más popular del mundo. Hasta hace poco había visto tan sólo un par de fotos de ella y prometo no estar exagerando. Es más, creo que si la encuentro en algún lugar público no podría reconocerla. Sin embargo para su novio Leo Messi sería imposible pasar desapercibido. Lo que genera la presencia del futbolista es verdadera euforia. Lo admiro mucho como deportista pero quien verdaderamente me fascina por su anonimato es la mujer que desde niño lo cautivó y hoy en día es la mamá de su hijo, Thiago.
Antonella nació en Rosario (Argentina) y es dueña de una de las cualidades más complicadas de administrar por su condición de pareja de Messi: la prudencia. Me gusta su sencillez o por lo menos lo que aparenta. No tengo ni idea si es una mujer tímida, extrovertida, buena o mala cocinera o si le fascina o no vivir en Barcelona. Tampoco si en su futuro tiene planeada la boda de sus sueños o si lo que quiere es tener una familia numerosa. Nunca la he visto en las revistas de moda mucho menos en algún desfile compartiendo asiento con alguna famosa como es habitual en otras novias de famosos. Inclusive la única foto con su amiga Shakira fue tomada en la playa y además publicada por ella misma.
Desconozco su modalidad para evadir los paparazzi y ser infalible. Me llama mucho la atención su habilidad para mantenerse fuera del foco público. Me sorprende aún más que nadie haya logrado convencerla para una aparición en algún medio de comunicación. Genera incluso cierta inquietud saber cómo lo ha logrado durante éstos años en los que el universo se rinde ante su compañero sentimental. Las ganas del público por saber hasta el más íntimo detalle de las celebridades, Messi lo es, está latente, pero Antonella no ha caído en la tentación.
Ser la mamá de Thiaguin, como ella se refiere al bebé de ambos en su cuenta de Twitter, parece ser lo que la apasiona. Lo único que comparte con sus seguidores son mensajes de cariño y artículos o páginas referentes a su rol de madre. Nada más. Al final eso es lo que definitivamente la debe hacer feliz. Yo la aplaudo.