Con arte y sonante

Sobre el blog

En un mundo de liquidez casi ilimitada, en el que los bancos centrales dan al botón de imprimir billetes a la misma velocidad que Billy el Niño desenfundaba su revolver, los ahorradores (que hoy en día somos todos) han redescubierto el valor de los activos tangibles y limitados.
O sea, que empiezan y acaban. Metales preciosos, arte contemporáneo, antigüedades, vinos, coches de colección, diamantes. Bienes que a su escasez y potencial económico aportan su carácter material. Bienes con arte y sonantes.

Sobre el autor

Miguel Ángel García Vega

Periodista y modesto coleccionista de arte contemporáneo, Miguel Ángel García Vega lleva más de 15 años escribiendo en EL PAÍS. A veces de finanzas, a veces de sociedad, a veces de arte, pero siempre conectando la vida y los números. Este blog quiere ser una piedra de Rosetta con el que entender el universo de los bienes tangibles, que en ocasiones parece, como el mundo, ancho y ajeno.

CIA: la colección de arte más secreta del mundo

Por: | 05 de julio de 2012

Tarynsimon_cia

Tras no pocos dimes y diretes, la oficialidad del arte contemporáneo ha establecido que la CIA impulsó y apoyó en secreto el expresionismo abstracto –ya saben, Jackson Pollock, Willen de Kooning, Mark Rothko, Robert Motherwell– como réplica a la pintura oficialista de la Unión Soviética. Eran los tiempos de la Guerra Fría. El expresionismo se vendía (a precios muy elevados, por cierto) como un ejercicio de libertad individual; de transgresión de las normas, de creatividad frente a la encorsetada, gris, decimonónica y dirigida pintura soviética.

Sin embargo, la propaganda ocultaba otra realidad en Estados Unidos, la que definía McCarthy, y su caza de brujas, o un FBI dirigido por un siniestro J. Edgar Hoover. Y no nos engañemos, el arte moderno no era entendido, ni apreciado, por la gran mayoría de los americanos. El presidente Truman resumió el sentido del país cuando dijo aquello de: “Si esto es arte, entonces yo soy un hotentote”.

Pero la CIA (que para situarse en el tiempo hay que recordar que se fundó en 1947) no cejó en su estrategia. Había visto las tremendas posibilidades del arte (en todas su formas de expresión: escritura, música, pintura) y no estaba dispuesta a dejar escapar la oportunidad. Así que continuó apoyando en secreto la promoción, sobre todo fuera del país, de exposiciones que enseñaran el trabajo de los pollock, rothko o de Kooning.

Jackson Pollock n28 email

Agentes reclutados en Harvard

Y desde su mirada tenía todo el sentido del mundo, pues no hay que olvidar que en los primeros años de la agencia su equipo estaba formado, sobre todo, por estudiantes reclutados en Harvard y Yale, a quienes el arte moderno les resultaba más próximo y además entendían su gran potencial como elemento de propaganda. Eso sí, no era barato. Desde que Pollock apareció (1949) en la revista Life como el pintor americano vivo más importante, los precios de sus obras, y las de sus compañeros, subían mes a mes, y las exposiciones se encarecían mucho. Por lo que la CIA tuvo que establecer sistemas paralelos (y una vez más, secretos) de financiación, como la creación de fundaciones que pagaban indirectamente las exhibiciones. Al menos así lo cuenta una de las teorías más aceptadas.

CIA Imagen.En las paredes de Langley
Valga este retorno al pasado para leer con más precisión el presente y entender (y esto es casi desconocido) que la agencia tiene una unidad (Fine Arts Commission) que se encarga de comprar arte y repartirlo en los diferentes edificios de la CIA. Esta interesante historia nos la cuenta la artista neoyorkina Taryn Simon en su recomendable serie de fotografías “An American Index of The Hidden and Unfamiliar”.

De hecho, la pieza que abre esta entrada muestra dos pinturas de Thomas Downing que están en préstamo a largo plazo y que provienen de la colección Vincent Melzac. “Downing”–explica Taryn Simon–“fue un miembro de la Washington Color School, un grupo de pintores activos después de la II Guerra Mundial cuya influencia ayudó a establecer la ciudad como un centro para las artes y la cultura”. Y, por su parte, “Vincent Melzac fue un coleccionista privado de arte abstracto y director de la galería Corcoran”. Por cierto, faltaba explicarlo. Las obras de Thomas Downing que han visto al inicio del post cuelgan de las paredes de las oficinas centrales originales de la CIA en Langley (Virginia). ¿Se les ocurre algún sitio más secreto para una colección?

 

 

Fotos, por orden de aparición en la bitácora: Taryn Simon. The Central Intelligence Agency, Art. CIA Original Headquarters Building. (Langley, Virginia). Cortesía: Galería Gagosian. Jackson Pollock. Number 28. Año 1951. Cortesía: Christie's.Y vestíbulo de la CIA en Langley, Virginia/AFP.

 

 

 

El País

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