Con arte y sonante

Sobre el blog

En un mundo de liquidez casi ilimitada, en el que los bancos centrales dan al botón de imprimir billetes a la misma velocidad que Billy el Niño desenfundaba su revolver, los ahorradores (que hoy en día somos todos) han redescubierto el valor de los activos tangibles y limitados.
O sea, que empiezan y acaban. Metales preciosos, arte contemporáneo, antigüedades, vinos, coches de colección, diamantes. Bienes que a su escasez y potencial económico aportan su carácter material. Bienes con arte y sonantes.

Sobre el autor

Miguel Ángel García Vega

Periodista y modesto coleccionista de arte contemporáneo, Miguel Ángel García Vega lleva más de 15 años escribiendo en EL PAÍS. A veces de finanzas, a veces de sociedad, a veces de arte, pero siempre conectando la vida y los números. Este blog quiere ser una piedra de Rosetta con el que entender el universo de los bienes tangibles, que en ocasiones parece, como el mundo, ancho y ajeno.

¿Por qué Jeff Koons es más caro que Rembrandt?

Por: | 29 de junio de 2012

Koons Heart

Atentos a estas dos imágenes. La de apertura es uno de los famosos corazones colgantes de Jeff Koons (con su, para algunos, carga de profundidad de cursilería), mientras que la que aparece un poco más abajo es un vibrante retrato de Rembrandt perteneciente a la colección de Pieter y Olga Dreesmann. El primero se vendió en 2007 por 23,5 millones de dólares (19 millones de euros), el segundo sale a subasta por ocho millones de libras (cerca de diez millones de euros) el próximo 3 de julio. Pero, ¿por qué se paga el doble por un artista sin consagrar –cuyo trabajo despierta no pocos recelos– antes que por un maestro como Rembrandt? ¿Por qué Damien Hirst o Murakami son más caros que dos nombres incuestionables como, pongamos por caso, Tintoretto o Zurbarán?

Rembrant lot 24

Rembrandt Harmensz van Rijn. Hombre con gola. Se subastará el 3 de julio en la sala londinense de Christie's. Estimado: 8.000.000- 12.00.000 de libras. Foto: cortesía de Christie's.

Pues hemos trasladado estas preguntas a varios expertos y han trazado su particular respuesta a este enigma.

“Principalmente hay dos factores”, explica Carlos Urroz, director de ArcoMadrid. “La mayoría de los coleccionistas son más empáticos con el arte de su época, de sus contemporáneos, puesto que se trata de temas que les son familiares o utilizan una iconografía que les resulta reconocible. Además coleccionar creadores vivos y de tu entorno significa contribuir al desarrollo del tejido cultural”. Y añade: “Existe también un factor de revalorización de la obra, ya que el incremento del precio del arte contemporáneo ha sido sensiblemente superior al del arte antiguo y clásico”.
Pero hay más miradas…

Zurbarán
Zurbarán. Manzanas en una cesta de mimbre. 81,3 x 109,2 cm. Se subastará el 3 de julio en la sala londinense de Christie's. Estimado: 2.500.000- 3.500.000 de libras. Foto: cortesía de Christie's.

“Que Damien Hirst o Jeff Koons valgan más que muchos grandes maestros de la pintura antigua se debe a un interés creciente de los compradores de países con economías emergentes por el arte contemporáneo, en detrimento de obras clásicas”, reflexiona Eduardo Bobillo, responsable de arte contemporáneo de Alcalá Subastas. E introduce una idea interesante: “Los temas fáciles del nuevo arte pop de Koons y Hirst se asimilan en esos mercados con mayor facilidad que los religiosos católicos o mitológicos de la pintura antigua”.

“El mercado de los maestros antiguos ha mostrado una gran estabilidad. A largo plazo ha ido creciendo continuamente, a la vez que un número cada vez mayor de coleccionistas compite por una oferta finita de obras de unos artistas que ya forman parte de la historia del arte”, apunta Richard Knight, codirector del departamento de maestros antiguos y del siglo XIX de Christie’s. “Además, la rareza de piezas, como por ejemplo el constable [se refiere a La Esclusa, perteneciente a la colección de la baronesa Thyssen, que se subasta el 3 de julio], significa que probablemente un coleccionista solo tenga una oportunidad en su vida de adquirir una obra de tanta importancia, y sin duda la aprovechará”.

