Trabajar incansablemente es en algunos casos garantía de éxito. La determinación de Jennifer López por ser la mujer más célebre del mundo del entretenimiento es evidente. Su sello personal es inconfundible a kilometros de distancia. Ha hecho del lujo su forma de vida y el bling-bling su mejor compañero en el escenario y fuera de él. Pero nadie podrá negar que la disciplina también es uno de sus grandes atributos. No dudo que seguir triunfando sea su permanente obsesión y la perfección su motivación diaria. No encuentro otra razón para entender como logra tener la energía suficiente para tanto. Siempre impecable como un maniqui de la 5ta Avenida a menos que sea captada por los paparazzi con su flamante novio bailarín y look deportivo. Nada glamurosa por cierto. Por lo demás luce como una verdadera profesional de su oficio. Lo es. De pies a cabeza.
Protagoniza titulares cada semana. Primero la filmación del video para la canción del mundial We are one junto a Pitbull y la brasileña Claudia Leitte. Luego fue Adrenalina con Ricky Martin y Wisin. Un par de días después hace un dúo con Enrique Iglesias llamado Physical y la siguiente quincena estrena video en un yate con un par de modelos de calendario cantando I luh Ya papi.
De la misma canción hizo un show en el reality American Idol donde cada noche es la adorable juez de jóvenes aspirantes a estrellas musicales a quienes incluyó como invitadas al escenario durante su presentación. Como de costumbre su imagen es una de sus armas infalibles. Su equipo de estilistas y peluqueros ha logrado un producto de marketing perfecto que más allá de gustarme simplemente lo considero ganador porque genera tendencia. El look JLo es imitado por millones de mujeres en los Estados Unidos quienes cada año hacen fila para comprar su colección de ropa, sus accesorios y las fragancias que llevan su nombre.
Ella a diferencia de las divas que protagonizan la saga 007, no es personaje secundario de nada ni nadie. Es protagónica por derecho adquirido aún en el plano sentimental. López es la celebridad con la que se identifican las mujeres que aman el hip-hop y la cultura que rodea el género musical por excelencia de The Bronx, barrio newyorkino donde nació y creció la cantante de origen puertorriqueño. Reinvindica las curvas, el maquillaje abundante y las uñas que sólo pueden ser posibles gracias a expertas manicuristas. Jennifer López reafirma sus raíces con ésta nueva canción y por un momento vuelve ha ser la auténtica chica Bronx que solía ser cuando era bailarina. Sólo basta con ver su indumentaria, sus movimientos y la letra que en la jerga del popular barrio significa Te quiero , Papi, como haciendo una declaración romántica a un novio. Las paredes llenas de graffitis dieron el toque final para trasladarnos hasta el lugar donde todo empezó.
El lanzamiento del trabajo musical completo está previsto para junio pero no hay prisa porque si de permanecer vigente en las redes sociales y en los medios se trata , no hay duda que JLo sabe perfectamente como hacerlo. No la sacan de la película tan fácilmente. En su caso no hay 007 que le haga sombra.