En una época en la que los grandes museos del mundo son cada vez más celosos con los derechos de imagen de las obras que albergan ha sorprendido, y mucho, la decisión del Rijksmuseum de Ámsterdam. A través de su página web, los internautas podrán descargarse de forma gratuita, y en alta resolución, cualquiera de las miles de imágenes que atesora. Pero hay más. El propio museo anima a los visitantes a que utilicen esas fotos digitales para hacerse camisetas, tazas, bolsos, platos, tatuajes, papel higiénico… Lo nunca visto.
A nadie se le escapa el excelente negocio que para estas instituciones supone toda la parafernalia que rodea al merchandising del arte. Pero parece que el Rijksmuseum no tiene ningún miedo a competir contra sí mismo, y más de 125.000 imágenes (Mondrian, Rembrandt, Vermeer, Van Gogh) llegan al alcance público a través de Rijksstudio, un apartado de su web que gestiona las descargas. La idea, narra The New York Times, es añadir unas 40.000 imágenes al año hasta completar el millón de obras de arte que atesora la colección, que recorre ocho siglos de historia de la expresión artística de la Humanidad.
La ronda de noche, el mítico lienzo de Rembrandt, se puede descargar, por vez primera, de forma gratuita en alta resolución desde la página web del Rijksmuseum.
Lo cuenta, y lo explica, Taco Dibbits, director de las colecciones del Rijksmuseum. “Somos una institución pública. En Internet es muy difícil controlar tus derechos de imagen o cómo se usan. Por eso hemos decidido que sería mejor que la gente utilizara una imagen en alta resolución de La lechera [célebre cuadro de Veermer pintado en 1660, y que sirve de apertura de esta entrada] procedente de nuestro museo a que empleara una muy mala”. Y añade: “Si quieren tener un vermeer en su papel higiénico es preferible que la imagen sea de muy alta calidad a una de baja resolución”.
El pragmatismo del norte de Europa se apoya en el hecho de que el museo holandés ha estado cerrado durante diez años por reformas y han tenido tiempo y presupuesto (un millón de euros pagados por BankGiro) para emprender esa ingente tarea de digitalización. Pero esta iniciativa, no teman, será un grano dentro del granero. Ningún museo del planeta parece dispuesto a perder (o reducir) esta fuente de ingresos. Y menos en el mundo del arte contemporáneo. Un lugar donde hay que lidiar con artistas vivos, herederos, familiares, fundaciones… Y es una pena, pues si algún sentido tiene el arte es, sobre todo, su difusión. El público lo agradecería. Un dato. Desde que el servicio online del Rijksstudio está disponible, o sea en octubre pasado, cerca de 200.000 personas se han descargado imágenes. Poniendo en evidencia que el arte interesa a una enorme minoría.
Los diseñadores holandeses del estudio Droog han utilizado un detalle de esta imagen (un bodegón de flores del pintor del siglo XVII Jan Davidsz de Heem) para crear un tatuaje.
Nota: Todas las fotografías de esta entrada han sido descargadas desde el Rijksmuseum y aparecen en la misma resolución que sirve para traslardarlas a una camiseta, plato, tatuaje, bolso...