Fabricantes de arte contemporáneo

Por: | 06 de marzo de 2012

“Todas estas obras han sido creadas por el propio artista, personalmente”.
 (David Hockney en su última exposición en la Royal Academy).

 

Koons

El arte como fábrica. La fábrica del arte. Estos días que se habla tanto de la aparición de la Mona Lisa del Prado hemos redescubierto que, incluso, los creadores más grandes utilizaban el “taller”. Genios como Rubens o Velázquez recurrían a los aprendices para resolver las zonas menos comprometidas de las obras, como los fondos o los paisajes.

Esta digresión sobre el pasado sirve para llevarnos al presente y a otros autores como Jeff Koons, Takashi Murakami, Damien Hirst, Olafur Eliasson o Ai Weiwei. Todos han desarrollado fábricas de creación (o producción, según se entienda) para dar salida a sus productos. En un volumen y cantidad, por cierto, nunca vista en la historia del arte y que deja a Rubens –quizá el mayor productor de pintura antigua de su tiempo– como un aprendiz de brujo.

Hirst le da a la máquina
Una vez más Damien Hirst es el gran chamberlain de la producción. Desde hace años (en 2009 tuvo la idea de pintar sus propios cuadros y fue acribillado por la crítica) cuenta con un ingente batallón de personas elaborando sus obras. No está claro el número exacto de trabajadores del arte que están en su nómina, pues varían según la demanda y el momento del mercado. Y, además, tampoco es muy amigo de contarlo. La prensa británica habla de unos 150 en los momentos de auge repartidos entre varios estudios. Lo paradójico es que mientras sus obras, como las célebres pinturas de puntos (Spot Paintings), se comercializan por varios cientos de miles de euros, quienes las pintan físicamente apenas cobran algo más de 18.000 euros al año. Incluso tiene un estudio dedicado a crear solo estas pinturas, de las que ha producido cientos o miles y que su marchante Larry Gagosian vende estos días a la vez en sus 11 galerías repartidas por todo el mundo.

Hirst
Este concepto warholiano de factoría se extiende a la editorial Other Criteria con la que Damien Hirst pone en el mercado todo tipo de productos de merchandising (camisetas, pósters, libros, toallas, joyas, platos, obra gráfica, trabajos de amigos…). “Lo interesante es que la demanda de su obra, a pesar de la enorme cantidad de piezas que crea, sigue muy fuerte, impulsada, sobre todo, por los coleccionistas (o compradores, que no es lo mismo) chinos, rusos y de Oriente Medio”, apunta el coleccionista Paco Cantos. Todo usando como soporte jurídico su empresa Science Ltd, que está gestionada por su íntimo amigo Jude Tyrrell.  

Parece, por lo tanto, que la moda Hirst no remite. Primero porque, según algunos expertos, sus galeristas atesoran más obras en sus almacenes de la que realmente comunican. Así que actúan como De Beers con la oferta de diamantes: la sujetan o la dan vía libre en función de sus intereses. Y segundo porque el gran activo del trabajo de Hirst es el propio artista. Además sabe tocar las teclas del mercado como nadie. ¿O habría que decir como casi nadie?

Brillo patentado
El americano Jeff Koons trabaja bajo el paraguas de Jeff Koons Productions. Una empresa situada en Manhattan que emplea, según las necesidades, a unas 120 personas y que incluso tiene patentado un sistema de pulido del aluminio y el acero con el que fabrica sus gigantescas y brillantes (por luminosas) esculturas.

Pero quizá sea un recién llegado a este concepto de fábrica como el japonés Takashi Murakami quien ha abrazado con más ardor (aunque sin superar a Hirst) el mercado y su relación con las empresas, por ejemplo, del sector del lujo. Muy conocidas son sus series de obra gráfica creadas para Louis Vuitton. “Parece que el arte contemporáneo y los bolsos de lujo maridan bien”, indica con ironía el coleccionista Marcos Martín Blanco.

Murakami trabaja a partir de un holding (Kaikai Kiki Corporation) con sedes –según se lee en su página web– en Nueva York y Tokio. En la primera utiliza a 20 trabajadores y en la segunda a unos 50. Además, a partir de su factoría, distribuye a otros artistas como Reisato, Chiho Aoshima, Chiatsu Ban, Mahomi Kunikata, Mr y Aya Takano.

Murakami

Junto a estos creadores, el danés Olafur Eliasson –cuyas obras van ganando complejidad técnica cada año– ha creado el Studio Olafur Eliasson, que alberga a arquitectos, ingenieros, diseñadores, fotógrafos… Más de 30 personas. Y el activista Ai Weiwei, antes de sufrir el acoso del Gobierno chino, dirigía una empresa (Fake Design), quizá con un enfoque más tradicional, pues subcontrataban sobre todo los procesos artesanales, que ahora está intentando recomponer. 

Gato por liebre
Este es el escenario fabril en el que se desenvuelve al menos un parte (la más comercial) de la creación contemporánea. La pregunta es: ¿invalida una producción casi ilimitada la calidad de la obra y del proyecto del artista? Escuchemos a la comisaria Rosa Martínez: “Quizá llegue un día en que sea indiferente que los productos los fabrique un único individuo o una corporación. En el futuro la cuestión relevante será cómo articular el acceso masivo a los bienes culturales; es decir, la educación artística que permita dilucidar qué es gato y qué es liebre”.

Enseñar las claves para distinguir ambas especies es, humildemente, uno de los fines de esta bitácora.