Damien Hirst pulveriza al índice bursátil S&P 500, pero su "cotización" sufre

Cuadro Hirst

(En principio, los números cuentan que es más rentable "invertir" en Damien Hirst que en el índice Standard & Poor's 500. Sin embargo, las ventas globales de Hirst, que históricamente han superado a las de Jeff Koons, muestran debilidad y volatilidad). Fuente: Artnet.

Ahora bien, y la especulación, tan presente en otros bienes, ¿hasta qué punto es responsable de esta diferencia?

“Ha habido, y sigue existiendo, una especulación desaforada en el arte contemporáneo. Artistas muy jóvenes rápidamente consiguen unas revalorizaciones que superan incluso la de maestros clásicos. Es algo increíble”, admite el coleccionista Paco Cantos. Y añade: “Además se está dando un hecho inaudito. Los catálogos de las subastas están llenos de obras que se revenden apenas un par de años después de ser creadas. Antes esas piezas hubieran necesitado al menos una década para llegar a la reventa”.

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Jean-Etienne Liotard. Mujer pensativa en un sofá. 8,8 x 9,7 cm. Se subastará el 3 de julio en la sala londinense de Christie's. Estimado: 400.000- 600.000 libras. Foto: cortesía de Christie's.

Otro coleccionista, Juan Bonet, expone sus razones. “La diferencia principal es que los artistas emergentes contemporáneos en realidad no se les valora como creadores si no como una marca (Koons, Murakami, Warhol, Hirst), por lo tanto lo que los “coleccionistas-inversores” ven es la marca, de ahí que con la ayuda de las grandes galerías y casas de subastas los precios vayan subiendo”. Y avanza: “Una galería nunca dejará que los precios de su artista estrella bajen. Un creador muerto hace 200 años y del que no hay stock de obras, ¿a quién le interesa que suban los precios? ¿No sé si me explico?” Alto y claro.

 

Foto de apertura. Cortesía de Artnet. Jeff Koons. Hanging Heart (Magenta/Gold).1994-1996.

El arte planta cara al rescate de España

Por: | 21 de junio de 2012

Bill ViolaDesde hace unos años, siempre que asoma la palabra crisis en el retrovisor de la economía mundial, el arte contemporáneo engorda en apreciación. De repente (o no tanto) muchos se han dado cuenta de la capacidad generadora de ingresos que tiene esta industria. De hecho, la feria Art Basel ha disfrutado de un lustroso aspecto de “todo vendido” en su última edición. “Se han revivido viejas fiebres de ediciones pasadas, cuando algunos compradores trataban de colarse, incluso el día del montaje, para optar a las mejores piezas”, recuerda el coleccionista Marcos Martín Blanco.

Esas sensaciones han vuelto. ¿Pero es el arte tan buena opción? ¿Se puede tratar de igual manera que un bono o un título de una compañía? Sí y no. El arte entendido como inversión tiene altas barreras de entrada. Una de ellas es algo tan sencillo y complicado a la vez como escoger. “Existe una ingente oferta en el mercado, donde actúan miles de creadores, pero únicamente muy pocos, menos de un 1%, tienen cotización; o sea mercado”, reflexiona el coleccionista Paco Cantos. Tanto es así que se estima que actualmente hay más de 400.000 artistas que tienen presencia más o menos constante en el mundo del arte. Así que si únicamente pensamos en términos de inversión (lo cual no es muy aconsejable) resulta necesario tener claro algunas ideas para escoger con acierto ante esta enorme oferta.

Maurzio CattelanLo caro sale caro. Frente a la noción clásica de que lo barato sale caro, en el arte contemporáneo (esto es una regla general, por lo tanto hay que analizar caso por caso) cuanto más se paga por una obra más disminuye el riesgo de la inversión. Los valores consagrados son caros, pero a la vez seguros.

¿Hay algún comprador ahí fuera? El arte es bastante ilíquido. La vía habitual para vender una obra que se ha adquirido son las casas de subastas y éstas celebran un número limitado de ventas al año. Además, claro, están las comisiones que aplican (de media un 20%) así como diversos gastos que a veces se olvidan. Por ejemplo, el traslado internacional de la obra. Enviar un óleo de 2 x 2 metros a una casa de subastas internacional, en busca de más oportunidades de venta, situada en Londres o Nueva York, bien puede superar los 6.000 euros, si tenemos en cuenta gastos como seguros y embalajes.

