Locura económica en el mundo del arte

Por: | 12 de mayo de 2012

Apertura

Hay algunas cosas que no son fáciles de explicar. El viernes pasado, el vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn, aseguraba que la recesión sería “suave y corta” en Europa y que una “débil” recuperación empezaría durante la segunda mitad de 2012. Al menos esos eran los cálculos que manejaba la institución. Ya hemos visto cuántas veces se han equivocado. Eso sí, el paro en España del 24% parece que no bajará.

Mientras, ese mismo día, al otro lado del mundo, en Nueva York, después de una dura competencia entre tres compradores, un autorretrato (debajo de esta líneas) del pintor Jean-Michel Basquiat (en su día novio de una jovencísima Madonna) se vendía por la friolera de 16,3 millones de dólares (12,6 millones de euros),que en la práctica suponía el récord del artista.

BasquiatEsta venta era el punto y final (de manera momentánea) a 72 horas de vértigo y locura en el mundo del arte, especialmente el contemporáneo. En solo tres días, los que van del 8 al 10 de mayo pasados, Christie’s, Sotheby’s y Phillips de Pury han logrado unas ventas de 741,9 millones de dólares (573,9 millones de euros). Por trasladarlo a nuestra olvidada peseta (un ejercicio mental muy recomendable), hablamos de 95.500 millones de rubias. Una barbaridad.

Borrachera de ventas
Nunca en su historia Christie’s había vendido tanto –en concreto 388,4 millones de dólares (300,7 millones de euros)– en una subasta de arte de posguerra y contemporáneo. De hecho se quedó muy cerca, a 15 millones de dólares, del récord absoluto que estableció Sotheby’s Nueva York en noviembre de 2007. Justo cuando la economía planetaria empezaba a pintar francamente mal. Por cierto, hay que recordar que esas cifras se han conseguido en un solo día (en concreto, una tarde) de ventas. Números mareantes.  


Christies-Yves

Yves Klein. FC1 (Fire Color 1). 1962. Rematada el 8 de mayo en Christie's Nueva York por 36.482.500 dólares.

Haciendo un resumen de lo sucedido, conviene tener presente que Mark Rothko alcanzó su récord al venderse la pintura Orange, Red, Yellow (1961) por 86,8 millones de dólares; Roy Lichtenstein hizo lo propio con Sleeping Girl (1964) al encontrar comprador en 44,8 millones de dólares y otros artistas lograron cifras igual de estratosféricas, como Francisco Bacon (44,8 millones de dólares); Andy Warhol (37 millones de dólares) o Jackson Pollock (23 millones de dólares).

BACON

Francis Bacon. Figure Writing Reflected in Mirror. 1976. Vendida el 9 de mayo en Sotheby's Nueva York por 44.882.500 dólares.

Los ejemplos empiezan y no acaban. Y todo ello, hay que recordarlo, conviviendo de fondo con los 120 millones de dólares (el precio más alto jamás alcanzado por una obra de arte en subasta) que se habían pagado muy pocos días antes por una versión (la única de las cuatro variaciones de la obra que aún quedaba en manos privadas) de El Grito de Edvard Munch. Incluso en unos números más modestos, las famosas pipas del artista chino Ai Weiwei sumaron su propio récord al venderse una tonelada de ellas por 782.500 dólares (606.000 euros).

AI WEIWEI

Ai Weiwei. Kui Hua Zi. (Semillas de girasol). 2008-2010. Rematada el 9 de mayo en Sotheby's Nueva York por 782.500 dólares. Récord del artista.

No diga bono, diga pintura
Esta es, por escribirlo así, la topografía de la situación. Y qué lectura se puede hacer. Resulta evidente que hay una enorme liquidez (en manos, claro, de unos pocos) en el sistema y que el arte se ha consolidado como una activo financiero más (para lo bueno y lo malo) y, por lo tanto, se maneja con la misma frivolidad que unas acciones o unos bonos.

Jeff wall

Jeff Wall. Dead Troops Talk. 1992. Fotografía.Caja de luz. Edición de dos ejemplares. Adjudicada el 8 de mayo en Christie's Nueva York por 3.666.500 dólares. Récord del artista.