Hay 13 Comentarios

Hay una cosa que Damien Hirst ha hecho mejor que muchos, y es asumir y asimiliar que el despilfarro y sobre todo el dinero mal ganado que hoy en día son moneda de cambio en la sociedad turbocapitalista, por lo tanto no ha hecho más que extrapolar la idea al arte. Cada obra suya es un concepto y una patada en el vientre a los que se gastan semejante absurdez de dinero en las mierdas que hace.
Aquí algo más sobre esta idea:

http://innerselves.wordpress.com/2009/12/27/y-el-capitalismo-se-hizo-arte/

En respuesta a victor acevedo:

Todo el arte es mercancía, es decir, sometido al mercado. Existe gracias al capitalismo, lo conocemos gracias al capitalismo, lo reflexionamos gracias al capitalismo. ¿Existe el arte altruista, cual hombre del Paleolítico? Claro que sí, pero jamás lo conoceremos, y por lo tanto, ¿para qué sirve?

La idea de Taller existe por lo menos desde el Renacimiento, eso no es nuevo. No siempre un cuadro, un mural o una escultura pueden ser hechos por una sola mano. El cine también es un arte en el que interviene un equipo de personas. La cuestión está en el precio: una obra hecha por procedimientos industriales tiene que ser barata por definición (por seguir con el ejemplo, una entrada de cine cuesta poco, porque se exhiben cientos de copias de una misma película). Lo sorprendente e insólito es que personajes como Damien Hirsch hayan logrado vender obra producida industrialmente al precio de pieza única. En eso hay que reconocer que son unos genios... del marketing.

La función del arte puede ser múltiple, pero no su objeto. Estamos hablando de diseñadores, ya que es este el contexto en el que se traduce una pieza de carácter más o menos único y original, con fuerte integración conceptual y estética, pero con objeto eminentemente mercantilista. El arte es para soñar, no para vender.

Yo opino que lo importante es la creatividad del artista, es imposible dominar a la perfección todo oficio que se requiere para ciertas obras. Un arquitecto no coloca ladrillos ni mezcla cemento en la obra, lo proyecta y se encarga de ejecutar. Es lo mismo en estos casos.

El problema es que producir un cuadro bueno lleva al menos 40 horas, y si la gente solo puede pagar 200 € de que vas a vivir?

Un recuerdo para para todo el equipo de producción de obra del masivo pintor de Cadaqués.

Artist`s Shit

Miguel Ángel García Vega:
en tu artículo queda claro que sabes de lo que hablas, pero también que deberías repasar tus conocimientos de gramática. Creo que una parte de tu oficio consiste en "escribir bien": a penas (apenas), primero por que (porque), la dan vía libre (le dan), segundo por que (porque), decir cómo casi nadie (como), Pero quizá sea un recién llegado a este concepto de fábrica como es el japonés Takashi Murakami (sobra como es), al menos un parte (una parte). Una falta de ortografía cada nueve renglones.

Todo es gato.(De bazar chino).

Es una nueva época y tiene que haber detractores.

el punto central de "el arte producido en fabricas" es q esas cosas NO SON ARTE . digamos q son " COSAS BONITAS " . El hombre de hace 10000 años q pinto sobre la caverna, con sus manos y un poco de tinta vegetal, hacia arte,,,, una fabrica solo hace cosas bonitas, la diferencia es simple . UNO DE ESTOS " GRANDES ARTISTAS INDUSTRIALES " DIRA ACASO : " ,,, PONDRE MIS SENTIMIENTOS EN ESTAS TAZAS, PERO CLARO, DEBO GANAR 2 MILLONES, ESO ES LO Q CUESTA MI EMOCION " ........
Dicen q muchos compran estas " cosas bonitas ", LASTIMA POR ELLOS, ,,POR LOS QUE SE HAN CONVERTIDO EN CLIENTES : !! ALO, POR SI NO LO SABES, SOLO PIENSAN EN TU DINERO !!!, ASI Q ERES UN TONTO MAS Q COMPRA ALGO, POR Q UN BUEN EXPERO EN MARKETING LOGRO VENDERTELO " .......
EL ARTE Y EL DINERO NO SE LLEVAN ,,,,,,, CUANDO UN TIPO PIENSA EN CUANTOS EUROS LE PAGARAN POR SUS LAGRIMAS, EL ARTE DEJA DE SER ARTE, Y SE CONVIERTE EN MERCANCIA ....../ ....... EN CAPITALISMO

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Con arte y sonante

Sobre el blog

En un mundo de liquidez casi ilimitada, en el que los bancos centrales dan al botón de imprimir billetes a la misma velocidad que Billy el Niño desenfundaba su revolver, los ahorradores (que hoy en día somos todos) han redescubierto el valor de los activos tangibles y limitados.
O sea, que empiezan y acaban. Metales preciosos, arte contemporáneo, antigüedades, vinos, coches de colección, diamantes. Bienes que a su escasez y potencial económico aportan su carácter material. Bienes con arte y sonantes.

Sobre el autor

Miguel Ángel García Vega

Periodista y modesto coleccionista de arte contemporáneo, Miguel Ángel García Vega lleva más de 15 años escribiendo en EL PAÍS. A veces de finanzas, a veces de sociedad, a veces de arte, pero siempre conectando la vida y los números. Este blog quiere ser una piedra de Rosetta con el que entender el universo de los bienes tangibles, que en ocasiones parece, como el mundo, ancho y ajeno.