Cuenta Bill Viola (Nueva York, 1951) que cuando
solo tenía seis años estuvo a punto de morir ahogado. Jugaba junto a su primo
en un lago y tras lanzarse al agua se sintió arrastrado hacia el fondo, envuelto
en un remolino del que no podía zafarse. Pero también cuenta –quien está
considerado el principal videoartista del mundo– que sintió una gran calma y
tranquilidad. Nada de angustia o desesperación. Al poco tiempo, su tío, le rescataba
arrastrándole con fuerza hacia la superficie, y le arrebataba de esa extraña
Arcadia.
Quien conozca el trabajo de Bill Viola sabrá que
a pesar de usar las tecnologías más modernas en la filmación y ese movimiento
ultra lento –que ya es una seña de identidad mil veces imitada– en realidad hablamos
de un creador clásico. Como a los grandes artistas, le interesa enfrentarse a
los temas trascendentes. La vida, la muerte y el tránsito entre una y otra (The Passing). Por eso su trabajo parece sostenerse
en los cuatro elementos esenciales de la Grecia clásica: aire, tierra, fuego y
agua. A este último recurre en su exposición (Frustated Actions and Futile Gestures, Acciones fallidas y gestos estériles) que estos días, y hasta el 27
de julio, puede verse en la galería londinense Blain Southern. El artista
neoyorkino, el caravaggio del
videoarte, recupera esa experiencia de la niñez, la lleva a su terreno, o sea, al
vídeo, y titula una de sus series más rotundas The Dreamers, siete pantallas individuales que representan otros
tantos retratos bajo el agua de personas que semejan soñar o dormir. Sin duda,
esta es la mejor imagen de Bill Viola: ardiendo en las aguas, ahogado en el
fuego. Hablamos con él de lo sagrado y lo profano.
Pregunta. ¿Qué puede contarnos de su exhibición
de Londres? ¿Qué podemos ver?
Respuesta. Se titula Frustrated Actions and
Futile Gestures, y está relacionada con la obra más reciente que muestro en la
exposición, The Chapel of Frustrated
Actions and Futile Gestures (La capilla de las acciones fallidas y los gestos
estériles). Reflexiona sobre todas las pequeñas cosas que hacemos en la
vida que deben repetirse continuamente, sin fin, y cómo reconocemos estas
actividades en nuestras vidas. Además hay trabajos de la serie Mirage (Espejismo), que está grabada en el desierto de Mojave –en el sur de
California–, donde las temperaturas alcanzan los 50º centígrados en el verano y
se forman espejismos bajo el sol del mediodía. Y también se puede ver The Dreamers [junto a estas líneas], una instalación con varias
pantallas que pertenece a la serie Retratos
de agua, que muestra imágenes de personas durmiendo y soñando sumergidas en
el fondo del lecho de un río.