Otra reflexión es que cada vez existen más jugadores particulares, sobre todo chinos, rusos, brasileños, árabes, turcos e indios, que entran en este mercado. Unos atraídos por la pasión de coleccionar y otros (muchos) por la de especular. Entre medias, los precios suben y el sistema público (museos e instituciones) se queda fuera de juego. ¿Cómo va a poder pagar una institución pública 80 millones de dólares por un Rothko? Un ejemplo, el Prado pagó siete millones de euros por la extraordinaria sarga El vino de la fiesta de San Martín de Bruegel el Viejo, y ya fue un enorme esfuerzo para la institución. De hecho, usando el nuevo boom del mercado del arte algunos museos están aprovechando para vender obras, hacer caja y recoger fondos con el fin de comprar (lo poco que aún es posible) antes de que sea todavía más complicado. Desde luego, es una estrategia que tiene evidentes limitaciones.

Bruegel

El Prado compró por siete millones de euros a un particular la sarga El vino de la fiesta de San Martín, de Bruegel el Viejo.

Y esto nos lleva a una pregunta capital, que habrá que contestar en otra entrada. ¿En manos de quiénes estamos dejando algunas de las grandes obras del arte de nuestro tiempo? ¿Son grandes coleccionistas o son grandes oportunistas? Nuestro legado cultural, que es, no lo olvidemos, la interpretación de nuestro propio tiempo, depende de esa respuesta.

 

Para ampliar información sobre el autorretrato de Jean-Michel Basquiat resulta muy interesante este vídeo explicativo de la propia casa de subastas Phillips de Pury.

 

Fotografía de apertura: Artnet. Protestas ante la subasta de El Grito, de Munch.

 

 

 

Hay 4 Comentarios

Lo interesante sería saber quá hay detrás de todas estas compras con precios inflados porque una obra por buena que sea nunca puede llegar a valer las cantidades que les adjudican en las subastas. Me temo que detrás de estas ventas hay lavado de dinero y negocios no muy claros.

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"¿En manos de quién se quedan algunas obras maestras del arte de nuestro tiempo?, ¿son grandes coleccionistas u oportunistas?" con estas palabras terminas tu artículo y nos dejas a tus lectores con una sensación agridulce porque, dado el momento que vivimos en el que la inversión no deja espacio a la filantropía, siempre se queda mejor con un Rothko de 80 millones de dólares que con una finca rústica o un solar valorado en la misma cantidad. Si los nuevos propietarios de las magníficas obras subastadas la semana pasada, además de conservar, investigar, restaurar y proteger sus nuevos "activos financieros", también los comparten prestándolos a las exposiciones temporales que se los soliciten, o incluso más allá, cediéndolos por un tiempo a Museos de Arte Moderno y Contemporáneo, el resto de los mortales podremos, al menos, disfrutar de sus bienes, ¿otra utopía?

Hace unos días se vendió un cuadro de matices de rojo y alguien MUY INTERESADO EN COLGAR ROJOS EN SU PARED lo compró por la friolera de casi 70 millones de euros. Espero que se gaste en aportaciones solidarias mucho más que eso.

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Con arte y sonante

Sobre el blog

En un mundo de liquidez casi ilimitada, en el que los bancos centrales dan al botón de imprimir billetes a la misma velocidad que Billy el Niño desenfundaba su revolver, los ahorradores (que hoy en día somos todos) han redescubierto el valor de los activos tangibles y limitados.
O sea, que empiezan y acaban. Metales preciosos, arte contemporáneo, antigüedades, vinos, coches de colección, diamantes. Bienes que a su escasez y potencial económico aportan su carácter material. Bienes con arte y sonantes.

Sobre el autor

Miguel Ángel García Vega

Periodista y modesto coleccionista de arte contemporáneo, Miguel Ángel García Vega lleva más de 15 años escribiendo en EL PAÍS. A veces de finanzas, a veces de sociedad, a veces de arte, pero siempre conectando la vida y los números. Este blog quiere ser una piedra de Rosetta con el que entender el universo de los bienes tangibles, que en ocasiones parece, como el mundo, ancho y ajeno.

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