Desechado el concepto de comprar por comprar, como en cualquier otra actividad, hay que entender que el arte contemporáneo también tiene sus blue chips y sus propuestas emergentes. Por lo tanto, si pensamos construir una cartera que mezcle artistas emergentes con consagrados y que funcione como una especie de “cartera antirrescate” lo mejor es acudir a expertos y coleccionistas. Le hemos pedido a cuatro que nos den sus recomendaciones para protegernos de la crisis. Y estas son sus respuestas y sus artistas.

Paco CantosFrancisco Cantos, coleccionista
1º Damien Hirst
2º Doug Aitken
3º Bill Viola
4º Maurizio Cattelan
5º Jerónimo Elespe

EM-25Estefanía Meana, coleccionista
1º Paul Graham
2º Carlos Garaicoa
3º Willie Doherty
4º Mark Wallinger
5º Rosa Barba

MYCristina Giménez, directora de la galería Ivory Press
1º Ai Weiwei
2º Los Carpinteros
3º Tacita Dean
4º Vicky Uslé
5º Luisa Lambri

MarcosMarcos Martín Blanco, coleccionista
1º Jenny Saville
2º Marlene Dumas
3º Marilyn Minter
4º John Currin
5º Gerhard Richter

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fotografía de apertura: Cinco ángeles para el milenio (2001). Vídeo, de Bill Viola/Kira Perov.
Fotografía de interior: Obra de Maurizio Cattelan. AFP.

Visita guiada a los coleccionistas secretos (II)

Por: | 18 de junio de 2012

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Esta es la segunda entrada de una pequeña serie que iniciamos hace unas semanas y que pretende ser una visita guiada por algunas de las colecciones privadas más importantes de España de arte contemporáneo. En esta ocasión hacemos parada y fonda en la de Fernando Meana (fotografía superior) y, su mujer, Mariví Larrucea.

Parafraseando a Rafael Alberti, este coleccionista bilbaíno es un abogado en tierra. Especialista en derecho marítimo, fundó en Madrid uno de los primeros despachos de España orientados solo a esta actividad. Siempre fue consciente –en aquella piel de toro de los años sesenta– de que esa gente tallada en madera de boj debía tener quien peleara por sus derechos. Y a eso se dedicó.

Resulta importante conocer su actividad profesional para entender qué y porqué colecciona. “Compro las obras que me emocionan, que me hacen pensar, que hablan de mi tiempo, de lo que en él sucede y de lo que está por llegar”, reflexiona Fernando Meana. Esta mirada adelantada explica que empezara a adquirir con fuerza, hace más de 20 años, piezas de artistas latinoamericanos. Actualmente forman parte de la corriente central del mercado. Pero hace dos décadas poca gente se acordaba de ellos en España y menos los coleccionaba. 

Pues bien, para nuestra particular visita guiada el propio coleccionista ha seleccionado 13 obras (de un total que supera las 300) que a su juicio definen en gran parte su colección. Es un viaje que nos lleva por Juan Muñoz, Tracey Emin, Francis Alys, Zoe Leonard, Carlos Garaicoa, Miroslaw Balka, Boetti… Un viaje que bien se explica con el nombre de la colección: Entre Chien et Loup. Expresión francesa que nos habla de lo indeterminado, de lo abierto, de lo que sucede entre el día y la noche; en ese espacio de la duermevela en el que incluso los lobos parecen corderos. Entremos.

 

1º Juan Muñoz. Dos centinelas sobre suelo óptico.

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2º Josiah McElheney. For a grave of a woman.

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 3º Zoe Leonard. Geoffrey Beane Fashion Show.

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4º Jenny Holzer. Untitled.

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5º Thomas Hirschhorn. Art Center 6 (blow down).

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6º Carlos Garaicoa. Muros.

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7º Tracey Emin. Very Happy Girl.

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8º Eugenio Dittborn. Código de Aguas. (Airmail Painting; nº 160).

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9º Miroslaw Balka
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10º   Francis Alys. Untitled.

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11º Paul Graham. Untitled nº10 (Man Praying). Atlanta. From American Night.

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12º Franz Ackermann. Versteck 1. (Bootshaus).

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13º Boetti. Senza titulo.

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En la próxima visita recalaremos en la colección del empresario y emprendedor mallorquín Juan Bonet, quien se ha especializado sobre todo en vídeo.

Cortesía de las imágenes: Colección Meana-Larrucea. Fotografía de apertura: Estefanía Meana.

El País

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